El juramento de los batavos
Datos principales
Autor
Rembrandt Harmensz,Harmenszoon van Rijn
Fecha
1661-62
Material
Dimensiones
196 x 309 cm.
Museo
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Desde la segunda mitad del siglo XVI los Países Bajos estaban en guerra contra España por lo que se eligieron diferentes episodios de la rebelión de los bátavos para decorar el Ayuntamiento de Amsterdam, en la actualidad el Palacio Real. Los bátavos eran un pueblo que, como los holandeses, se habían rebelado contra sus opresores, los romanos, encontrándose cierto paralelismo entre ambos casos. En un principio se encomendó la obra a Govaert Flinck , quien murió al iniciarse los trabajos, repartiéndose la serie entre varios pintores. Rembrandt fue el encargado de representar el episodio del Juramento en el que aparece el promotor de la rebelión, Claudio que era tuerto, junto a los demás jefes en el momento de unir sus espadas para juramentarse contra el enemigo romano. La revuelta se inició en el año 69 después de Cristo pero fracasó al año siguiente.El lugar donde estaba destinada la pintura era la sombría esquina este de la sala por lo que Rembrandt recurrió a iluminar la mesa con un potente foco de luz que incluso parece salir de la propia mesa por los reflejos de las espadas. Este foco ilumina ligeramente a las figuras, recortándolas de la oscuridad del fondo. Esa sensación de luz artificial la sabía conseguir perfectamente el maestro gracias a su conocimiento de la escuela veneciana con Tintoretto y Tiziano como promotores de este tipo de iluminaciones. De hecho Rembrandt ya la había empleado en La negación de Pedro o en La cena de Emaús .Al estar colocado el lienzo a siete metros de altura, el maestro empleó una perspectiva de abajo a arriba. Pero curiosamente el cuadro fue descolgado de su emplazamiento original y sustituido por otra obra del mismo tema de Jurriaen Ovens. ¿Por qué se cambió? ¿Quizá por qué Rembrandt tardó mucho en entregarlo o por qué no gustó su forma de representar la escena? Desconocemos esas respuestas pero sí sabemos que el cuadro fue recortado y entregado a otro cliente, posiblemente para satisfacer así una de las numerosas deudas contraídas por el maestro.