La mujer en el ámbito del pensamiento, la cultura y el arte
Compartir
Datos principales
Rango
Edad Moderna
Desarrollo
Un tema recurrente en la Época Moderna fue el de los discursos y representaciones que en todo tiempo y lugar, los hombres intelectuales o políticos han elaborado sobre las mujeres; sobre el ser y el deber ser de las mujeres. El ideario que manejaban los hombres cultos y letrados de aquellas épocas no siempre coincidía con el pensamiento y la vida de las mujeres, que mostraban su autonomía en muchos casos. Pero el peso de ciertas tradiciones de pensamiento fue evidente en la construcción de la vida de las gentes y específicamente sobre las mujeres. Los textos de los humanistas sobre la intención de educarlas para el matrimonio y la vida familiar, los discursos de los sacerdotes católicos en cuyo centro destaca la figura de la Virgen María son de gran interés. Gráfico En el siglo XVIII se convirtió en un tema crucial los discursos sobre la educación femenina. En 1726 la Defensa de las mujeres publicada por Feijoo significó la reapertura en la sociedad española de la querella de las mujeres, una de las polémicas más recurrentes en toda Europa desde la baja Edad Media, justamente en un momento clave para la construcción de la identidad femenina. El autor utilizó la imagen de Bárbara de Braganza y su patronazgo sobre la educación femenina como ejemplo para hacer valer su afirmación de la supuesta inferioridad física, moral e intelectual de las mujeres como uno de los errores comunes asumidos por la sociedad y su reivindicación del talento de las mujeres.
Lo que interesa actualmente no es tanto el tema de los discursos sino la recepción que las mujeres pudieron hacer de tales discursos que, sin duda, debieron influir en la construcción de la identidad femenina, creada en la intersección de los discursos y de prácticas de formación y de adecuación social que fueron propias del Antiguo Régimen. En aquella centuria hubo una gran preocupación pedagógica y muchas órdenes religiosas femeninas pasaron de la vida contemplativa a la actividad docente. La influencia de las mujeres en el terreno de la cultura comenzó a reconocerse por algunos pensadores en el Renacimiento, aunque la filosofía, y las humanidades en general, continuaron en manos masculinas. En este sentido, se elaboraron elencos de mujeres célebres, con el fin de completar la trayectoria del pensamiento humano desde la antigüedad. Progresivamente se fueron debilitando las condiciones que impedían el acceso de las mujeres a la cultura y aumentó el número de ellas que escribían poesía y se interesaban por la ciencia, la política y la música, fundamentalmente entre la clase noble. Así por ejemplo, Galileo mantuvo correspondencia con la duquesa de Toscana, Cristina de Lorena, a propósito de sus descubrimientos en astronomía y la defensa de las tesis copernicanas. La ciencia se desarrolló en Europa a partir sobre todo del siglo XVII. En las Academias Científicas, primer paso en la institucionalización de la ciencia, se impidió expresamente la participación de las mujeres.
La Real Sociedad de Londres, creada en 1662, no admitió a ninguna mujer como miembro de pleno derecho. En España, la creación de Academias tuvo su inicio en el siglo XVIII. El primer caso fue el de las "Sociedades Económicas de Amigos del País", creadas a finales de dicha centuria por el monarca Carlos III. Estas Sociedades suponían la institucionalización de los "salones" de los aristócratas, pero, a diferencia de éstos, en los que las mujeres aristócratas participaron activamente, las Sociedades Económicas recién creadas no permitieron el acceso a las mujeres. Josefa Amar y Borbón se preguntaba "cómo una Sociedad cuyo nombre es de "Amigos del País" puede excluir de su seno a toda una parte del país, la más numerosa, que son las mujeres". El debate establecido en la alta sociedad sobre la conveniencia o no de la entrada de las mujeres en las sociedades tenía para ella una sola causa: "Los hombres en esta discusión llevan ventaja, pues son ellos los que se han erigido a sí mismos en jueces del litigio, al tomar en sus manos la decisión de admitir o no a las damas". 3.1. La educación de la mujer en el Antiguo Régimen. Discursos sobre la capacidad intelectual de las mujeres. 3.2. Mujeres escritoras y lectoras 3.3. Mujeres promotoras artistas: los mecanismos de ocultación. 3.4. La obra de las mujeres pintoras: algunos ejemplos. 3.5. La mujer y la música 3.6. Universidades, Academias y Salones científicos. 3.7. Mujeres científicas.
