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Datos principales


Desarrollo


Con el batel Nuestra Señora de Guia Martes veinte y nueve del mes de Diciembre de 1579. salió Pedro Sarmiento, y con él Anton Páblos y Hernando Lamero, Pilotos, y doce soldados marineros en el batel Nuestra Señora de Guia con vitualla para diez días de Puerto Bermejo, para descubrir la canal que parecía que demoraba la vuelta del Sueste de Puerto Bermejo para ver si habría canal y puerto para poder llevar los navíos seguros por no volverlos al mar bravo. Fuimos á la vela la vuelta del Sueste cuarta del Leste con viento Oessudueste dos leguas, hasta una isla que prolonga de Nornoroeste-susueste una legua. Nombróse los Ignocentes porque salimos otro día despues de su fiesta, y seguimos la canal al Sueste otras cuatro leguas hasta una punta de la costa del Leste del brazo de la Concepcion. Detras desia punta, que llamamos punta de San-Juan, al Norte della hace una caleta donde surgimos esta noche, y aquí dormimos con buena guardia, como siempre hacíamos. Al Susueste de la isla de los Ignocentes está una boca grande de canal, que, á lo que creemos, es la que sale de la ensenada de Nuestra Señora de Guadalupe, que arriba diximos. Y al Nordeste de los Ignocentes está una canal grande donde surgimos y paramos esta noche, que creemos es la que sale de la ensenada y canal de San-Andres, y una legua al Nordeste de la punta de San Juan está una boca de canal, que debe ser la canal de San Andrés del brazo de la concepcion. En esta caleta donde hicimos noche hay mucho fondo á pique.

Es laja. Miércoles 30 del mes salimos desta caleta a la vela la vuelta del Sueste; y habiendo navegado legua y media por una abra ancha, embocamos en una angostura de trescientos pasos de ancho; y en esta angostura hay una punta, detrás de la cual, al Norte della, está una caleta donde hay fondo de veinte brazas, arena, y arrimado á la isla un cable, es piedra. Es abrigo de todos los vientos y mar. Llamóse puerto del Ochavario. Desde la angostura prosigue la canal mas ancha, y va ensanchando poco á poco al Susueste dos leguas hasta una isleta que llamamos isla de Dos Canales porque allí se parte este brazo en dos canales; y el brazo que va sobre la mano derecha corre al Sur sobre la cuarta del Sudueste tres leguas hasta una punta que llamamos de San Estevan, y la canal de la izquierda va al Susueste una legua hasta una punta que se nombró punta de San-Antonio. Entre la angostura, é isla de Dos Canales en la costa de la mano izquierda se hace una ensenada llena de islotes baxos con arboleda. Caminando por esta canal de Susueste como media legua á mano izquierda, la vuelta del Leste, abre una canal que entra una legua, y hace un islote en medio: y pasado el islote parte en dos canales grandes: la una va la vuelta del Leste hasta la cordillera Nevada, y la otra va al Norte, que pienso es la que se parte en el principio del brazo Ancho de la canal de la Concepcion: y al Sur del islote hay otra isla grande; y al Leste della se juntan los dos brazos dichos con este del Susueste, por donde íbamos navegando.

Y como una legua de la punta de la Isla de Dos Canales se parte la isla en dos, y hace canal que junta la canal de San-Estevan con la del Susueste: y á la punta del Leste en la Canal, arrimados á tierra un cable de la isla, hay quince brazas de fondo, roca; y algo mas fuera, 40 brazas, puede estar una nao á la plancha apuntalada con las vergas. Desde la Punta de San Antonio vuelve la costa al Sur cuarta al Susueste. Leste-oeste con la punta de San Anton cerca está una isleta que hace una ensenadilla, que medio cable de tierra hay veinte brazas, limpio, fondo arena; y algo mas fuera, piedra: y como cincuenta brazas mas á fuera, cuarenta brazas, limpio: y á la punta de la isleta está una piedra y herbazal, y junto á la piedra hay ocho brazas, piedra; y como medio cable hay doce brazas, limpio: abriga al Norte; y poco mas fuera hay veinte brazas, limpio, al Leste de un arroyo de agua dulce que baja por una sierra abajo; y algo mas á fuera como un ayuste de tierra 25 brazas, es limpio. Rase de surgir al Sur de la isla, la cual llamamos el Surgidero: y descubriendo la canal por el Norte dos ayustes de la isla hay cincuenta brazas, lama. Una legua y media de la punta de San-Anton vuelve la costa al Sur cuarta al Sueste, y en este parage en la costa del Leste, que es la de mano izquierda, hace una bahía grande de buen fondo, á la entrada, arrimado á las hierbas, cinco brazas, y dentro siete, y ocho, y nueve brazas, limpio, arena y lama. Éntrase á ella por la boca del Oeste para el Leste, y tiene la salida para el Sur.

