Capa pluvial de Syon
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Una de las aportaciones más brillantes del arte insular durante el gótico son estos bordados conocidos y apreciados en todo el Occidente, como lo confirman incluso anotaciones de cronistas contemporáneos, tal es el caso de Mattew Paris , que recoge la opinión entusiasta del papa Inocencio IV ya en 1245. Se realizaron a lo largo de todo el siglo XIII, aunque los más refinados datan del siglo siguiente. A pesar de que la única pieza autógrafa puede hacer pensar que sus artífices fueron miembros de comunidades religiosas femeninas (la firma corresponde a una tal Joanna de Beberley), existieron también artesanos profesionales. Esta producción suntuosa y de factura extremadamente dedicada fue exportada con regularidad.