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Conflictos del Golfo

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Para destruir el potencial bélico iraquí se organizó la expedición multinacional (participaron 29 naciones) más potente jamás organizada desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial: más de 500.000 hombres, además de 2.000 carros de combate, un millar de helicópteros de ataque y otros tantos aviones de combate. La operación "Desert Sword" (Espada del Desierto), nombre en clave del ataque terrestre desarrollado en el ámbito de la operación "Desert Storm" (Tormenta del Desierto) comenzada la noche del 17 de enero, estalló a las 4:00 horas del día 24 de febrero. Pocos días antes todos los destacamentos estadounidenses del VII° y XVIII° Cuerpo habían cumplido, en el más absoluto secreto, un amplio movimiento hacía el este formándose frente a la frontera iraquí. Dicha maniobra, realizada por más de 100.000 hombres de las fuerzas americanas, británicas y francesas, fue cubierta por bombardeos aéreos masivos. El objetivo del general H. Norman Schwarzkopf, comandante en jefe de las fuerzas de la coalición, era atacar por el oeste el dispositivo iraquí y cortarle cualquier vía de repliegue. Pocas horas antes del ataque, las piezas de 406 mm de los acorazados USS "Wisconsin" y USS "Missouri" comenzaron a batir las costas kuwaitíes con la finalidad de engañar a los iraquíes haciéndoles creer que se trataba de una preparación de artillería con la intención de realizar un desembarco inminente. Más al oeste, en el desierto saudí, la artillería de gran calibre y los lanzamisiles múltiples MLRS de las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas desencadenaron un auténtico infierno en las posiciones enemigas.

Tal y como estaba previsto, a las 4:00 horas las fuerzas terrestres aliadas comenzaron el ataque a través de dos ejes principales de penetración: el primero en la frontera saudí-iraquí, confiado al XVIII° Airbone Corps y a la división francesa "Daguet", que guiaba la ofensiva protegiendo el flanco izquierdo; el segundo, en la frontera saudí-kuwaití, conducido por el VII° US Corps, al cual se agregó la First Armoured Division del contingente británico. Sustancialmente se trataba de "una clásica operación militar de abatimiento de las fronteras enemigas", como fue definida posteriormente la acción por el general Schwarzkopf. Para convencer al Estado Mayor iraquí de la inminencia de un gran ataque frontal terrestre y anfibio, las fuerzas acorazadas y mecanizadas egipcias y sirias formadas en el centro del dispositivo, además de las de los países del Consejo de Cooperación de los Estados Árabes del Golfo (CCSAG) y las dos brigadas del US Marine Corps situadas al sur, se lanzaron contra las posiciones iraquíes a lo largo de la frontera kuwaití. Simultáneamente, mientras los destacamentos del XVIII° y VII° Cuerpo atravesaban las primeras líneas defensivas, más de 2.000 hombres de la 1012 Air Assault Division eran helitransportados a espaldas del enemigo, casi 120 km en el interior de Irak, en donde instalaron inmediatamente una base avanzada denominada en clave "Cobra". El asalto helitransportado estuvo dirigido por los "Screaming Eagles" (águilas chillonas) de la 1012, probablemente, el asalto más importante de toda la historia militar.

Mientras por el flanco izquierdo de la directriz de ataque oeste los blindados AMX 10 RC franceses de la División "Daguet" estaban apuntando contra As Salman llevándose por delante a la 451 División iraquí, los destacamentos mecanizados del XVIII° Airbone Corps se adentraban en profundidad en territorio enemigo con la intención de cortar cualquier vía de comunicación a lo largo del Tigris y el Éufrates, aislando así a las fuerzas de Saddam Hussein formadas junto a la frontera. La tarde del 24 de febrero, los carros Abrams y las orugas Bradley de la 32 Armored Cavalry actuaron conjuntamente con las fuerzas helitransportadas de la 101? Air Assault Division. En el sector central, el que se había confiado al VII° Cuerpo, la operación "Desert Sword" preveía la destrucción de las defensas iraquíes, lo que sucedió al amanecer del día 24 de febrero mediante la 1? Infantry Division, la famosa "Red Big One". A continuación se dirigieron a través del territorio iraquí hacia el este, en dirección de Kuwait. Al alcanzar los T-62 y los BMP de la 122 División Acorazada iraquí, les tocó el turno a los Challenger y a los Warrior ingleses, quienes destruyeron un centenar de ellos sin sufrir ni una sola baja. Sólo un Warrior fue alcanzado durante el ataque, pero por un "Tank Killer" A-10 de la US Air Force; un dramático error que costó la vida a nueve hombres. Durante la noche del 25 al 26 de febrero tuvo lugar la batalla de carros más importante de esta guerra, cuando los Abrams del VII? Cuerpo se enfrentaron a los T-72 de la Guardia Republicana en la frontera noroeste de Kuwait.