Es cercada de playuelas de arena y hierbas. Tiene la canal y salida del Sur deste puerto diez brazas: es comedero. Llamamos á esta bahía Puerto Bueno, ó bahía Buena, que lo uno y lo otro es. Desde la bahía Buena sigue la costa de la mano izquierda, y descubrimos una punta al Sur cuarta al Sueste media legua, que se llamó punta Delgada, porque es baja: y en medio hay playuelas, y costa baja. Desde la punta Delgada por la mesma costa parece otra punta, que llamamos de San Márcos al Sur quarta al Sueste una legua. La otra costa del Oeste sigue la mesma derrota: es mas alta y tiene algunas nieves. La costa del Leste es mas baja, y tiene mas caletas; y ántes de llegar á la punta de San Márcos está una boca que sale del Gran Brazo, y una caleta donde tomamos la altura: Pedro Sarmiento y Anton Páblos en cincuenta y un grados, y Lamero en cincuenta y uno y un cuarto. Llamámosla caleta del Altura. Adelante de la punta de San Márcos está una punta que demora al Sur tres leguas, que se nombró punta de San- Lúcas; y en la otra costa del Oeste desta canal al Oeste cuarta del Noroeste, como una legua, está una ensenada grande, que tiene una playa y pareció surgidero: no llegamos á ella. Y al Oeste cuarta al Noroeste está otra boca en la costa de la mano derecha donde se junta la canal de San-Estevan, y esta boca y abra sale á la caleta del Monte de Trigo, Leste oeste con él, y de allí sigue á la canal del arcipiélago. Y legua y media mas al Sur cuarta al Sueste está otra punta, que se llamó punta de San Matéo, y desde esta punta al Sur demora otra punta de la mesma costa legua y media.

llamámosla punta de San Vicente: y entre ambas puntas entra un brazo grande, y al Sueste deste brazo demora una punta larga, y al Oeste della va una canal á juntarse con esta principal. Desde la punta de San Vicente parece otra punta baja al Sur, que se llama San Pablo, una legua; y en medio hace abras y dos ensenadas. Este dia miércoles hizo norte, las corrientes iban contra viento la mayor parte del dia. Al Sur désta demora otra punta de tierra baxa dos leguas: llamóse San-Baltasar; y en medio hace la costa de la Tierra-firme ensenada llena de isletas bajas y montosas. la costa es toda morros gordos de peñascos pardos pelados de medio arriba: y aquí hace una ensenada que llamamos San Melchior; y aquí hicimos noche el miércoles. Juéves treinta y uno de diciembre partimos desta ensenada á la vela; y media legua al Sur está una punta que llamamos San Gaspar, y en medio están dos islotes. Desde esta punta sigue la costa de la mano izquierda cuatrocientos pasos al Sur donde hace esquina; y desde allí muda derrota. Llamé á esta esquina punta de Gracias á Dios; y enfrente della en la otra costa de la mano derecha al Oeste de esta punta están dos ensenadas á manera de puertos. Tiene aquí de ancho la canal un cuarto de legua excaso. En esta punta de Gracias á Dios hay fondo 30 brazas limpio, medio cable de tierra; y á un cable no hay fondo. Desde aquí vuelve la canal Nornoroeste-susueste, y toma de la cuarta del Sueste. Desde la punta de Gracias á Dios parece otra punta trescientos pasos por la mesma derrota.

Llamóse San Bernabé; y por la mesma derrota está otra punta que se nombró San Bartolomé. Desde Gracias á Dios aquí hay una legua. Al Sudueste cuarta al Oeste en la costa de la mano derecha se hace una ensenada como brazo, y por detras della al mesmo rumbo está una islilla algo grande negra echada de Norte-Sur, y en medio della un monte como pan de azúcar. Llamóse Pan de Azúcar. Tiene por aquí la canal de ancho media legua escasa. Desde la punta de San Bernabé parece otra punta por la mano izquierda al mesmo rumbo, que llamamos San Benito; y en medio de ambas puntas hace ensenada como arco, y por medio hace abra hasta la cordillera Nevada, la cual parece por esta abra muy alta y con muchos picos; y uno dellos parece corona que tiene seis puntas, y otra al Sur que parece mano de Júdas abierta y vista por las espaldas. Hay mucha nieve: la alta es blanca, y la baja azul como cardenillo; y lo que no es nevado es negro. Esta es la cordillera de la tierra-firme, porque todo lo demas que está desde allá al Oeste, por donde al presente andamos descubriendo, es archipiélago de islas, y tierra despedazada. Y poco antes de llegar á la Punta de San Benito en la costa de mano derecha, entre tres playuelas chiquitas de largo de un batel, un cable de tierra, hay cuarenta brazas: es arena; y cerquita de tierra dos bateladas veinte y cinco brazas de limpio, cascajo; y arrimado á las peñas hay tres brazas, y enfrente de la playuela que está mas al Sudueste, dos bateladas de tierra, hay doce brazas, cascajo.

