Tiahuanaco
Localización
Desarrollo
A pocos kilómetros del lago Titicaca yacen las antiguas ruinas de la misteriosa y monumental ciudad de Tiahuanaco ("ciudad de los dioses"), en la actual Bolivia. Situada a 3845 m. de altitud, encontramos una línea de sedimentos marinos con una extensión aproximada de 700 Km. de largo. Dicha línea no es quebrada sino continua, lo que deja suponer que se trata de la marca dejada por el antiguo nivel del mar. Por lo tanto, o el mar llegaba a los 4.000 m. o la tierra estaba cuatro mil metros más abajo. En el periodo que siguió al máximo florecimiento de las civilizaciones clásicas (600 - 1.200), se desarrolla la llamada civilización de Tiahuanaco . Se cree que era sólo un centro ceremonial usado únicamente por los aymaras, considerados los fundadores. Otra teoría apunta a un centro urbano sustentado por un sofisticado sistema de agricultura en terrazas, bien adaptado para producir alimentos en esa altitud. El primero en dar una definición del centro fue Pedro Cieza de León en 1549, quien la definió como una ciudad de dimensiones no demasiado grandes pero famosa por su monumentalidad. No se sabe con exactitud la fecha de fundación de la ciudad, aunque sí se sabe que ésta fue anterior al 300 d.C. (quizás desde el siglo I d.C) y que fue abandonada hacia el 900, como consecuencia del carácter exclusivamente colonizador adquirido, que no se ve respaldado por una clase militar bien organizada y jerarquizada. El centro urbano parece que fue progresivamente abandonado y sus construcciones interrumpidas.
Las dataciones con Carbono 14 realizadas en los años 60 permiten establecer cuatro etapas de desarrollo del lugar: fase de formación (año 1000 a.C. - 133 d.C.); fase urbana (133 - 374); fase de expansión (374 - 724) y fase de decadencia (724 - 900). Tiahuanaco aparece no como una ciudad destruida violentamente sino como un lugar abandonado. Se cree que sus habitantes se dirigieron casi con toda probabilidad hacia la región de Ayacucho, concretamente a la ciudad de Wari , donde darán lugar a un gran Imperio, éste ya militarista. Su principal fuente económica fue la producción artesanal de gran calidad (cerámica, bronce, textiles) y, a medida que fue creciendo, le fue necesario controlar otros pisos ecológicos y al mismo tiempo aumentar la superficie de tierras cultivables. La excesiva población en la ciudad parece que obligó al desplazamiento de colonos hacia los valles andinos e, incluso, la costa. Sin embargo, no se trató de un Imperio militar, más bien de un Horizonte Cultural o de un pueblo colonial que se organizó en enclaves aislados, con una clase sacerdotal con notable poder económico, gracias al comercio de artesanía de lujo, al frente de la sociedad. Artesanos y campesinos completan el panorama social de Tiahuanaco. La característica arquitectónica fundamental es la monumentalidad de todas sus construcciones, mediante una técnica megalítica refinada y poderosa. De estas ruinas, según la leyenda incaica, debió originarse la raza humana, precisamente de los modelos humanos esculpidos en la piedra por el dios supremo Viracocha.
Poseen una destacada originalidad constructiva basada en un trabajo progresivo de la piedra en bloques enormes y en una sencillez volumétrica de las plantas. El Kalasasaya y el llamado por los arqueólogos Nouvelle Enceinte forman el centro sacro del complejo monumental. En el interior del Kalasasaya encontramos la Puerta del Sol , el más célebre monumento andino, de 2,73 m. de altura, 3,84 de ancho y 50 cms. de espesor, que se cree cumplió funciones de culto. También en él hay otras construcciones importantes como la gran Estatua Monolítica, el Palacio y el Puma-Puncu. El recinto arqueológico comprende también los restos de una muralla de circunvalación rectangular y la semidestruida pirámide de Acapana (15 m. de altura), además de huellas de acueductos, caminos y otras construcciones menores. Juegan también un papel importante los monolitos; los más representativos son el Fraile, el Bennett o el Ponce. Todos ellos representan figuras humanas. La Puerta de la Luna (de menores dimensiones que la del Sol), la escalera monolítica o las cabezas traquita completan el panorama arquitectónico y escultórico. En lo que se refiere al arte suntuario, Tiahuanaco fue la cima de la metalurgia del cobre y bronce, desde donde se difundió a otras regiones del continente. La cerámica policroma ofrece una reciente perfección de los diseños geométricos o los motivos animales.
Las dataciones con Carbono 14 realizadas en los años 60 permiten establecer cuatro etapas de desarrollo del lugar: fase de formación (año 1000 a.C. - 133 d.C.); fase urbana (133 - 374); fase de expansión (374 - 724) y fase de decadencia (724 - 900). Tiahuanaco aparece no como una ciudad destruida violentamente sino como un lugar abandonado. Se cree que sus habitantes se dirigieron casi con toda probabilidad hacia la región de Ayacucho, concretamente a la ciudad de Wari , donde darán lugar a un gran Imperio, éste ya militarista. Su principal fuente económica fue la producción artesanal de gran calidad (cerámica, bronce, textiles) y, a medida que fue creciendo, le fue necesario controlar otros pisos ecológicos y al mismo tiempo aumentar la superficie de tierras cultivables. La excesiva población en la ciudad parece que obligó al desplazamiento de colonos hacia los valles andinos e, incluso, la costa. Sin embargo, no se trató de un Imperio militar, más bien de un Horizonte Cultural o de un pueblo colonial que se organizó en enclaves aislados, con una clase sacerdotal con notable poder económico, gracias al comercio de artesanía de lujo, al frente de la sociedad. Artesanos y campesinos completan el panorama social de Tiahuanaco. La característica arquitectónica fundamental es la monumentalidad de todas sus construcciones, mediante una técnica megalítica refinada y poderosa. De estas ruinas, según la leyenda incaica, debió originarse la raza humana, precisamente de los modelos humanos esculpidos en la piedra por el dios supremo Viracocha.
Poseen una destacada originalidad constructiva basada en un trabajo progresivo de la piedra en bloques enormes y en una sencillez volumétrica de las plantas. El Kalasasaya y el llamado por los arqueólogos Nouvelle Enceinte forman el centro sacro del complejo monumental. En el interior del Kalasasaya encontramos la Puerta del Sol , el más célebre monumento andino, de 2,73 m. de altura, 3,84 de ancho y 50 cms. de espesor, que se cree cumplió funciones de culto. También en él hay otras construcciones importantes como la gran Estatua Monolítica, el Palacio y el Puma-Puncu. El recinto arqueológico comprende también los restos de una muralla de circunvalación rectangular y la semidestruida pirámide de Acapana (15 m. de altura), además de huellas de acueductos, caminos y otras construcciones menores. Juegan también un papel importante los monolitos; los más representativos son el Fraile, el Bennett o el Ponce. Todos ellos representan figuras humanas. La Puerta de la Luna (de menores dimensiones que la del Sol), la escalera monolítica o las cabezas traquita completan el panorama arquitectónico y escultórico. En lo que se refiere al arte suntuario, Tiahuanaco fue la cima de la metalurgia del cobre y bronce, desde donde se difundió a otras regiones del continente. La cerámica policroma ofrece una reciente perfección de los diseños geométricos o los motivos animales.