Desarrollo
Existen armas que, técnicamente, cuando mueren, dejan un vacío, en el sentido de que ninguno retoma ya sus conceptos inspiradores o sus sistemas de construcción. Este hecho ha sucedido incluso con armas famosísimas, las cuales, hijas de su tiempo, han tenido que dejar paso al progreso quedando vivas tan sólo por su fascinación imperecedera. Ejemplos célebres pueden ser las pistolas Mauser C 96 y la Parabellum de Georg Luger. Ciertamente, esto no vale para la MP 38, un arma que ha hecho escuela en el mercado de las pistolas ametralladoras, especialmente por lo que se refiere a sus partes de lámina impresa y por el uso de materiales sintéticos. La sigla MP significa "Maschine Pistole", es decir, pistola ametralladora, mientras que le número 38 indica el año de adopción del arma (1938) por parte del ejército alemán. Comúnmente, a este arma se le conoce con el nombre de "Schmeisser", pero es un error, ya que el proyectista Hugo Schmeisser no participó en la puesta a punto de la MP 38. Era únicamente el director de la fábrica Haenel de Shul, una de las encargadas de fabricar esta arma (en la versión MP40) durante el período bélico. Si se le quiere dar una paternidad a la MP 38, ésta le corresponde a Berthold Geiper, director de Erfurter Maschinenfabrik Werke (Erma), quien desde los primeros años Treinta había puesto a punto toda una serie de prototipos que habrían conducido al nacimiento de la MP 38. dichos prototipos se propusieron al Oberkommando de la Wehrmacht (OKW), es decir, el Alto Mando de las Fuerzas Armadas del Tercer Reich, aunque los generales alemanes se habían negado a considerar que dicha arma fuera más apropiada a las necesidades de la policía que a las de los militares.
Es un razonamiento fruto de una mentalidad ligada aún a la guerra de trincheras del primer conflicto mundial, mientras que en las calles de las grandes metrópolis americanas, los gánsgter como Al Capone habían demostrado ampliamente de qué potencia de fuego era capaz un solo hombre armado con una pistola "mitra" en los encuentros a corta distancia. Tal vez, intuyendo que la guerra que iba a estallar se desarrollaría sobre todo en encuentros a corta distancia, por sorpresa, rápidos y devastadores (se pensaba usar la Blitzkrieg), los generales del OKW cambiaron de idea y encargaron a Berthold Geiper que preparara rápidamente un arma de ráfaga fiable, compacta y económica, destinada a las tropas motorizadas, a los paracaidistas y a los equipamientos de los carros de combate. En pocos meses, el arma ya estaba lista, con una línea que todavía hoy resulta moderna y que en aquellos tiempos tendría que parecer de futuro. Adiós, por tanto, al costoso y complejo (de construir) pie de madera del viejo mosquetón automático Bergmann MP 18/1 adoptado en la Gran Guerra, para dejar el puesto a una simple pero funcional muleta abatible de tubo metálico; y adiós también al "todo de acero" para dejar paso, por primera vez en la historia de las armas de ordenanza, a partes de aluminio y partes de materiales sintéticos. Para ser más exactos, el chasis es una fundición de aluminio, mientras que la empuñadura y el asta están impresos a alta presión con resina de fenol y fibra de celulosa.