Dentro en la mesma caleta arrimado á las peñas, siete brazas, limpio, puede estar el navío á la plancha; y en unas hierbas que están en medio de la caleta y playuela de en medio hay cinco brazas; es piedra. Hay entre la playa de en medio y la postrera, medio cable de tierra, diez brazas, limpio; y enfrente de la playuela tercera hay diez y siete brazas limpio. En esta punta de San-Benito se estrecha la canal dos ayustes. En esta angostura hay cuatro Islotes y baxos, hierbazal. Los tres islotes, mas arrimados á la punta del Leste, y el uno á la parte del Oeste; y va la canal mayor entre el uno y los tres islotes, mas arrimada a los tres islotes, que va sin hierba mas ancha. Es canal de seis y siete y ocho y diez brazas, limpio. Puédese seguir y servir de puerto. Guárdense de las hierbas, que tienen poco fondo, y especialmente donde están espesas á la parte del Oeste donde está un bajo entre las hierbas, que solo se parecen los mijillones que están sobreagudos en el arrecife. Desde los arrecifes del hierbazal sigue la canal á la mesma derrota dos leguas, y al cabo dellas sale una punta larga y baja de la tierra de la mano derecha que se nornbró punta de Sancta-Catalina, y tiene al Leste una isleta, y al Sur una baja. Aquí se juntan la canal que viene desde los bajos de la hierba, arrimada á la cordillera Nevada, y hace una canal de mas de cuatro leguas de ancho. Y desde allí desde la punta de Sancta Catalina vuelve una ensenada á manera de canal la vuelta del Sudueste que pareció partir tierra, y es así verdad que la parte.

La vuelta del Nordeste de la punta de Sancta Catalina media legua, hay un islote: y al Sur dél está un bajo sobre agua, porque entre esta isla y punta va canal hondable, limpia para poder pasar por ella. Doblada la punta de Sancta Catalina, al Sudueste della cerquita hay unas caletas para bergantines y bateles. Desde estas caletas la vuelta del Sueste cuarta al Sur tres leguas, sale una punta y morro de tierra. Fuimos allá á hacer noche. Este dia hizo muchas diferencias de temples, el tiempo amaneció claro y el Sol muy caliente, y luego añubló y llovió poco con nortecillo bonancible, y luego calmó, y de mediodía arriba ventó sur, y hubo mar. Las corrientes hallamos unas veces al Sur, y otras al Norte, que andan conforme al viento y mareas. La canal que pasamos desde las caletas de la punta de Sancta Catalina al morro donde hicimos noche, tiene de travesía cuatro leguas desde la cordillera Nevada hasta el morro Nordeste-sueste, al qual llamamos Año nuevo, porque llegamos allí su víspera: y el dia de la Sanctisíma Circuncision de Jesu-Christo por la mañana pusimos en la punta deste morro dos cruces, y Pedro Sarmiento tomó la posesion por V. M. en presencia de los Pilotos Anton Pábios y Hernando Lamero y de los demas marineros soldados. La multitud de islas y tierras despedazadas sigue por esta parte hasta este parage, porque aquí dimos en la cordillera Nevada de la tierra firme que sale á la mar por esta canal; y sea aviso que va mayor canal entre la cordillera Nevada de la tierra-firme y las isletas que están entre la punta de Sancta-Catalina y los bajos del Herbazal: verdad es que aquella canal no la navegamos; mas vimos la entrada y la salida por donde se aparta y junta con esta Canal por donde fuimos.