El nacimiento de la ciencia moderna 3.8. Figuras femeninas de la literatura, pintura, música, ciencia, etc. durante los siglos XVI, XVII y XVIII. En definitiva, la nueva historia de la mujer ha de superar, ha escrito García Cárcel, la concepción primitiva de justificarse en función de una serie de mitos personales, (...) el análisis histórico debe pasar por la superación de la vieja y lacrimógena cantinela del victimismo masoquista de la sufrida condición femenina, determinada por la opresora condición masculina. (...) Nada se avanza científicamente repitiendo los tópicos -por reales que sean- de la opresión de la mujer (...) La historia de la mujer debe ser la historia de las situaciones dialécticas entre el hombre y la mujer mantenidas a lo largo del tiempo y no la fatalista servidumbre que la condición femenina presuntamente impone. (6 )
Lo que interesa actualmente no es tanto el tema de los discursos sino la recepción que las mujeres pudieron hacer de tales discursos que, sin duda, debieron influir en la construcción de la identidad femenina, creada en la intersección de los discursos y de prácticas de formación y de adecuación social que fueron propias del Antiguo Régimen. En aquella centuria hubo una gran preocupación pedagógica y muchas órdenes religiosas femeninas pasaron de la vida contemplativa a la actividad docente. La influencia de las mujeres en el terreno de la cultura comenzó a reconocerse por algunos pensadores en el Renacimiento, aunque la filosofía, y las humanidades en general, continuaron en manos masculinas. En este sentido, se elaboraron elencos de mujeres célebres, con el fin de completar la trayectoria del pensamiento humano desde la antigüedad. Progresivamente se fueron debilitando las condiciones que impedían el acceso de las mujeres a la cultura y aumentó el número de ellas que escribían poesía y se interesaban por la ciencia, la política y la música, fundamentalmente entre la clase noble. Así por ejemplo, Galileo mantuvo correspondencia con la duquesa de Toscana, Cristina de Lorena, a propósito de sus descubrimientos en astronomía y la defensa de las tesis copernicanas. La ciencia se desarrolló en Europa a partir sobre todo del siglo XVII. En las Academias Científicas, primer paso en la institucionalización de la ciencia, se impidió expresamente la participación de las mujeres.
La Real Sociedad de Londres, creada en 1662, no admitió a ninguna mujer como miembro de pleno derecho. En España, la creación de Academias tuvo su inicio en el siglo XVIII. El primer caso fue el de las "Sociedades Económicas de Amigos del País", creadas a finales de dicha centuria por el monarca Carlos III. Estas Sociedades suponían la institucionalización de los "salones" de los aristócratas, pero, a diferencia de éstos, en los que las mujeres aristócratas participaron activamente, las Sociedades Económicas recién creadas no permitieron el acceso a las mujeres. Josefa Amar y Borbón se preguntaba "cómo una Sociedad cuyo nombre es de "Amigos del País" puede excluir de su seno a toda una parte del país, la más numerosa, que son las mujeres". El debate establecido en la alta sociedad sobre la conveniencia o no de la entrada de las mujeres en las sociedades tenía para ella una sola causa: "Los hombres en esta discusión llevan ventaja, pues son ellos los que se han erigido a sí mismos en jueces del litigio, al tomar en sus manos la decisión de admitir o no a las damas". 3.1. La educación de la mujer en el Antiguo Régimen. Discursos sobre la capacidad intelectual de las mujeres. 3.2. Mujeres escritoras y lectoras 3.3. Mujeres promotoras artistas: los mecanismos de ocultación. 3.4. La obra de las mujeres pintoras: algunos ejemplos. 3.5. La mujer y la música 3.6. Universidades, Academias y Salones científicos. 3.7. Mujeres científicas.
El nacimiento de la ciencia moderna 3.8. Figuras femeninas de la literatura, pintura, música, ciencia, etc. durante los siglos XVI, XVII y XVIII. En definitiva, la nueva historia de la mujer ha de superar, ha escrito García Cárcel, la concepción primitiva de justificarse en función de una serie de mitos personales, (...) el análisis histórico debe pasar por la superación de la vieja y lacrimógena cantinela del victimismo masoquista de la sufrida condición femenina, determinada por la opresora condición masculina. (...) Nada se avanza científicamente repitiendo los tópicos -por reales que sean- de la opresión de la mujer (...) La historia de la mujer debe ser la historia de las situaciones dialécticas entre el hombre y la mujer mantenidas a lo largo del tiempo y no la fatalista servidumbre que la condición femenina presuntamente impone. (6 )