El material que se obtiene de esta forma es ligero y muy resistente a los golpes, insensible a los agentes atmosféricos y, además, aislante térmico para la mano, hecho que tiene su importancia cuando se trata de disparar ráfagas prolongadas, en definitiva, parece que se trata de un arma moderna; efectivamente, como ya lo hemos indicado, la MP 38, ha enseñado mucho a los proyectistas de armas del siglo XX. Estructuralmente la MP 38 nos recuerda también mucho las armas modernas: no tiene una carcasa normal como la de las ametralladoras de la época, sino que está formada por subgrupos, igual que los actuales fusiles de asalto: el arma se divide principalmente en bloque de culata y bloque de disparo. El primero está formado por un elemento tubular dentro del cual se desliza el obturador; comprende obviamente el gran orificio por el que se mete el cargador, y tiene el extremo afilado para fijar el cañón a través de una simple correa, lo que permite un fácil y rápido cambio de cañón En la parte posterior, la culata está cerrada por la estructura misma del bloque de disparo, realizado en láminas de acero y caracterizada por un mecanismo simplicísimo, también porque el arma puede disparar solamente a ráfaga continua y un solo hombre muy preparado llega a maneja el gatillo de forma que deja salir un disparo cada vez; en la práctica, tan sólo hay tres piezas: gatillo, diente de contención y una horquilla que los une. A su vez, el bloque de disparo está sujeto al chasis de la empuñadura (realizada con aleaciones ligeras y barnizadas de negro), con tornillos y pasadores.
El arma se reconoce estéticamente entre miles por el particular perfil del cañón debido a la aleta inferior, cuya finalidad es anclar el cañón del arma en la tronera de un medio acorazado de forma que durante el tiroteo no se caiga en el interior del vehículo por culpa de cualquier movimiento brusco del mismo, ocasionando unas inimaginables consecuencias desastrosas para el equipamiento. También es característica la mira, protegida por un túnel, así como la rosca que preserva el volante del cañón. Desenroscando dicha rosca se puede montar en la boca del arma un esfuerzo de retroceso, absolutamente indispensable para hacer funcionar el arma cuando se disparan municiones de salva para adiestramiento. Sobre el funcionamiento de la MP 38 no hay mucho que decir ya que utiliza un sistema normal de cierre de masa. Como todas las ametralladoras dotadas de un cierre lábil y con percutor fijo en el obturador, dispara partiendo de la posición de apertura. Es interesante el hecho de que el largo percutor está colocado de forma inusual sobre la parte anterior del muelle de recuperación teniendo que atravesar completamente el obturador. Es original también el hecho de que el muelle esté colocado en un tubo telescópico formado por tres elementos de forma tal que cualquier cuerpo extraño no pueda meterse entre la espiral del muelle. Estas características hacen el arma extremadamente fiable, fácil de reparar en caso de necesidad y controlable en el tiro, el cual, en caso de ráfagas breves, es fácilmente controlable gracias a las pocas vibraciones que general.
En definitiva, la MP 38 se mostró un arma prácticamente perfecta. Su único y verdadero defecto es la falta de un sistema de seguridad adecuado: en la práctica sólo se puede bloquear el obturador en posición de apertura colocando la manilla del armamento en el escaso hueco de la caja de la culata, a la altura del gatillo. Es fácil imaginar lo incómodo que resulta comenzar a disparar rápidamente partiendo de esta posición; la única alternativa es dejar el obturador cerrado, aunque en este caso existe el peligro de que si el arma choca violentamente por la parte del pie, pueden salir disparados una o más balas. No se trata de un incidente teórico, es más, ya durante la invasión de Polonia en 1939, se produjeron numerosos incidentes de este tipo que, al parecer, causan numerosas víctimas. Esto se produce debido a que cuando el arma sufre un violento golpe en la parte posterior de la culata, el obturador, por inercia, tiende a echarse hacia atrás lo suficiente como para superar el hueco del cargador; empujando hacia delante por el muelle, puede extraer un cartucho de la boca del cargador y percutir la cápsula con fuerza suficiente para hacer partir el disparo. Este problema se resolverá con la versión mejorada del MP 38, es decir, la famosísima MP 40. En este arma, la manilla de armamento está dividida en dos piezas coaxiales de tal forma que permite mantener el obturador bloqueado en posición de cierre simplemente haciendo presión hacía dentro de forma que se enganche la manilla en un perno semicircular soldado en la misma caja del obturador.