Corre la frente deste morro de Año Nuevo por la banda del Norte que mira á la Cordillera Nevada Leste-oeste, punta por punta, como media legua: y allí hace arco, caletas y playas de guijarrales. Desde la Playa de enmedio, donde pusimos las cruces la vuelta del Noroeste, cerca como dos ahustes, está un isléo chico, y en medio hay canal hondable, limpia para pasar navíos. Al Sueste desta playa de las Cruces como dos leguas sale á la mar (digo á la canal) la cordillera Nevada de la tierra-firme que tiene cerca de la mar una mancha blanca que parece nieve, y es despeñadero de rio que hace espuma, qua hai muchos por aquí, y desde el medio hacia arriba tiene una gran chapa de nieve muy azul, que parece turquesa. Este morro de Año Nuevo por la cabeza de la banda del Leste va en redondo al Sueste y Susueste como una legua hasta la primera quebrada de agua que desciende de la cumbre por un rio, y Leste-oeste con este rio parece una gran boca de canal como de dos leguas. Fuimos allá y hallamos ser ensenada sin salida, y hace cala á la vuelta del Norte como una legua; y como nos vimos ensenados, volvimos á salir por donde habíamos entrado con harta pena. Tiene este codo quatro isletas que hacen canales; y esta ensenada desde las isletas para el Oeste va haciendo playa de arena y tierra, playa baja, mas de legua y media hasta el morro alto de Año Nuevo. Hay en éste pasage y playa que va haciendo arco hasta el pie del dicho morro, y fuimos hasta él este mesmo dia, que fue viérnes primero de Enero del año de mil é quinientos y ochenta.

Pasamos de largo de la dormida, y fuimos á una ensenada que está al Oeste del morro; y buscando canal y paso que rompiese, tambien hallamos ser ensenada sin salida de tierra baxa. Aquí hicimos alto esta noche; es playa y tierra baja, llana y anegadiza. En esta ensenada hay ocho y diez brazas, buen fondo; hay en esta costa muchas hierbas, y donde quiera que están es bajo: guárdense dellas donde se vieren. Sábado dos de Enero salimos de esta ensenada, y fuimos a otra que está al Oeste de la dicha poco mas de una legua, que tambien es tierra baja, sinó es la punta que está entre ambas ensenadas. Aquí embió Pedro Sarmiento dos hombres á la cordillera alta para que viesen si parecía mar, ó canal de la otra parte al Oeste, y no vieron cosa destas. Entramos en esta ensenada, y de ella fuimos á otra cercana, y al cabo della es tierra baja; y visto que todo era sin salida, Pedro Sarmiento y Hernando Lamero, Piloto Mayor de la Almiranta, subieron a una cordillera mui alta á descubrir mar y tierra, y á la banda del Oeste descubrieron de la otra banda un brazo de mar ancho y derecho que corre Nornoroeste-susueste. A esta cordillera llamamos Cordillera de la Oracion, porque allí nos encontramos a Dios, y pusimos una cruz; y Pedro Sarmiento tomó Posesion por V. M.: y subiendo mas arriba descubrimos una ensenada que hace el brazo dicho, y contáronse en ella treinta y tres islotes chicos y grandes, y á la redonda hacía muchas canales y caletas, al parecer angostas: y desde la ensenada donde dejamos el batel á este brazo hace una abra la cordillera, y por ella va un estero, que de pleamar se junta un brazo con otro por aqui, que puede pasar un batel.

Hay del uno al otro un tiro de arcabuz, por el cual pasó al otro brazo Anton Páblos mientras nosotros subíamos á lo alto. Este dia sábado ventó norte é hizo tanta niebla y obscuridad, que los que estábamos en la cordillera, con estar juntos, no nos viamos, y con solas voces, y marcándonos con una aguja de marear nos hallábamos. Todos estos dias tuvimos grandes y pesados aguaceros y grandes frios, y de noche pasábamos mucho trabajo en hacer fuego, y por enjugarnos nos metíamos en el fuego sin sentirlo, y quemábamos las ropas y calzados, porque de otra manera no podiamos vivir, mayormente los marineros, que molidos y cansados de remar, y mojados, llegaban los pobres yertos y pasmados sin tener ropa que poderse mudar, porque en el batel no se podía llevar por ser pequeño, y la comida tambien era poca, porque siempre la íbamos tasando mucho, y esta vez mas; procurando entretenernos con mijillones y hierbas de la mar, y muchas veces no las hallábamos, asi por llegar a costa brava donde no se cria, sinó en abrigo, como porque donde llegábamos á repararnos sucedía, estos dias que llegábamos con pleamar, que no se podía coger marisco aunque le hubiera. Toda esta noche llovió mucho y hizo mucho frio, porque ventó oeste. Domingo tres de enero partimos de esta ensenada de la Oracion, y ventó luego oeste frio, y saltó al noroeste, y metió tanto mar, que habiendo caminado como una legua con grandísima fuerza y trabajo de los marineros que bogaban, nos hizo fuerza que volvimos á arribará Popa á buscar donde repararnos por no anegarnos y perecer; y así nos metimos detras de unas peñuelas que solo abrigaban el batel, no mas de para que pasase aquella primera furia del tiempo.