Consciente de lo que ello significaba, el Estado Mayor estadounidense puso en acción toda su fuerza, haciendo intervenir a dos Divisiones acorazadas completas: en pocas horas, los carros estadounidenses destruyeron la totalidad de la División "Towalkalna" sin registrar ninguna pérdida. Mientras los Abrams del VII° Cuerpo hacían pedazos los T-72 iraquíes, las unidades de punta del XVIII° Cuerpo realizaban un amplio movimiento hacia el este en dirección de la autopista Bagdad-Basora con el objetivo de atacar las posiciones controladas por la gran División de la Guardia Republicana. En realidad, la amplia maniobra en tenaza de las fuerzas estadounidenses estaba orientada nada más ni nada menos que a crear un gigantesco saco dentro del cual hacer caer y destruir las principales unidades del cuerpo de batalla iraquí que intentasen retirarse. La maniobra resultó bien, ya que en total sólo cinco o seis brigadas consiguieron escapar al cerco. Después de que las fuerzas del XVIII° y VII° Cuerpo atravesaran las primeras líneas defensivas, por el sur estaban penetrando en profundidad en el dispositivo enemigo las cinco brigadas mecanizadas del CCSAG y las dos brigadas del US Marine Corps, estas últimas reagrupadas en la 1? Marine Division; entraron en acción y desmantelaron las defensas iraquíes dirigiéndose hacia el norte, en dirección a Kuwait City. Al amanecer del 27 de febrero, la capital del emirato fue embestida por los destacamentos de las Fuerzas Especiales norteamericanas, británicas y francesas, seguidas poco después por las fuerzas mecanizadas saudíes y kuwaitíes.

Simultáneamente, los "marines" se había apoderado del aeropuerto de Kuwait City, mientras el grueso de las fuerzas iraquíes, sometidas a un duro bombardeo y al continuo ataque de los helicópteros anticarro y los mortíferos A-10 Thunderbolt, trataban de escapar hacia el norte, en donde las unidades mecanizadas acorazadas del XVIII° y VII° Cuerpo estaban ultimando los preparativos para cercar la ciudad. A las 5:30 horas, el comando aliado declaró oficialmente que todas las fuerzas iraquíes que se encontraban aún en el emirato habían cesado el fuego y, o bien habían escapado, o bien se habían rendido. Más allá de la frontera de Kuwait, las tropas de Bagdad que se retiraban seguían siendo atacadas por vehículos de ataque de las fuerzas de coalición, especialmente los destacamentos de la Guardia Republicana formados en los alrededores de Basora. Dos de las divisiones acorazadas, la división "Medina" y la división "Hammurabi", fueron totalmente destruidas durante las últimas horas de la guerra. El 28 de febrero, a las 2:00 horas, el presidente de los Estados Unidos, George Bush, propuso a Irak el cese del fuego, siendo aceptado dos horas más tarde por Saddam Hussein. En menos de 100 horas, las fuerzas de la coalición habían puesto fuera de combate o habían destruido totalmente no menos de 40 divisiones iraquíes y habían hecho prisioneros a más de 70.000 hombres. Las pérdidas aliadas fueron irrisorias en relación con los objetivos alcanzados durante esta guerra relámpago. Desgraciadamente, el "fuego amigo" fue el que provocó más daños humanos y materiales a las tropas de tierra, más que el fuego iraquí. La operación "Desert Sword" fue un éxito total con un adversario bien equipado pero poco entrenado y mucho menos preparado para la guerra moderna, incapaz de combatir de noche y, sobre todo, desmoralizado al ser sometido a una dura prueba mediante las pasadas de los raids aéreos. Durante los 38 días que precedieron a la ofensiva terrestre, la aviación aliada había realizado con éxito más de 94.000 misiones de guerra, atacando no sólo el potencial bélico iraquí, sino sobre todo la moral de los soldados de Bagdad.

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