Baronesa Elisabeth Bachofen-Echt

Datos principales


Autor

Gustav Klimt

Fecha

1914 h.

Escuela

Simbolismo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

180 x 128 cm.

Museo

Colección Particular

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Uno de los retratos más exóticos y atractivos de Klimt es el de la baronesa Elisabeth Bachofen-Echt, cargado de belleza, elegancia y frescura a la figura. El retrato fue encargado por Serena y August Lederer, los padres de la joven, en 1914 y Klimt lo acabó dos años después, recibiendo 35.000 coronas.Elisabeth Franziska Lederer nació en Viena el 20 de enero de 1894. Pronto manifestó dotes artísticas y a los doce años recibió clases del escultor Heinrich Zita, continuando sus estudios con Michael Powolny y Theresa Fjodorowna Ries. El 16 de julio de 1921 abandonó la Comunidad Israelí e ingresa en la Iglesia Protestante Helvética de Viena, casándose al día siguiente con el barón Wolfgang Freiherr von Bachofen-Echt, miembro de una breve dinastía del mismo nombre. En 1934 tendrán un hijo que murió trágicamente el 5 de julio de 1938. Ese mismo año, Elisabeth se divorció de su marido. Temerosa de la política desarrollada por el régimen nazi, consiguió un certificado de "sangre germana" como miembro de la familia de Klimt. La baronesa pudo vivir en relativa seguridad y falleció en Viena el 14 de octubre de 1944, siendo enterrada en el cementerio de Hietzing.De la misma manera que habían hecho buena parte de los impresionistas y neo-impresionistas -Van Gogh, Manet, Monet- Klimt también sintió admiración por el arte oriental tal y como podemos observar en la decoración del fondo del retrato, animado con figuras japonesas tomadas de las estampas.

Elisabeth aparece de pie, vistiendo un elegante traje blanco que ha sido interpretado como un vestido de novia. Tras ella observamos un indefinido triángulo compuesto por elementos decorativos que se organizan a modo de puzzle, reforzando la línea sinuosa que domina el conjunto. El suelo presenta incrustaciones y diversos elementos geométricos dispuestos de manera simétrica, sintonizando así con los trabajos de los Talleres de Viena a los que Klimt estaba muy vinculado, colaborando con Josef Hoffmann en el Palacio Stoclet.La ornamentación y el brillante colorido se convierten en las características principales de este retrato, uno de los más atractivos de la última etapa del maestro.

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