La irrupción de los mulatos
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Desarrollo
La envidia de los pequeños blancos ante los mulatos enriquecidos dio lugar a un conjunto de leyes discriminatorias, que buscaba frenar el ascenso social de los mulatos y trataba de convertirlos en ciudadanos de segunda categoría, pese a que teóricamente eran totalmente libres. En 1758 se les prohibió portar armas y en 1771 se les impidió ocupar cargos en los tribunales o en las milicias y ejercer la medicina. En 1768 se prohibió a las mulatas casarse con blancos. En 1779 se los obligó a vestirse de manera especial para denotar su condición y en 1781 se les prohibió utilizar los títulos de Monsieur y Madame (señor y señora). Al igual que los plantadores, algunos mulatos ricos solían pasar largas temporadas en París, y allí constituyeron la Sociedad de los Amigos de los Negros, que tuvo una excelente acogida entre los grupos franceses más radicales. Una vez estallada la revolución, los mulatos ofrecieron una importante cantidad de dinero para hacer frente al pago de la deuda pública. En realidad, su principal objetivo era obtener de la Asamblea Nacional la plenitud de sus derechos ciudadanos, un importante arma con la que enfrentarse a las leyes discriminatorias de los pequeños y los grandes blancos de Saint-Domingue. Sin embargo, este reconocimiento no fue nada sencillo, por cuanto muchos sectores de la burguesía francesa, especialmente los más vinculados a la trata y a la industria azucarera, se oponían a la medida, ya que argumentaban que la misma era el prolegómeno al reconocimiento del pleno derecho de los negros, y con ello el fin de la esclavitud y de la prosperidad en la que se basaba el sistema de plantación.
Como contrapartida, los plantadores asentados en Saint-Domingue endurecieron su política con los mulatos y en 1790 lograron que se constituyera una Asamblea Colonial totalmente favorable a sus intereses, a tal punto que consideró inadmisible cualquier reivindicación de los derechos políticos de los mulatos. La Asamblea fue encargada del gobierno de la isla, y también debía nombrar los delegados a la Asamblea Nacional. De hecho estamos frente a una declaración de independencia impulsada por los plantadores. La postura de duro enfrentamiento de los blancos condujo a una mayor radicalización social. Ante la cerrazón de los blancos, los mulatos decidieron recurrir a la violencia a fin de poder imponer sus reivindicaciones. La Sociedad de los Amigos de los Negros envió a Vicente Ogé a Saint-Domingue, en octubre de 1790, con el objeto de encabezar un levantamiento. Otros líderes de la rebelión eran uno de sus hermanos y Jean Baptiste Chavannes. Los cabecillas rebeldes fueron apresados y ejecutados, lo que marcó el fin del levantamiento. La principal causa del fracaso estuvo en el aislamiento social de los mulatos, que evitaron hacer causa común con los esclavos negros, por considerarse superiores a los mismos. Muy influidos por el discurso de la Revolución Francesa y de la independencia de los Estados Unidos , los mulatos comenzaron a hablar de igualdad y de independencia con mayor intensidad que en el pasado. A partir de entonces empezaron a organizarse para oponerse por la fuerza tanto a los plantadores locales como a las autoridades francesas, a quienes hacían responsables de la discriminación que estaban sufriendo.
La situación se fue haciendo cada vez más tensa y violenta y el número de víctimas por ambos bandos no dejaba de incrementarse, aumentando la sensación de inestabilidad que se vivía. Sin embargo, mientras los blancos y los mulatos estaban enzarzados unos contra otros, nadie se ocupaba de la situación de los esclavos negros, que veían cómo su situación se deterioraba a la vez que escuchaban a sus amos discutir de derechos humanos, de libertad, de igualdad y de autonomía y muy pronto se convencieron de que dichos conceptos debían ser aplicables a sí mismos. De forma inesperada, en agosto de 1791, estalló una revuelta de esclavos negros en las plantaciones del norte de Saint-Domingue, que inició un período de violencia y gran incertidumbre que se prolongaría durante diez años.
Como contrapartida, los plantadores asentados en Saint-Domingue endurecieron su política con los mulatos y en 1790 lograron que se constituyera una Asamblea Colonial totalmente favorable a sus intereses, a tal punto que consideró inadmisible cualquier reivindicación de los derechos políticos de los mulatos. La Asamblea fue encargada del gobierno de la isla, y también debía nombrar los delegados a la Asamblea Nacional. De hecho estamos frente a una declaración de independencia impulsada por los plantadores. La postura de duro enfrentamiento de los blancos condujo a una mayor radicalización social. Ante la cerrazón de los blancos, los mulatos decidieron recurrir a la violencia a fin de poder imponer sus reivindicaciones. La Sociedad de los Amigos de los Negros envió a Vicente Ogé a Saint-Domingue, en octubre de 1790, con el objeto de encabezar un levantamiento. Otros líderes de la rebelión eran uno de sus hermanos y Jean Baptiste Chavannes. Los cabecillas rebeldes fueron apresados y ejecutados, lo que marcó el fin del levantamiento. La principal causa del fracaso estuvo en el aislamiento social de los mulatos, que evitaron hacer causa común con los esclavos negros, por considerarse superiores a los mismos. Muy influidos por el discurso de la Revolución Francesa y de la independencia de los Estados Unidos , los mulatos comenzaron a hablar de igualdad y de independencia con mayor intensidad que en el pasado. A partir de entonces empezaron a organizarse para oponerse por la fuerza tanto a los plantadores locales como a las autoridades francesas, a quienes hacían responsables de la discriminación que estaban sufriendo.
La situación se fue haciendo cada vez más tensa y violenta y el número de víctimas por ambos bandos no dejaba de incrementarse, aumentando la sensación de inestabilidad que se vivía. Sin embargo, mientras los blancos y los mulatos estaban enzarzados unos contra otros, nadie se ocupaba de la situación de los esclavos negros, que veían cómo su situación se deterioraba a la vez que escuchaban a sus amos discutir de derechos humanos, de libertad, de igualdad y de autonomía y muy pronto se convencieron de que dichos conceptos debían ser aplicables a sí mismos. De forma inesperada, en agosto de 1791, estalló una revuelta de esclavos negros en las plantaciones del norte de Saint-Domingue, que inició un período de violencia y gran incertidumbre que se prolongaría durante diez años.