En estas peñas tomamos la altura en cincuenta y dos grados. Llamáronse las Peñas del Altura. En todo este dia no fué posible poder salir de allí, porque la tormenta fué tanta que los navíos muy grandes no la sufrieran, y aquí esperamos día y noche. El lúnes quatro de enero amaneció alguna bonanza de mar, aunque había grandes refriegas de viento oeste y oessudueste; mas con todo arrimándonos, á la costa del Oeste partimos de aquí atravesando bocas y canales y caletas de punta á punta, unas veces con corrientes, con grandisimo trabajo de los marineros que bogaban en estas travesías fortísimamente, porque así era menester; y, aun con todo, muchas veces volvíamos atrás mas que ibamos adelante. Con todo este trabajo anduvimos este dia siete leguas con el favor de Dios. Este día no llovió, sinó por la mañana poco, con nieblezuelas que venían con refrieguillas del oeste y oessudueste. Desde las nueve del día hizo claro. Mártes cinco del mes partimos desta dormida, y caminamos al remo por la Canal al Norte con gran trabajo, y tomamos otra canal que va al Oeste, entre la cual y la Punta Larga hace un torno de arcipiélago de muchas islas pequeñas hasta hacia la punta que declina hacia el Oeste, y de allí á una punta que está al Oeste una legua: y entre una punta y otra hace una ensenada grande; y entre ella y la punta Larga hay muchas islas de tierra baja y montosa. Desde la punta del Oeste á otra punta que sale léjos, que nombramos punta de Mas al Oeste, hay una legua.

Este dia hubo bonanza. Ventó noroeste y oessudueste; pero hácese ordinariamente el viento á las canales: y, así, aunque es un viento, en cada boca de canal parece otro, conforme á la derrota que corre el rompimiento de la boca y canal. Desde esta punta del Oeste descubrimos un torno de mar y tierra en redondo que llamamos Arcipielago, sembrado de muchas islillas chicas, y grandes bajos, que juzgamos haber diez leguas de travesía. Desde esta punta parece un cabo de tierra, de mar en fuera, una gran vista al oeste, que es la tierra que se continua con el Cabo de Sancta Lucía que por la mar brava descubrimos el segundo viage y descubrimiento. Este arcipiélago hace una ensenada redonda, y desde la punta del Oeste vuelve la costa al Oessudueste dos leguas, y al cabo desta dist;lncia sale la boca de la canal de Nornoroeste-susueste que descubrimos desde el monte de la Oracion. Desde esta punta del Oeste navegamos por medio del arcipiélago tres leguas al Leste, hasta unas islillas donde nos alojamos esta noche entre unos pefiascos, donde había muchos lobos marinos, que en toda la noche no hicieron sinó bramar como becerros; y, por esto, las llamamos islas de Lobos. Miércoles seis de enero salimos destas islas de Lobos con norte y nornordeste, al Oeste y Oesnoroeste tres leguas hasta un golpe de muchas islillas chicas y grandes; y al Norte dellas cerca de la mas forafia, cerca por donde ibamos navegando, está una baja cercada de hierbazal. En viendo la hierba huye della.

Desde aquí parece la Mano de Júdas, de la Cordillera Nevada, que demora al Lesueste. Y desde la postrera islilla que está en la boca deste arcipiélago Nordeste-sudueste está un cabo gordo y pardo de tierra, que llamamos Cabo de Nuestra Señora de la Victoria: es negro, gordo y tajado, y hace unas manchas vetadas de blanco hacia laparte del arcipiélago, lo bajo con monte de arboleda, que es lo negro, y lo alto pelado. A los que salen deste arcipiélago por este rumbo parece estar la postrera tierra hacia el mar bravo por aquella parte: y, estando en media canal, demora este cabo de la Victoria con otro cabo que está en la otra costa de la otra parte de la canal grande del arcipiélagoque nombramos cabo de Nuestra Señora de las Virtudes, Nordeste-sudueste. Toma de la cuarta del Leste-oeste cinco leguas; y desde la postrera isla de la boca al Cabo de la Victoria, hay legua y media. Desde esta isla y bajo de la hierba fuimos al Oesnoroeste como dos leguas hasta una caleta en la costa, y allí saltamos en tierra: y, porque habíamos abierto ya el mar bravo y visto los cabos de una parte y de otra de las costas que hacen esta canal, subíeron Pedro Sarmiento, Hernando Lamero y Anton Páblos á una sierra alta de muy mal camino, gateando á peligro de despeñarnos y , desde arriba, marcamos los cabos y ensenadas que pudimos alanzar con la vista desta manera. A esta sierra donde subimos llamósede San Jusepe. Desde aquí, con una aguja de marear, marcamos la tierra y cabos.

