Crucifixión de San Pedro
Datos principales
Autor
Fecha
1638-40
Estilo
Material
Dimensiones
328 x 220 cm.
Museo
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La última década de su vida Rubens la dedicó especialmente a "llevar una vida tranquila junto a mi mujer y mis hijos y no desear otra cosa en el mundo más que vivir en paz". Compró un castillo en Het Steen y se interesó por el paisaje . Pero curiosamente, en estos últimos años, el maestro flamenco incorpora mayor crueldad a sus asuntos religiosos, realizando martirios, temática que anteriormente no había tratado. La violencia que incorpora en estos trabajos se pone claramente de manifiesto en el Martirio de San Livinio o la Crucifixión de San Pedro que aquí contemplamos, obras en las que el maestro "penetra en lo brutal con toda la fuerza sugestiva de que dispone allí donde el tema le brinda ocasión; mas sabe, no obstante, desmaterializar en cierto modo lo repulsivo por la manera de presentarlo pictóricamente y hacer que los factores estéticos dominen sobre el asunto mismo" (Weisbach, 1948).El lienzo fue encargado por la familia Jabach para el altar mayor de su iglesia parroquial de Amberes, el templo en el que estaba sepultado el padre del pintor, Jan Rubens, por lo que podemos considerar también esta obra como un delicado epitafio dedicado por Rubens a su padre. La escorzada figura de San Pedro parece dirigirse al espectador, tomando como referencia la obra pintada por Caravaggio para la iglesia romana de Santa Maria del Popolo. Los sayones clavan con todas sus fuerzas al santo a la cruz, creando una situación de tensión, violencia y energía que es característica de la producción del maestro.
Las monumentales figuras recuerdan a Miguel Angel y las esculturas clásicas que Rubens tomó como modelos en sus primeros trabajos. Pero la novedad la encontramos en el tratamiento de la luz y el color, inspirándose en Tiziano para crear una admirable sensación atmosférica que envuelve a los personajes e intensifica la fuerza del momento representado por Rubens. Sólo la figura del ángel que porta la palma del martirio y la corona de laurel como símbolo de triunfo pone algo de paz en esta dramática escena, en la que no debemos dejar pasar una referencia a los expresivos rostros de las diferentes figuras, transmitiendo el miedo en el santo o el odio en los sayones. Nos encontramos ante una obra cargada de barroquismo realizada por el mejor representante de este movimiento.
Las monumentales figuras recuerdan a Miguel Angel y las esculturas clásicas que Rubens tomó como modelos en sus primeros trabajos. Pero la novedad la encontramos en el tratamiento de la luz y el color, inspirándose en Tiziano para crear una admirable sensación atmosférica que envuelve a los personajes e intensifica la fuerza del momento representado por Rubens. Sólo la figura del ángel que porta la palma del martirio y la corona de laurel como símbolo de triunfo pone algo de paz en esta dramática escena, en la que no debemos dejar pasar una referencia a los expresivos rostros de las diferentes figuras, transmitiendo el miedo en el santo o el odio en los sayones. Nos encontramos ante una obra cargada de barroquismo realizada por el mejor representante de este movimiento.