Túmulo megalítico en otoño

Datos principales


Autor

Caspar David Friedrich

Fecha

h. 1820

Estilo

Romanticismo Alemán

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

55 x 71 cm.

Museo

Staatliche Dresden

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Esta obra obedece a una obligación contraída cuatro años antes con la Academia de Dresde. En 1816 Friedrich, quien confesaba atravesar una crisis creativa, que perdurará hasta la fecha de este lienzo, rehusaba la invitación de su amigo Johan Ludwig Gebhard Lund para marchar a Roma a encontrar su plenitud creativa, como habían hecho ya los Nazarenos. En agosto de ese año, al artista presentó a la exposición de la Academia de Dresde por obras maestras: Vista de un puerto y un lienzo sobre una catedral gótica, hoy perdido. El éxito de estas obras le llevó a solicitar, en diciembre, el ingreso en la Academia de Bellas Artes de la capital sajona, con un sueldo anual de 150 thalers. Como "cuadro de recepción", es decir, obra de admisión que todo nuevo miembro había de entregar, Friedrich realizó este trabajo. Su ejecución fue muy lenta, hasta el punto de que, en 1819, fue amonestado por la demora. De hecho, tras este óleo, no volvió a exponer en dicha Academia hasta 1824. Es bien conocido el simbolismo de este monumento prehistórico, aquí enfrentado a una fantástica tormenta, en la obra de Friedrich. Al igual que en Túmulo megalítico en la nieve, posee un doble registro simbólico. Por un lado, se refiere a la antigüedad pagana, en que se relaciona con la muerte, siginificado reforzado por la presencia del tronco seco de la encina y las flores que se rinden al otoño. Por otro lado, conlleva un sentido patriótico y liberal, acorde con el panorama de reacción política que desarrollaba el sistema de la Restauración.

A partir de las Resoluciones de Karlsbad de 1819, los republicanos, ahora llamados "demagogos", entre los que se alineaba Friedrich, fueron perseguidos, y el característico atuendo tradicional germánico, prohibido. Este grupo de estudiantes, artistas y profesionales liberales, apelaba a los sentimientos patrióticos como bandera, y uno de estos símbolos eran las pétreas tumbas de supuestos héroes antiguos, tema que el pintor pomerano venía desarrollando desde hacía más de una década, como en el óleo del mismo título, de 1812, tema que ahora adquiría una indudable actualidad. La dualidad entre la firmeza patriótica y la tempestad que se abate sobre ella, y la oposición muerte-cielo viene determinada por la composición, estructurada en dos líneas convexa-cóncava opuestas formadas por el túmulo y las nubes. Esto se conoce como "esquema hiperbólico".

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