El.cabo de NuestraSeñora de la Victoria demora Norte-sur cuarta de Noroeste-sueste con el Monte de S. Jusepe dos leguas de canal enmedio sin recuestas que se parezcan; y otra mas de fuéra, que llamamos cabo de Sancta Isabel, de-mora .con el monte de San Jusepe Noroeste-sueste cuarta de Norte sur: Toma algo de la media partida, quatro leguas de canal de mar: y la tierra de Nuestra Señora de la Victoria es isla. Hay canal entre ella y el cabo de Sancta Isabel, y en medio hay muchos islotes y bajas. Desde el monte de San Jusepe demora el cabo que se continúa con el deSancta-Lucía, que descubrimos el segundo descubrimiento, al Oessudueste cuatro leguas. Hayentre este cabo y el de Sancta Lucía dos grandes ancones que tienen muchas Islillas y Baxas. Hecha esta marcacion, bajamos del monte por un despeñadero tan áspero que, cierto, tuvimos riesgo de nos despeñará cada paso y Dios nos libró deste peligro y de otros muchos. ¡A Él sean dadas infinitas gracias! Amen. Y por ser cuando bajamos á la caleta ya tarde, y venir mojados, hicimos aquí noche. Aquí entendieron los pilotos que la traza de Pedro Sarmiento y la descripcion suya era cierta en cuanto al todo. Juéves siete del mes partimos desta caleta de San]usepe, y con gran tempestad caminamos al remo la vuelta del Nordeste por la canal como seis leguas entre islas y la Tierra Grande, contra mar y viento norte y corrientes y con muchos aguaceros. Hicimos noche en una caleta al Oessudueste de la punta de Nuestra Señora de las Virtudes.

El viérnes ocho del mes partimos desta caleta, y fuimos al remo con mucho viento norte y gran mar y muchos aguaceros y gran frio y, con trabajo, montamos la punta de Nuestra Señora de las Virtudes: y, ántes de llegar á ella, hallamos dos grandes ancones llenos de islillas, y bajos, y es toda tierra quebrada. Y, dobrada esta punta de las Virtudes, descubrimos otra punta al Nordeste cuarta al Norte dos leguas y, por entre una punta y otra, hay gran ensenada que entra la vuelta del Norte con muchas isletas en medio, que es toda esta tierra despedazada, y cada boca echa de sí su vientodiferente y las mas veces tormentoso.Es costa toda de peñascos, y cuasi toda brava, y el fondo a pique y malo. Por aquí va la canal á media canal Nordeste-sudueste. Cargó este dia tanto mar y viento norte y aguaceros y granizo frio que era imposible ir adelante; y volver atras era perder mucho. Por no perder lo que tanto trabajo había costado ganar, nos determinamos dar la vela baja y, con ella, navegamos al Lesnordeste como tres leguas; y, no pudiendo ir mas á la vela, amainamos, y comenzaron á bogar por doblar una punta para nos abrigar de la tempestad y corrientes: y, con grandísima fuerza de brazos, los buenos y valientes marineros rompieron la corriente, y doblaron una punta que una galera tuviera mucho que hacer en romper; y, como la tormenta cargaba cada vez mas, nos fué forzoso meternos en una caleta á repararnos por esta noche. Sábado nueve del mes salimos desta caleta, que llamamos del monte de rigo, porque tiene encima un morro que parece monte de trigo; y ántes de salir marcamos la canal de San Estevan, que es la que habiamos dejado á mano derecha en la isla de las dos Canales, como arriba se dijo; y salimos desta caleta, atravesamos á la primera punta, que está Norte-sur quarta de Norueste-sueste, una legua de la caleta.

