Catedral de Sevilla
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En 1401 se decide promover la construcción de una nueva catedral en Sevilla . En la reunión del cabildo, presidida por el deán don Pedro Manuel, se decide que la obra sea "tal y tan buena que no haya otra igual (...) que los que la viesen acabada nos hagan locos". La edificación de la seo se financió gracias a las contribuciones particulares, los bienes del obispado, el generoso regalo del cardenal Juan de Cervantes -que eligió el interior de sus naves para enterrarse- y las indulgencias concedidas por los pontífices Benedicto XIII , Eugenio IV , Nicolás V y Sixto IV , así como el permiso concedido por el rey Juan II para grabar un coronado por libra durante diez meses para la fábrica del templo.