La MP 40 obviaba también otro defecto de la MP 38: el elevado coste de realización. En efecto, aunque avanzada, en relación con otras armas de la época, la MP 38 se construía todavía con máquinas tradicionales (tornos y fresadoras), lo que hacía aumentar el coste y el tiempo de producción, cosa que no gustaba al Alto Mando del Ejército, ocupado en la "Guerra Relámpago". La MP 40 había sido estudiada para poder ser fabricada rápidamente y con su gasto contenido. He aquí por qué comenzaron a usarse cada vez más las láminas impresas y las juntas ribeteadas con distintos tipo de soldadura, sobre todo eléctrica, "de punto", económica y rápida. En la práctica, las máquinas se utilizaban sólo para la elaboración del cañón y del obturador. Así nació la MP 38, perfeccionada posteriormente con la MP 40, un nuevo sistema de fabricar armas de guerra, sistema que antes o después adoptarían todas las naciones, tanto las pobres como las ricas.
Es un razonamiento fruto de una mentalidad ligada aún a la guerra de trincheras del primer conflicto mundial, mientras que en las calles de las grandes metrópolis americanas, los gánsgter como Al Capone habían demostrado ampliamente de qué potencia de fuego era capaz un solo hombre armado con una pistola "mitra" en los encuentros a corta distancia. Tal vez, intuyendo que la guerra que iba a estallar se desarrollaría sobre todo en encuentros a corta distancia, por sorpresa, rápidos y devastadores (se pensaba usar la Blitzkrieg), los generales del OKW cambiaron de idea y encargaron a Berthold Geiper que preparara rápidamente un arma de ráfaga fiable, compacta y económica, destinada a las tropas motorizadas, a los paracaidistas y a los equipamientos de los carros de combate. En pocos meses, el arma ya estaba lista, con una línea que todavía hoy resulta moderna y que en aquellos tiempos tendría que parecer de futuro. Adiós, por tanto, al costoso y complejo (de construir) pie de madera del viejo mosquetón automático Bergmann MP 18/1 adoptado en la Gran Guerra, para dejar el puesto a una simple pero funcional muleta abatible de tubo metálico; y adiós también al "todo de acero" para dejar paso, por primera vez en la historia de las armas de ordenanza, a partes de aluminio y partes de materiales sintéticos. Para ser más exactos, el chasis es una fundición de aluminio, mientras que la empuñadura y el asta están impresos a alta presión con resina de fenol y fibra de celulosa.
El material que se obtiene de esta forma es ligero y muy resistente a los golpes, insensible a los agentes atmosféricos y, además, aislante térmico para la mano, hecho que tiene su importancia cuando se trata de disparar ráfagas prolongadas, en definitiva, parece que se trata de un arma moderna; efectivamente, como ya lo hemos indicado, la MP 38, ha enseñado mucho a los proyectistas de armas del siglo XX. Estructuralmente la MP 38 nos recuerda también mucho las armas modernas: no tiene una carcasa normal como la de las ametralladoras de la época, sino que está formada por subgrupos, igual que los actuales fusiles de asalto: el arma se divide principalmente en bloque de culata y bloque de disparo. El primero está formado por un elemento tubular dentro del cual se desliza el obturador; comprende obviamente el gran orificio por el que se mete el cargador, y tiene el extremo afilado para fijar el cañón a través de una simple correa, lo que permite un fácil y rápido cambio de cañón En la parte posterior, la culata está cerrada por la estructura misma del bloque de disparo, realizado en láminas de acero y caracterizada por un mecanismo simplicísimo, también porque el arma puede disparar solamente a ráfaga continua y un solo hombre muy preparado llega a maneja el gatillo de forma que deja salir un disparo cada vez; en la práctica, tan sólo hay tres piezas: gatillo, diente de contención y una horquilla que los une. A su vez, el bloque de disparo está sujeto al chasis de la empuñadura (realizada con aleaciones ligeras y barnizadas de negro), con tornillos y pasadores.
