Plaza Mayor
Localización
Desarrollo
En el reinado de Felipe III , y tras el regreso definitivo de la Corte, se inicia la construcción de la nueva Plaza Mayor de Madrid, según el proyecto trazado por Juan Gómez de Mora (1617). La obra se hizo en un tiempo muy breve si bien sufrió un primer incendio en 1631 que hizo necesarias nuevas obras, aunque no parece probable que hubiera modificación alguna sobre el estado anterior. De éste nos da una idea muy precisa un nuevo dibujo fechado en 1636 que, a su vez, coincide sustancialmente con la representación de la plaza en el plano de Teixeira (1656). En este último es posible ver cómo la primitiva plaza del Arrabal, formada delante de la antigua Puerta de Guadalajara, servía de encrucijada a varios caminos, luego calles, que ahora se cortan para formar la plaza, si bien la dirección de algunas de ellas no se interrumpe, como sucede en la calle de Atocha que entra oblicuamente como tal y sale en la misma línea por la que fue Calle Nueva, hoy de Ciudad Rodrigo. Su planta es un rectángulo de ciento veinte por noventa y cuatro metros, proporción que se ajusta a la medida cierta, es decir, su lado menor es a y el lado mayor es raíz cuadrada de dos, resultado de una sencilla operación de geometría de uso común entre los tracistas. Los lienzos de sus fachadas son continuos y sólo se interrumpen, de abajo a arriba, para dejar paso a las seis calles que a la plaza asoman. Sus cuatro lados o aceras llevaban el nombre de la Panadería, de Mercaderes de Paños, de la Carnicería y del Peso Real.
Toda la planta baja lleva soportales sobre fuertes pilares de granito, en solución adintelada excepto el frente que corresponde a la Casa de la Panadería que lleva arcos, cuya fachada es también distinta al resto de las que forman la plaza. Estas alcanzan cuatro alturas más una última planta vividera bajo cubiertas, ligeramente retranqueada, sobrepasando con mucho en altura al modelo vallisoletano. La Real Casa de la Panadería, por el contrario, sólo tenía tres plantas en la línea de fachada pero su mayor jerarquía quedaba resaltada por dos torres de flanqueo con sus respectivos chapiteles, todo ello muy discreto. Aún habría de sufrir la Plaza Mayor de Madrid otros dos incendios que afectaron a su fisonomía, el de 1672, que supuso sobre todo la transformación de la Casa de la Panadería en términos lingüísticos propiamente barrocos debidos a José Donoso, y el decisivo de 1790 que supuso la intervención de Juan de Villanueva . Este hizo un proyecto de regularización total de la plaza, cerrando las calles aunque sin interrumpir el paso bajo arcos, creando una imagen similar a la de la Casa de la Panadería en la de las Carnicerías, e introduciendo leves toques de continuo equilibrio que afectó también a las calles inmediatas, prolongándose las obras hasta bien entrado el siglo XIX. En el reinado de Isabel II se alteró sustancialmente el sentido de la plaza, al colocar la magnífica estatua ecuestre de Felipe III en su centro, convirtiéndola en aparente plaza real a la francesa, cuando sabemos que dicha estatua formaba parte de los jardines privados del rey en la Real Casa de Campo.
Toda la planta baja lleva soportales sobre fuertes pilares de granito, en solución adintelada excepto el frente que corresponde a la Casa de la Panadería que lleva arcos, cuya fachada es también distinta al resto de las que forman la plaza. Estas alcanzan cuatro alturas más una última planta vividera bajo cubiertas, ligeramente retranqueada, sobrepasando con mucho en altura al modelo vallisoletano. La Real Casa de la Panadería, por el contrario, sólo tenía tres plantas en la línea de fachada pero su mayor jerarquía quedaba resaltada por dos torres de flanqueo con sus respectivos chapiteles, todo ello muy discreto. Aún habría de sufrir la Plaza Mayor de Madrid otros dos incendios que afectaron a su fisonomía, el de 1672, que supuso sobre todo la transformación de la Casa de la Panadería en términos lingüísticos propiamente barrocos debidos a José Donoso, y el decisivo de 1790 que supuso la intervención de Juan de Villanueva . Este hizo un proyecto de regularización total de la plaza, cerrando las calles aunque sin interrumpir el paso bajo arcos, creando una imagen similar a la de la Casa de la Panadería en la de las Carnicerías, e introduciendo leves toques de continuo equilibrio que afectó también a las calles inmediatas, prolongándose las obras hasta bien entrado el siglo XIX. En el reinado de Isabel II se alteró sustancialmente el sentido de la plaza, al colocar la magnífica estatua ecuestre de Felipe III en su centro, convirtiéndola en aparente plaza real a la francesa, cuando sabemos que dicha estatua formaba parte de los jardines privados del rey en la Real Casa de Campo.