El ejército hispano durante el Bajo Imperio
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Datos principales
Rango
Hispania Bajo Imperio
Desarrollo
Toda investigación sobre la historia del ejército y de la defensa de Hispania durante el Bajo Imperio debe tomar siempre como punto de partida la información que proporciona un documento que se fecha entre los últimos años del siglo IV y las primeras décadas del siglo V. Nos referimos a la Notitia Dignitatum, que nos cuenta que el ejército romano asentado en Hispania se distribuía geográficamente de la siguiente forma: - En la provincia Gallaecia se encontraban estas tropas: a) En León, la legión VIII mandada por un prefecto (Praefectus legionis septimae geminae. Legione). b) En Poetavonium, cerca de Rosinos de Vidriales, en la provincia de Zamora, la cohorte segunda flavia pacatiana a las órdenes de un tribuno (Tribunus cohortis secundae Flaviae Pacatianae). c) En un lugar no precisado de la Gallaecia, la cohorte segunda gálica y su tribuno (Tribunus cohortis secundae Gallicae. Ad cohortem Gallicam). d) En Lugo , la cohorte lucense y su tribuno (Tribunus cohortis Lucensis. Luco). e) Primero en Brigantium, La Coruña, y ahora en Iuliobriga, cerca de Reinosa, Santander, la cohorte celtíbera bajo las órdenes de un tribuno (Tribunus cohortis Celtiberae, Brigantiae, nunc Iuliobriga). - Y en la provincia Tarraconense: a) En Veleia, en el ahora despoblado de Iruña, no lejos de Vitoria, la cohorte primera gálica mandada por un tribuno (Tribunus cohortis primae Gallicae. Veleia). Como se sabe que Diocleciano llevó a cabo una gran reorganización de la administración.
Ha habido autores, Balil entre otros, que han atribuido el emplazamiento de estas tropas a dicho emperador: habría sido continuista al conservar los emplazamientos que ya tenían la legión VII? y la cohorte situada junto a Rosinos de Vidriales, mientras los otros emplazamientos de tropas serían nuevos y elegidos por los responsables de la administración militar diocleciánea. Ahora bien, otros autores como Le Roux consideran que desde Diocleciano hasta el momento en que se escribió la Notitia Dignitatum pudo haber cambios de emplazamientos motivados por las nuevas exigencias estratégicas. Una prueba en su favor se encuentra en la mención expresa del cambio de localización de la cohorte celtíbérica situada primero en Brigantium y más tarde en Tuliobriga. De modo semejante, la cohorte primera gálica habría sido trasferida del área de los astures a Veleia por el propio Diocleciano. Como puede comprobarse por los textos latinos anteriores, algunas unidades militares llevan epítetos correspondientes a topónimos: así, la cohorte lucense asentada en Lugo . Y hay otros testimonios de otras tropas de fuera de Hispania que indican que ésta era una práctica frecuente, la de llevar epítetos en su titulatura que aluden a su lugar de emplazamiento. Por ello, no se entiende bien que la que había sido durante el Alto Imperio el ala II Flavia Hispanorum c(ivium) R(omanorum), asentada cerca de Rosinos de Vidriales, cambiara ahora de nombre (cohors secunda Flavia Pacatiana) recibiendo el epíteto Pacatiana, que no encuentra explicación alguna convincente, ya que no tiene ningún sentido establecer alguna relación de la misma con personaje alguno de nombre Pacatus.
Los efectivos militares no eran muchos. La legión VII? había quedado reducida a unos componentes de 3.000-4.000 hombres; parte de sus tropas habían sido desplazadas como apoyo para el conde -comes- de la parte oriental del Imperio. En el recuento de efectivos tampoco puede olvidarse que había otras tropas móviles que acompañaban al conde de las Hispanias, comes Hisponiarum, quien, al menos desde el siglo V, tenía funciones militares. Esas tropas comitatenses estaban constituidas por efectivos variados, entre los que, al parecer, se encontraban algunos componentes legionarios, así como otros soldados reclutados expresamente para ese servicio en las distintas ciudades de Hispania. Le Roux ha calculado que el total de los efectivos militares para las provincias Gallaecia y Tarraconense no debieron sobrepasar los 6.000 hombres. Esta pequeña cifra se justificaría bien al considerar que la Península Ibérica se encontraba alejada de los grandes acontecimientos militares que tenían lugar en las zonas fronterizas del Imperio, donde era preciso frenar el empuje de los pueblos bárbaros. La reducción de efectivos con relación al Alto Imperio así como la forma de ser presentadas las unidades militares en la Notitia Dignitatum permite sostener que la población civil y la militar fueron quedando incluidas en el interior de un mismo recinto amurallado: las tropas estarían dentro de la ciudad de Veleia, de la de Lugo , etc. y no en campamentos situados en sus cercanías. Y, a su vez, la población civil que venía residiendo junto a las murallas del campamento de la legión VIII debió pasar a residir en el interior de las murallas, hecho que, sin duda, implicó una reorganización del espacio urbano. En este caso, se dieron las circunstancias propicias para que la población civil se organizara a semejanza de los municipios romanos dando así paso al surgimiento de la ciudad de León.