El arma se reconoce estéticamente entre miles por el particular perfil del cañón debido a la aleta inferior, cuya finalidad es anclar el cañón del arma en la tronera de un medio acorazado de forma que durante el tiroteo no se caiga en el interior del vehículo por culpa de cualquier movimiento brusco del mismo, ocasionando unas inimaginables consecuencias desastrosas para el equipamiento. También es característica la mira, protegida por un túnel, así como la rosca que preserva el volante del cañón. Desenroscando dicha rosca se puede montar en la boca del arma un esfuerzo de retroceso, absolutamente indispensable para hacer funcionar el arma cuando se disparan municiones de salva para adiestramiento. Sobre el funcionamiento de la MP 38 no hay mucho que decir ya que utiliza un sistema normal de cierre de masa. Como todas las ametralladoras dotadas de un cierre lábil y con percutor fijo en el obturador, dispara partiendo de la posición de apertura. Es interesante el hecho de que el largo percutor está colocado de forma inusual sobre la parte anterior del muelle de recuperación teniendo que atravesar completamente el obturador. Es original también el hecho de que el muelle esté colocado en un tubo telescópico formado por tres elementos de forma tal que cualquier cuerpo extraño no pueda meterse entre la espiral del muelle. Estas características hacen el arma extremadamente fiable, fácil de reparar en caso de necesidad y controlable en el tiro, el cual, en caso de ráfagas breves, es fácilmente controlable gracias a las pocas vibraciones que general.
En definitiva, la MP 38 se mostró un arma prácticamente perfecta. Su único y verdadero defecto es la falta de un sistema de seguridad adecuado: en la práctica sólo se puede bloquear el obturador en posición de apertura colocando la manilla del armamento en el escaso hueco de la caja de la culata, a la altura del gatillo. Es fácil imaginar lo incómodo que resulta comenzar a disparar rápidamente partiendo de esta posición; la única alternativa es dejar el obturador cerrado, aunque en este caso existe el peligro de que si el arma choca violentamente por la parte del pie, pueden salir disparados una o más balas. No se trata de un incidente teórico, es más, ya durante la invasión de Polonia en 1939, se produjeron numerosos incidentes de este tipo que, al parecer, causan numerosas víctimas. Esto se produce debido a que cuando el arma sufre un violento golpe en la parte posterior de la culata, el obturador, por inercia, tiende a echarse hacia atrás lo suficiente como para superar el hueco del cargador; empujando hacia delante por el muelle, puede extraer un cartucho de la boca del cargador y percutir la cápsula con fuerza suficiente para hacer partir el disparo. Este problema se resolverá con la versión mejorada del MP 38, es decir, la famosísima MP 40. En este arma, la manilla de armamento está dividida en dos piezas coaxiales de tal forma que permite mantener el obturador bloqueado en posición de cierre simplemente haciendo presión hacía dentro de forma que se enganche la manilla en un perno semicircular soldado en la misma caja del obturador.
La MP 40 obviaba también otro defecto de la MP 38: el elevado coste de realización. En efecto, aunque avanzada, en relación con otras armas de la época, la MP 38 se construía todavía con máquinas tradicionales (tornos y fresadoras), lo que hacía aumentar el coste y el tiempo de producción, cosa que no gustaba al Alto Mando del Ejército, ocupado en la "Guerra Relámpago". La MP 40 había sido estudiada para poder ser fabricada rápidamente y con su gasto contenido. He aquí por qué comenzaron a usarse cada vez más las láminas impresas y las juntas ribeteadas con distintos tipo de soldadura, sobre todo eléctrica, "de punto", económica y rápida. En la práctica, las máquinas se utilizaban sólo para la elaboración del cañón y del obturador. Así nació la MP 38, perfeccionada posteriormente con la MP 40, un nuevo sistema de fabricar armas de guerra, sistema que antes o después adoptarían todas las naciones, tanto las pobres como las ricas.