Mujer y cultura: los salones
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Datos principales
Rango
Edad Moderna
Desarrollo
El siglo XVIII puede entenderse, sin lugar a dudas, como el siglo de la mujer. (234 ) Si en los siglos XV y XVI surgieron en Europa, entre las clases privilegiadas urbanas, numerosas mujeres cultas que formaron parte de los círculos de humanistas y participaron en el proyecto renacentista, en el siglo XVIII también hubo un resurgir de mujeres cultas unidas al impulso de la Ilustración. En el siglo XVIII, Carlos III impulsó la enseñanza de materias técnica y como consecuencia estimuló la industria, el comercio y las obras públicas, a través de la fundación de Colegios, Institutos Científicos, Museos, Academias y de las sociedades económicas de Amigos del País. Estas reformas con éxitos más o menos considerables, dieron lugar a un notable renacimiento económico. (235 ) Gráfico Todo ello podía haber influido favorablemente en las mujeres de ciertas capas sociales, concretamente en aquellas pertenecientes a la burguesía. Pero las mujeres españolas burguesas no estaban aún capacitadas, salvo honrosas excepciones, para comprender las posibilidades de emancipación que comenzaban a ofrecérseles. Efectivamente, según Gloria Franco, lo más significativo en el proceso de construcción cultural y político para forjar al nuevo ciudadano fue el triunfo de la mujer doméstica que cortó de raíz una trayectoria de visibilidad social y de autonomía personal en la vida de las mujeres que se habría iniciado en el medievo con el fenómeno del "amor cortés"; había proseguido después mediante su participación en los cenáculos literarios de la República de las Letras durante el Renacimiento, y se había mantenido más adelante con la aparición del movimiento de "las preciosas" en Francia durante el siglo XVII para continuar posteriormente, durante la centuria ilustrada, con la eclosión de los salones, herederos del preciosismo. Si la presencia y el protagonismo femenino en todos esos espacios, los más públicos dentro del orden político existente en cada una de esas épocas, había ido in crescendo, sirviendo de pauta y de guía a la sociedad sobre el papel de las mujeres en ella, fue, paradójicamente, a finales del Antiguo Régimen y en plena emergencia de la sociedad liberal, en el contexto social y político donde, por primera vez, se cuestiona y discute públicamente sobre la ciudadanía y los derechos individuales, cuando el patriarcado decide cortar esa trayectoria de cierta autonomía y libertad.