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Arte Español Medieval

Desarrollo


El nombre de Alhambra deriva de al-Qala al-Hamra, el castillo rojo, sin duda por el color rojo de la arcilla del cerro de la Sabika en el que se asienta, arcilla utilizada en la construcción de sus muros. Aparece citada por vez primera en los textos árabes a fines del siglo IX, mencionada como una fortaleza en la que buscaron refugio los musulmanes perseguidos por los indígenas durante las revueltas del gobierno de Abd Allah (888-912), pero el castillo existiría ya con anterioridad. El siguiente paso en la vida de la Alhambra corresponde ya al siglo XI y de él tenemos noticias a través de las memorias de Abd Allah, el último rey de la dinastía zirí de Granada. Según la controvertida tesis defendida por Bargebuhr, durante el reinado de Badis Ibn Habbus, abuelo de Abd Allah, el visir judío José ibn Negrela, privado del rey Badis desde 1056 a 1066, ideó y construyó jardines y un palacio en la fortaleza de la Alhambra, frente al palacio de los reyes ziríes, emplazado al otro lado del Darro, en la alcazaba qadima del Albaicín. De esta Alhambra del siglo XI han llegado hasta nuestros días algunos cimientos y lienzos inferiores de muros y torres en la zona de la alcazaba, sobre los que se eleva la obra nazarí del siglo XIII. A ellos ya se refirió Torres Balbás en su estudio sobre la Alhambra antes del siglo XIII, y desde un punto de vista arqueológico se detectan estos restos por el uso del llamado aparejo zirí, una caja de mampostería de canto rodado encintada por doble fila de ladrillos.

Las referencias a estas fortificaciones de la Alhambra en época zirí son inequívocas en las memorias de Abd Allah. Más problemática resulta la tesis de un palacio del visir judío José ibn Negrela en la Alhambra. Esta tesis, ya defendida por Dozy, y que fuera negada por Torres Balbás, ha sido retomada por Bargebuhr, con nuevos argumentos, teniendo en cuenta algunas fuentes literarias. Así el poeta antijudío Abú Ishaq de Elvira acusa a José ibn Negrela de haber desviado para su provecho el agua de una fuente y de haber recubierto de mármol su casa. Por otro lado, el poeta judío Salomón ibn Gabirol, el Avicebrón de los autores latinos medievales, de quien fueron mecenas literarios los ibn Negrela, describe un palacio con una Fuente de los Leones: "y la guarnición de los leones está junto a su borde/como si bramaran a la presa, leoncillos/en cuyo interior hay fuentes que derraman/por sus bocas torrentes como ríos". Todos los estudiosos coinciden en señalar que los doce leones de mármol -la taza es nazarí-, que rodean la Fuente de los Leones del palacio de Muhammad V, al que han dado nombre, han sido reutilizados de otro palacio anterior, ya que desde un punto de vista estilístico están dentro de la tradición artística cordobesa, es decir, pertenecen a los siglos X-XI, al igual que sucede con los actuales leones del Partal, procedentes del maristán de Granada. La tesis de Bargebuhr propone que los leones de la Fuente sean los descritos por ibn Gabirol y correspondan al palacio de José ibn Negrela en la Alhambra, posteriormente reutilizados por los sultanes nazaríes. Dejando atrás la época zirí, las crónicas siguen informándonos sobre la Alhambra en el siglo XII, que se convirtió en refugio y baluarte del partido andalusí en las numerosas luchas y revueltas tanto contra la ocupación almorávide, primero, como contra la dominación almohade, después. Resulta bastante probable que una vez sofocadas estas revueltas de carácter nacionalista, los almohades desmantelasen la fortaleza de la Alhambra, debido al papel de oposición que había jugado este emplazamiento.

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