Las mujeres y su representación en la Guerra de la Independencia
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Datos principales
Rango
Edad Moderna
Desarrollo
En torno al bicentenario de la Guerra de la Independencia, muchos estudios están tratando de llegar a la experiencia femenina en el convulso periodo de transformaciones del siglo XIX. Concretamente, algunos temas de gran interés que están cobrando importancia con los estudios de mujeres que dejaron una huella profunda como Agustina de Aragón o Doña Frasquita, así como las leyendas que se generaron y los elementos que se omitieron, sus modalidades de participación y los significados y leyendas que en torno a ellas se fueron elaborando ya entonces. La investigación ha demostrado que aunque pocas dispararon cañones, sus labores y palabras resultaron cruciales. Este es el caso de la patriota gaditana Doña Frasquita Larrea (1775-1838), muy conocida por sus famosas tertulias. Fue una destacada representante del patriotismo femenino, que intentó dejar oír su voz en la línea de actuación de hacerse más visibles en el terreno político. También hay que recordar una figura tan interesante como la de María del Carmen Silva, la Robespierre española: una heroína y periodista en la Guerra de la Independencia. Así, pues, en las reuniones y tertulias, en la prensa y en proclamas, las mujeres en España procuraron abrirse un hueco en el ámbito político, aunque para ello tuvieran que contentarse con hacerse respetar presentándose revestidas de la sagrada misión de madres y esposas. Pero si es verdad que pocas dispararon cañones, hubo muchas mujeres que destacaron como heroínas en la guerra, unas veces como colectivo y otras como personas singulares.
Este es el caso de las mujeres en la campaña de Andalucía, o el más concreto de María Bellido en la batalla de Bailén, o el de "la Compañía de Santa Bárbara" en los sitios de Gerona. Otras mujeres como Manuela Malasaña, que de costurera llegó a convertirse en mito madrileño, o María García, La Tinareja espía en la serranía de Ronda y ejemplo de coraje, o Isabel de Roxas de Lemos, la Reina Pamplona. Tampoco faltaron mujeres aristócratas en esta encrucijada bélica, como la marquesa de Villafranca y la Condesa de Ega, conocida como la citoyenne aristócrata. Muchas de aquellas mujeres fueron inmortalizadas en las ilustraciones gráficas que remarcaban el carácter de lucha sin cuartel de toda la población española. La denominada "Guerra de papel" o guerra propagandística buscó dar una misión importante a la mujer, presentándola como una luchadora nata por la defensa de las ciudades y pueblos desde los primeros momentos de la guerra. Este carácter adquirió su momento culminante a partir del primer sitio de Zaragoza, en el que según las crónicas luchó al lado de los hombres empleando sus mismas armas. Las estampas de propaganda se hicieron eco de esa faceta, hasta entonces ignorada de la mujer, mostrando actitudes heroicas, a veces tan exageradas y tan por encima de la realidad humana, como los casos de las Matronas aragonesas y Agustina de Aragón. (85 ) Este hecho también ocurrió en Iberoamérica, donde algunas mujeres se convirtieron en auténticas heroínas y mártires de su tierra en hojas volantes, panfletos y folletos.
(86 ) El mejor ejemplo se encuentra en Policarpa Salavarrieta, la Pola, que fue sacrificada por los españoles en 1817 y asiduo motivo de inspiraciones de los pintores y grabadores de historia. (87 ) Gráfico En conclusión, la mujer no permaneció al margen, ni invisible en la guerra del Antiguo Régimen. Aunque se conocen ya las actuaciones de muchas mujeres excepcionales parece que su papel como colectivo fue mucho más de lo que estaba establecido y en muchos casos llegó a ser heroica y relevante. La guerra no dejaba indiferente a la población, y mucho menos a la mujer, por ello, hay que seguir rastreando su presencia para conocer y comprender su actuación tanto en sus intervenciones ofensivas y defensivas - su resistencia activa o pasiva- como en sus padecimientos, así como en sus aportaciones de toda índole: logísticas, sanitarias, de espionaje, defensivas, financieras, etc.
Este es el caso de las mujeres en la campaña de Andalucía, o el más concreto de María Bellido en la batalla de Bailén, o el de "la Compañía de Santa Bárbara" en los sitios de Gerona. Otras mujeres como Manuela Malasaña, que de costurera llegó a convertirse en mito madrileño, o María García, La Tinareja espía en la serranía de Ronda y ejemplo de coraje, o Isabel de Roxas de Lemos, la Reina Pamplona. Tampoco faltaron mujeres aristócratas en esta encrucijada bélica, como la marquesa de Villafranca y la Condesa de Ega, conocida como la citoyenne aristócrata. Muchas de aquellas mujeres fueron inmortalizadas en las ilustraciones gráficas que remarcaban el carácter de lucha sin cuartel de toda la población española. La denominada "Guerra de papel" o guerra propagandística buscó dar una misión importante a la mujer, presentándola como una luchadora nata por la defensa de las ciudades y pueblos desde los primeros momentos de la guerra. Este carácter adquirió su momento culminante a partir del primer sitio de Zaragoza, en el que según las crónicas luchó al lado de los hombres empleando sus mismas armas. Las estampas de propaganda se hicieron eco de esa faceta, hasta entonces ignorada de la mujer, mostrando actitudes heroicas, a veces tan exageradas y tan por encima de la realidad humana, como los casos de las Matronas aragonesas y Agustina de Aragón. (85 ) Este hecho también ocurrió en Iberoamérica, donde algunas mujeres se convirtieron en auténticas heroínas y mártires de su tierra en hojas volantes, panfletos y folletos.
(86 ) El mejor ejemplo se encuentra en Policarpa Salavarrieta, la Pola, que fue sacrificada por los españoles en 1817 y asiduo motivo de inspiraciones de los pintores y grabadores de historia. (87 ) Gráfico En conclusión, la mujer no permaneció al margen, ni invisible en la guerra del Antiguo Régimen. Aunque se conocen ya las actuaciones de muchas mujeres excepcionales parece que su papel como colectivo fue mucho más de lo que estaba establecido y en muchos casos llegó a ser heroica y relevante. La guerra no dejaba indiferente a la población, y mucho menos a la mujer, por ello, hay que seguir rastreando su presencia para conocer y comprender su actuación tanto en sus intervenciones ofensivas y defensivas - su resistencia activa o pasiva- como en sus padecimientos, así como en sus aportaciones de toda índole: logísticas, sanitarias, de espionaje, defensivas, financieras, etc.