El Paleolítico Superior
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Datos principales
Rango
Paleolítico-Arcaico
Desarrollo
En un momento no determinado aún, pero que se puede establecer hacia el 10.000 a.C., se produce un profundo cambio tecnológico mediante el cual las industrias del Paleolítico Medio caracterizadas por el retoque unifacial, son desplazadas por otras de trabajo bifacial, talladas por percusión y por presión. El utensilio principal es la punta de proyectil, que se asocia a tajadores, cuchillos, perforadores, raederas, agujas y muy variados utensilios, de piedra, madera y hueso. Esta transformación va unida a la especialización del hombre como gran cazador, de manera que la mayor parte de ellas estarán asociadas a esqueletos de grandes hervíboros. Este proceso se detecta por primera vez en Estados Unidos , donde se ha establecido una secuencia de puntas denominadas Llano, Folsom y Plano. La cultura Llano está definida por un instrumento de matanza: la punta Clovis, que se relaciona con restos de mamut y forma parte de un complejo de utensilios que incluye cuchillas prismáticas, lascas, raederas y objetos de hueso y marfil. Clovis es una punta lanceolada de 7 a 15 cm de longitud, en cuya base se ha practicado una acanaladura que abarca un tercio del instrumento, con el fin de ser atada a un astil. Esta técnica se expande desde el 9.500 al 9.000 a.C., y se asocia a pequeñas bandas de cazadores de grandes hervíboros como mamut imperial en sitios de muerte y destazamiento. Su distribución afecta al sur de Canadá y grandes zonas de Estados Unidos.
Blackwater Draw, Ceca de Clovis, Nuevo Mexico, Debert, Bull Brook y otros sitios manifiestan esta tradición. La evidencia arqueológica muestra que caballos, bisontes, mamuts, caribú, buey almizclero y otros grandes herbívoros fueron conducidos desde sus pastizales a zonas pantanosas y desfiladeros por parte de los cazadores. Allí se produjeron estampidas mediante gritos y fuego hasta acorralar a los animales en el fango o en el desfiladero y sacrificarlos. Después, los destazaron, ahumaron y trataron la carne para su conservación, curtieron sus pieles, y transformaron algunas de sus materias básicas. La tradición Clovis fue desplazada por otra, Folsom, tipificada por una punta más acanalada, ligera y pequeña, quizás como respuesta a una nueva adaptación a animales más pequeños como el bisonte, según se ha podido comprobar en Debert, Bull Brook y Lindermeier. Su distribución cronológica abarca desde el 9.200 al 8.600 a.C. Plano desplaza las puntas acanaladas por otras sin escotadura basal, y su secuencia dura entre el 9.000 y el 6.000 a.C. En el sitio Olsen Chubbock aparecieron los restos de cerca de 200 bisontes en las orillas de un arroyo asociados a varios tipos de puntas. La excesiva cantidad de animales y la variación instrumental documentan un hecho de importancia: en ciertas épocas de abundancia de caza se ha podido producir una integración interbandas, que colaboran en la caza pero que, de manera más importante, interaccionan entre sí, intercambiando productos, conocimientos, esposas y experiencias culturales.
No todas las sociedades de Norteamérica se especializaron en esta dirección, sino que los cambios en el medio ambiente produjeron grandes diferencias ecológicas, que tenían su reflejo en diferentes sistemas adaptativos; de modo que otros grupos vivían preferentemente de la recolección, emparentándose con un sistema de vida típico de la etapa anterior y desarrollando la Tradición Cultural del Desierto , de la que se hablará más adelante. En Mesoamérica son muchos los yacimientos en los que se ha detectado el uso de puntas de proyectil, si bien algunos de ellos presentan variaciones regionales. En Santa Isabel Iztapan se hallaron dos mamuts imperiales, pero en otros muchos sitios de los Estados de Sonora, Nuevo León, Tamaulipas, Puebla, Oaxaca, Chiapas, etc., su relación no es únicamente con restos de grandes herbívoros, sino que se combinan con el uso de semillas y vegetales asociados a instrumentos de molienda (manos y morteros), indicando otras posibilidades de subsistencia más emparentada con el consumo de productos vegetales. En América del Sur este fenómeno está comprobado con precisión, y se define por dos tradiciones básicas que surgen poco antes del 9.000 a.C.: las puntas de cola de pescado, que aparecen desde el Lago Madden en Panamá hasta la Cueva Fell en Patagonia, y tienen una orientación sureña; estos útiles presentan también variaciones regionales como las denominadas El Jobo en Venezuela y Ayampitin en Argentina.