Llamamos á esta punta de San Blas. La punta de Nuestra Señora de las Mercedes demora con la de San Blas Noroeste-sueste. Desde la punta de San-Blas vuelve la canal y costa hasta otra punta, que llamamos de San Luis, Norte-Sur una legua. Por aquí tiene la canal de ancho Leste-Oeste una legua, y tiene unas isletas mas allegadas á la costa del Leste. Desde el paraje de la costa de San Luis vuelve la costa por ambas partes, y la canal al Norte cuarta del Noruestesueste. Desde la punta de San Luis, al Norte cuarta al Nordeste, como media legua, está un morro alto redondo que tiene de la banda del Sudueste una macha de nieve que hace figura de animal de cuatro pies como que está paciendo, y tiene la cola como zorra, y por esto le llamamos el morro de la Zorra; y en la costa frontera de la Zorra está un ancon Nordeste-sudueste, que es surgidero de fondo de piedra en treinta, y veinte, y quince, y diez brazas. Es abrigado del sur y norte y travesía, que en estas partes es el Oeste. Este dia nos terció el tiempo razonablemente que pudimos ir un rato á la vela. Ventó algun vahage de sur y sudueste y oeste, y todo con aguacerillos y frio y algun granizo. Este dia venimos á alcanzar alojamiento tres leguas al sur de las puntas de la isa de Dos Canales. Esta noche llovió y ventó norte furiosamente hasta buen rato de la mañana del domingo, Por aquí vimos muchas corrientes que nos detenían unas veces, especialmente en las puntas, y otras nos ayudaban conforme á las crecientes y menguantes de las maréas.

El domingo diez de Enero con todo el mal tiempo que hacía de aguaceros, porque abonanzó la mar con ellos, partimos al remo; y luego, en saliendo, comenzó el Norte y Noroeste y con mucho frio y aguaceros y corrientes contrarias que hacían ir reventando a los marineros, bogando y quebrando los remos, por no arribar un palmo; porque se siente mucho perder lo que cuesta tantas gotas de sangre como estos caminos cuestan que, por no arribar, se ponían muchas veces á peligro y riesgo de ahogarse; y, demas desto, ya no teníamos comida ninguna porque habían pasado ya seis dias más del término para que habíamos llevado racion, y algunos se sentían ya muy flacos y sin fuerzas y, aun marisco, ya no hallábamos porque no se cría sinó en abrigos, y lo mas de todo esto es costa brava sin fondo. Y, con todos estos impedimentos y trabajos, este dia alcanzamos unas quebradas de muchas isletas donde en una dellas vimos dos nutrias, y úna gordisima que no se podía menear. Lúnes, once del mes, amananeció bonanza y partimos desta dormida y fuimos por el angostura, y poco despues de mediodía descubrimos el brazo de la Concepción, y Puerto Bermejo; y, queriendo ir á nos alojar á la Isla de los Ignocentes con calma, por ser léxos, pareció tarde; por lo cual, y porque entraba la maréa y viento fresco con ella, dimos la vela, y súbito cargó tanto Sudueste y Oessudueste y metió tanta mar, que un muy eran navío se viera en trabajo y arribara, si tuviera donde; y, asi, nosotros, aunque quisieramos arribar, no podíamos sin peligro de la vida; y tomar la isla no era posible; por lo cual, encomendándonos á Dios, nos aventuramos, confiados en su misericordia, de atravesar el golfete de la Concepción á la otra banda, teniendo cuenta los Pilotos con las mares, unas veces arribando, otras yendo á orza; largando y cazando escota, y los marineros achicando el agua que los golpes de mar metían en el pequeño batel, á quien guardó Nuestra Señora de Guia, cuyo nombre se le había puesto; y ansí, con su favor, venimos ántes que anocheciese á tomar la ensenada que está al Nordeste del Hocico de Caiman donde, á puesta de sol, los marineros, habiendo comido un bocado bien escaso, se determinaron de ir esta noche á los navíos, que estaban una legua escasamente; y, tomando los remos, llegaron a Hocico de Caiman; y, queriendo doblar la Punta, hallamos tanto Sur y mar, que no fué posible ir adelante.