Ha habido autores, Balil entre otros, que han atribuido el emplazamiento de estas tropas a dicho emperador: habría sido continuista al conservar los emplazamientos que ya tenían la legión VII? y la cohorte situada junto a Rosinos de Vidriales, mientras los otros emplazamientos de tropas serían nuevos y elegidos por los responsables de la administración militar diocleciánea. Ahora bien, otros autores como Le Roux consideran que desde Diocleciano hasta el momento en que se escribió la Notitia Dignitatum pudo haber cambios de emplazamientos motivados por las nuevas exigencias estratégicas. Una prueba en su favor se encuentra en la mención expresa del cambio de localización de la cohorte celtíbérica situada primero en Brigantium y más tarde en Tuliobriga. De modo semejante, la cohorte primera gálica habría sido trasferida del área de los astures a Veleia por el propio Diocleciano. Como puede comprobarse por los textos latinos anteriores, algunas unidades militares llevan epítetos correspondientes a topónimos: así, la cohorte lucense asentada en Lugo . Y hay otros testimonios de otras tropas de fuera de Hispania que indican que ésta era una práctica frecuente, la de llevar epítetos en su titulatura que aluden a su lugar de emplazamiento. Por ello, no se entiende bien que la que había sido durante el Alto Imperio el ala II Flavia Hispanorum c(ivium) R(omanorum), asentada cerca de Rosinos de Vidriales, cambiara ahora de nombre (cohors secunda Flavia Pacatiana) recibiendo el epíteto Pacatiana, que no encuentra explicación alguna convincente, ya que no tiene ningún sentido establecer alguna relación de la misma con personaje alguno de nombre Pacatus.
Los efectivos militares no eran muchos. La legión VII? había quedado reducida a unos componentes de 3.000-4.000 hombres; parte de sus tropas habían sido desplazadas como apoyo para el conde -comes- de la parte oriental del Imperio. En el recuento de efectivos tampoco puede olvidarse que había otras tropas móviles que acompañaban al conde de las Hispanias, comes Hisponiarum, quien, al menos desde el siglo V, tenía funciones militares. Esas tropas comitatenses estaban constituidas por efectivos variados, entre los que, al parecer, se encontraban algunos componentes legionarios, así como otros soldados reclutados expresamente para ese servicio en las distintas ciudades de Hispania. Le Roux ha calculado que el total de los efectivos militares para las provincias Gallaecia y Tarraconense no debieron sobrepasar los 6.000 hombres. Esta pequeña cifra se justificaría bien al considerar que la Península Ibérica se encontraba alejada de los grandes acontecimientos militares que tenían lugar en las zonas fronterizas del Imperio, donde era preciso frenar el empuje de los pueblos bárbaros. La reducción de efectivos con relación al Alto Imperio así como la forma de ser presentadas las unidades militares en la Notitia Dignitatum permite sostener que la población civil y la militar fueron quedando incluidas en el interior de un mismo recinto amurallado: las tropas estarían dentro de la ciudad de Veleia, de la de Lugo , etc. y no en campamentos situados en sus cercanías. Y, a su vez, la población civil que venía residiendo junto a las murallas del campamento de la legión VIII debió pasar a residir en el interior de las murallas, hecho que, sin duda, implicó una reorganización del espacio urbano. En este caso, se dieron las circunstancias propicias para que la población civil se organizara a semejanza de los municipios romanos dando así paso al surgimiento de la ciudad de León.