Capítulo dezinueve
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Datos principales
Desarrollo
Capítulo dezinueve De la fiesta que los oficiales de la pluma hazían a sus dioses Hazían fiesta a estos dioses dos vezes cada año: una vez en el mes que se llama panquetzaliztli, y otra vez en el mes que se llama tlaxuchimaco. En el mes de panquetzaliztli matavan a la imagen de Cóyotl Indoal. Si en está fiesta no se ofrecía quién matasse algunos esclavos, que se llamavan tlaaltiltin, estos amantecas se juntavan todos y compravan un esclavo para matar a honra de este dios. Comprávanle con mantas que se llamavan cuachtli, que eran allegadas como de tributo. Empero, si alguno de estos amantecas hazía fiesta por sí y matava algunos esclavos, de éstos matavan uno a honra de este dios Cóyotl Indoal. Componianle a éste con todos atavíos de aquel dios, como arriba se dixeron. Y si era alguna persona de caudal este que hazía fiesta, matava dos o tres o mis esclavos que se llamavan tlaltiltin a honra de aquellos dioses. Y si no era persona de caudal, matava uno a honra de aquel dios que se llama Cóyotl Indoal. Cuando se hazía la fiesta, todos los viejos amantecas se juntavan en el barrio de Amantlan; allí cantavan y hazían velar a todos los que havían de morir a honra de aquellos dioses. Y tenían costumbre para quitar el miedo a los que havían de morir: para que no temiessen la muerte, dávanles a bever un brebaje que llaman itzpactli. Este brebaje desatinava o emborrachava, para que cuando les cortassen los pechos estuviessen sin sentido. Havía algunos de estos esclavos alocados que ellos mismos, corriendo, se subían a lo alto del cu, deseando que los matassen de presto, deseando de acabar presto la vida.
La segunda vez cuando hazían fiesta a estos dioses, que se llamava tlaxuchimaco, no matavan a ningún esclavo. Hazían entonces la fiesta a honra de las dos diosas, que la una se llamava Xiuhtlatli y la otra Xilo; también está honra la endereçavan a honra de los otros cinco dioses. En está fiesta todas las mugeres amantecas se juntavan en el barrio de Amantlan, y todas se componian de los afeites y atavios de estás dos diosas, como arriba se dixo; pero los hombres solamente se emplumavan las piernas con pluma colorada. Y entonce ofrecían sus hijos e hijas estos amantecas a estos dioses y diosas. Si era varón el que se ofrecia, prometían de meterle en el calmécac para que allí se criasse; y después cuando venían años de discreciónn, enseñávanle para que deprendiesse el oficio de tultecáyotl con la ayuda de aquellos dioses. Y si era muger la que se ofrecía, demandavan a aquellos dioses que le ayudasse para que fuesse gran labrandera y buena tinturera de tochómitl en todas las colores, assi para pluma como para tochómitl. El barrio de los amantecas y el barrio de los puchtecas estavan juntos. Y también los dioses de los amantecas y de los puchtecas estavan pareados. El uno se llamava Yiacatecutli, que es el dios de los mercaderes; y el otro se llamava Cóyolt Indoal, que es el dios de los amantecas. Por está causa los mercaderes y los oficiales de la pluma honrávanse los unos a los otros. Y cuando se sentavan en los combites, de una parte se sentavan los mercaderes, de la otra parte los oficiales de la pluma.
Eran casi iguales en las haziendas y en las hazer de las fiestas o banquetes, porque los mercaderes traian de lexas tierras las plumas ricas, y los amantecas las labravan y componían, y hazían armas y divisas y rodelas de ellas, de que usavan los señores y principales, que eran de muchas maneras y de muchos nombres, como en la letra está explicado. Y antes que tuviessen noticia de las plumas ricas de que se hazen las divisas y armas arriba dichas, estos tultecas labravan plumajes para bailar, de plumas blancas y negras, de gallinas y de garçotas y de ánades. No sabían entonce aún los primores de este oficio que agora se usan; toscamente componían la pluma y la cortavan con navajas de itztli, enzima de tablas de auéuetl. Las plumas ricas parecieron en tiempo del señor que se llamava Auítzotl, y truxerónlas los mercaderes que llamavan tecunenenque, cuando conquistaron a las provincias de Anáoac. Entonce començaron los amantecas a labrar cosas primas y delicadas.
La segunda vez cuando hazían fiesta a estos dioses, que se llamava tlaxuchimaco, no matavan a ningún esclavo. Hazían entonces la fiesta a honra de las dos diosas, que la una se llamava Xiuhtlatli y la otra Xilo; también está honra la endereçavan a honra de los otros cinco dioses. En está fiesta todas las mugeres amantecas se juntavan en el barrio de Amantlan, y todas se componian de los afeites y atavios de estás dos diosas, como arriba se dixo; pero los hombres solamente se emplumavan las piernas con pluma colorada. Y entonce ofrecían sus hijos e hijas estos amantecas a estos dioses y diosas. Si era varón el que se ofrecia, prometían de meterle en el calmécac para que allí se criasse; y después cuando venían años de discreciónn, enseñávanle para que deprendiesse el oficio de tultecáyotl con la ayuda de aquellos dioses. Y si era muger la que se ofrecía, demandavan a aquellos dioses que le ayudasse para que fuesse gran labrandera y buena tinturera de tochómitl en todas las colores, assi para pluma como para tochómitl. El barrio de los amantecas y el barrio de los puchtecas estavan juntos. Y también los dioses de los amantecas y de los puchtecas estavan pareados. El uno se llamava Yiacatecutli, que es el dios de los mercaderes; y el otro se llamava Cóyolt Indoal, que es el dios de los amantecas. Por está causa los mercaderes y los oficiales de la pluma honrávanse los unos a los otros. Y cuando se sentavan en los combites, de una parte se sentavan los mercaderes, de la otra parte los oficiales de la pluma.
Eran casi iguales en las haziendas y en las hazer de las fiestas o banquetes, porque los mercaderes traian de lexas tierras las plumas ricas, y los amantecas las labravan y componían, y hazían armas y divisas y rodelas de ellas, de que usavan los señores y principales, que eran de muchas maneras y de muchos nombres, como en la letra está explicado. Y antes que tuviessen noticia de las plumas ricas de que se hazen las divisas y armas arriba dichas, estos tultecas labravan plumajes para bailar, de plumas blancas y negras, de gallinas y de garçotas y de ánades. No sabían entonce aún los primores de este oficio que agora se usan; toscamente componían la pluma y la cortavan con navajas de itztli, enzima de tablas de auéuetl. Las plumas ricas parecieron en tiempo del señor que se llamava Auítzotl, y truxerónlas los mercaderes que llamavan tecunenenque, cuando conquistaron a las provincias de Anáoac. Entonce començaron los amantecas a labrar cosas primas y delicadas.