Y, por esto, y por ser muy noche, nos volvimos detrás de la punta; donde, tentando como ciegos, hallamos un pedregalejo abrigado donde nos recogimos é hicimos fuego y estuvimos esta noche. Mártes, doce del mes, partimos de aquí con bonanza, porque las mas veces las hay por las mañanas; y, mediante Dios, llegamos al Puerto-Bermejo de la-Concepcion donde hallamos los compañeros buenos de salud, que ya habian acabado el bargantin, en lo cual todos habían trabajado muy bien, y nos regocijamos unos con otros, porque los unos temíamos que á los otros les subcediese algo, porque como la tierra es de tiempos tan pesados, los que estaban en los navíos temían que nos hubiese algun golpe de mar anegado el batel, é ya trataban de irnos á buscar como debían, sinó fuera con cautela, por quel Almirante y algunos de la Almiranta decían que ellos debían de ir, y Hernando Alonso, Piloto, que nó, sinó él. Y, entendióse, que los del Almirante y él no pretendían sinó salir y dar una vuelta con el bargantin por la parte que se les antojase, y de ahí á dos dias volverse y decir que ya era perdido el General, y volverse á Chile; que era una maldad contra el servicio de Dios Nuestro Señor y de V. M. Y, por venir este dia, no hubo efecto su mala intencion. Y sea aviso, para los que por aquí hubieren de venir, que traigan los navíos cargados de cables y anclas en muy mucha abundancia, porque son mucho menester para esta tierra; porque esta tierra es muy hondable y hay muchos ratones y tormentas de vientos muy pesados; y hay muchas corrientes diversas, porque cada canal llama sus corrientes en todo este arcipiélago.

Pasóse en este tercero descubrimiento grandísimo trabajo; y el mayor fué no hallar puertos seguros, y canales claras para poder llevar los navíos, aunque se hizo mucho en descubrir la salida á la mar por el Sur del Cabo de Sancta Lucía, porque, desde allí, tenía Pedro Sarmiento por cierto que á la otra salida habiamos de embocar en el estrecho, que era lo que buscábamos. Llegado Pedro Sarmiento y pilotos y compañeros a los navíos, visitó los pañoles y despensas de las naos, porque en su ausencia supo que había habido desórden, especialmente, el Almirante había mandado acrecentar la racion de pan á los soldados porque se les daba á diez onzas de ración y les mandó dar á libra á los que quedaban en el navío, sin tener consideracion á lo de alante, ni teniendo respeto a la miseria quel pobre de Sarmiento y sus compañeros pasaban en el batel. Entendióse, por lo que despues se supo, que Juan de Villalobos no pretendía sinó consumir y acabar los mantenimientos brevemente por tener ocasion para que nos volviésemos á Chile, diciendo que, por falta de comida, se volvían y que no se podía ir adelante sin ella, y procuraba hacer amigos á costa de las vidas de los que andaban trabajando para que le ayudasen en sus malos propósitos, que despues se supieron. Mas, Pedro Sarmiento, entendiendo solo la destruicion de las vituallas de la Almiranta, visitóla, y enmendó lo que era necesario, y dió las llaves que tenían despensero y guardian, á una persona sola, que fué Al Piloto Mayor, para que por su mano se distribuyese y, en dando racion, guardase las llaves; y en la Capitana quitó las llaves al Tenedor de Bastimentos, Juan de Sagasti, así por sedicioso, como por dañador de los mantenimientos, y puso otro despensero mas diligente y fiel; y mandó que se volviese á dar la racion que ántes se daba, porque mucho mas vale que digan: Aquí pasó hambre fulano y hizo lo que era obligado á Dios y á su Rey, que no digan: por desordenado se consumió, y no efectuó á lo que fué embíado.

Esta reformacion fué murmurada malamente, y despues llegó á mucho riesgo; pero, en fin, se llevó adelante, porque así convenía al bien y vida de todos, porque Sarmiento siempre tuvo determinado de morir ó hacer efecto, con el ayuda de Nuestro Señor Jesu-Christo y de su benditísima Madre Santa Maria. Y, para esto, viendo la largueza del camino que se le ofrecía por delante, ibase previniendo lo mejor que Dios le daba á entender y hacia orejas sordas á palabras locas. En este puerto, Pedro Sarmiento hizo una linea meridiana en tierra, y marcó las agujas de marear; y se cebaron y adobaron y aderezaron, cebándolas y reparándolas; porque con las tormentas y humidades habían recibido mucho daño,. Y sea aviso á todos, que las que estaban bien cebadas nada nordesteaban, ni noroesteaban, sinó sólo aquella media cuarta que los aceros están trocados de la punta de la flor de lis: y es opinión de poco experimentados afirmar que hay nordestear, ó noroestear si la aguja está bien cebada y afinada; y cuando se halla algun defecto que parece tirar á esto en la aguja, es otro el secreto, que tiene remedio; y no es de aquí, por ser experiencia manual. Arriba se dijo que cuando la primera vez se llegó a este Puerto Bermejo se tomó posesión por V. M. y olvidabáse de decir cómo despues se volvió á tomar con escribano cuando la Armada estuvo aquí surta; cuyo Testimonio es el que sigue.

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