Y las puntas de tipo lanceolado, de origen más septentrional, como las detectadas en Lauricocha (7.525 a.C.), Toquepala (7.540 a.C.), Telarmarchay, Chivateros y Guitarrero, documentadas en diversas zonas de Ecuador y Perú . En cualquier caso, ambos tipos de útiles estaban emparentados con restos de venados y auquénidos como vicuña, llama y guanaco, poniendo de manifiesto que aquí también se estaba produciendo la extinción de los grandes herbívoros, que fueron reemplazados por otros animales de tamaño más pequeño. Se asocian a herramientas de piedra tallada más especializadas, puntas bifaciales de forma foliácea, romboidal y triangular, raederas, taladros y tajadores.
Blackwater Draw, Ceca de Clovis, Nuevo Mexico, Debert, Bull Brook y otros sitios manifiestan esta tradición. La evidencia arqueológica muestra que caballos, bisontes, mamuts, caribú, buey almizclero y otros grandes herbívoros fueron conducidos desde sus pastizales a zonas pantanosas y desfiladeros por parte de los cazadores. Allí se produjeron estampidas mediante gritos y fuego hasta acorralar a los animales en el fango o en el desfiladero y sacrificarlos. Después, los destazaron, ahumaron y trataron la carne para su conservación, curtieron sus pieles, y transformaron algunas de sus materias básicas. La tradición Clovis fue desplazada por otra, Folsom, tipificada por una punta más acanalada, ligera y pequeña, quizás como respuesta a una nueva adaptación a animales más pequeños como el bisonte, según se ha podido comprobar en Debert, Bull Brook y Lindermeier. Su distribución cronológica abarca desde el 9.200 al 8.600 a.C. Plano desplaza las puntas acanaladas por otras sin escotadura basal, y su secuencia dura entre el 9.000 y el 6.000 a.C. En el sitio Olsen Chubbock aparecieron los restos de cerca de 200 bisontes en las orillas de un arroyo asociados a varios tipos de puntas. La excesiva cantidad de animales y la variación instrumental documentan un hecho de importancia: en ciertas épocas de abundancia de caza se ha podido producir una integración interbandas, que colaboran en la caza pero que, de manera más importante, interaccionan entre sí, intercambiando productos, conocimientos, esposas y experiencias culturales.
No todas las sociedades de Norteamérica se especializaron en esta dirección, sino que los cambios en el medio ambiente produjeron grandes diferencias ecológicas, que tenían su reflejo en diferentes sistemas adaptativos; de modo que otros grupos vivían preferentemente de la recolección, emparentándose con un sistema de vida típico de la etapa anterior y desarrollando la Tradición Cultural del Desierto , de la que se hablará más adelante. En Mesoamérica son muchos los yacimientos en los que se ha detectado el uso de puntas de proyectil, si bien algunos de ellos presentan variaciones regionales. En Santa Isabel Iztapan se hallaron dos mamuts imperiales, pero en otros muchos sitios de los Estados de Sonora, Nuevo León, Tamaulipas, Puebla, Oaxaca, Chiapas, etc., su relación no es únicamente con restos de grandes herbívoros, sino que se combinan con el uso de semillas y vegetales asociados a instrumentos de molienda (manos y morteros), indicando otras posibilidades de subsistencia más emparentada con el consumo de productos vegetales. En América del Sur este fenómeno está comprobado con precisión, y se define por dos tradiciones básicas que surgen poco antes del 9.000 a.C.: las puntas de cola de pescado, que aparecen desde el Lago Madden en Panamá hasta la Cueva Fell en Patagonia, y tienen una orientación sureña; estos útiles presentan también variaciones regionales como las denominadas El Jobo en Venezuela y Ayampitin en Argentina.
Y las puntas de tipo lanceolado, de origen más septentrional, como las detectadas en Lauricocha (7.525 a.C.), Toquepala (7.540 a.C.), Telarmarchay, Chivateros y Guitarrero, documentadas en diversas zonas de Ecuador y Perú . En cualquier caso, ambos tipos de útiles estaban emparentados con restos de venados y auquénidos como vicuña, llama y guanaco, poniendo de manifiesto que aquí también se estaba produciendo la extinción de los grandes herbívoros, que fueron reemplazados por otros animales de tamaño más pequeño. Se asocian a herramientas de piedra tallada más especializadas, puntas bifaciales de forma foliácea, romboidal y triangular, raederas, taladros y tajadores.