Italica (Santiponce, Sevilla)
Compartir
Datos principales
Rango
Hispania romana
Desarrollo
La ciudad romana de Itálica tiene una fecha de fundación muy concreta: el año 206 a.C., cuando el general Publio Cornelio Escipión decidió crearla para establecer allí a los soldados que habían resultado heridos en la batalla de Ilipa contra los lusitanos . El mismo nombre de Itálica hace referencia a su origen romano. Es preciso distinguir en su entramado urbano dos partes. La vetus urbs -ciudad vieja-, corresponde al núcleo original fundado por Escipión y actualmente se encuentra bajo el casco urbano del pueblo sevillano de Santiponce, creado en el siglo XVII. La nova urbs -ciudad nueva-, fue fundada por Adriano , aunque sólo estuvo activa entre el primer tercio del siglo II y mediados del siglo III después de Cristo . Esta permaneció durante muchos siglos como tierra de labranza y es actualmente la zona arqueológica visitable. La excavación arqueológica de Itálica comienza muy pronto, cuando, entre 1781 y 1788, Francisco de Bruna emprende un primer estudio de la ciudad romana. Estos trabajos han permanecido hasta la actualidad, rindiendo preciosos frutos de alto valor histórico y artístico, gran parte de los cuales se conservan en el Museo Arqueológico de Sevilla . Entre los restos que hoy podemos observar in situ destacan las murallas, las casas de la Exedra, Neptuno, Patio Rodio, Hilas, de los Pájaros o Planetario, el Traianeum -templo dedicado a Trajano -, las Termas Mayores, el Teatro o el Anfiteatro.
Una de las ciudades más importantes de la Hispania romana, tiene una trazado de amplias calles con aceras porticadas. Todavía puede observarse el enlosado y el bordillo de las vías, así como las cimentaciones de los pilares de los pórticos. La traza urbana responde al clásico modo ortogonal romano, formando amplias manzanas rectangulares en las que se ubicaban tanto las viviendas particulares como los edificios públicos. Redes de abastecimiento de agua y alcantarillado nos hablan de un conjunto urbano perfectamente planificado. El agua era llevada mediante a la ciudad mediante un acueducto, almacenándose en cisternas desde las que se suministraba a las fuentes públicas y a los edificios principales mediante tuberías de plomo. Todavía son observables las conducciones del alcantarillado, cuyas rejillas se sitúan en los cruces de las calles más importantes. El área visitable incluye una parte del barrio construido a iniciativa de Adriano , probablemente como homenaje a su antecesor y padre adoptivo, Trajano. Las investigaciones arqueológicas nos han descubierto un conjunto de seis edificios públicos y cerca de cincuenta casas, aun muchas de ellas sin excavar. Merece la pena destacar, dentro de un conjunto magnífico de construcciones y mosaicos, el anfiteatro, uno de los mayores del Imperio romano. En él podían observar el espectáculo hasta 25.000 espectadores.
Una de las ciudades más importantes de la Hispania romana, tiene una trazado de amplias calles con aceras porticadas. Todavía puede observarse el enlosado y el bordillo de las vías, así como las cimentaciones de los pilares de los pórticos. La traza urbana responde al clásico modo ortogonal romano, formando amplias manzanas rectangulares en las que se ubicaban tanto las viviendas particulares como los edificios públicos. Redes de abastecimiento de agua y alcantarillado nos hablan de un conjunto urbano perfectamente planificado. El agua era llevada mediante a la ciudad mediante un acueducto, almacenándose en cisternas desde las que se suministraba a las fuentes públicas y a los edificios principales mediante tuberías de plomo. Todavía son observables las conducciones del alcantarillado, cuyas rejillas se sitúan en los cruces de las calles más importantes. El área visitable incluye una parte del barrio construido a iniciativa de Adriano , probablemente como homenaje a su antecesor y padre adoptivo, Trajano. Las investigaciones arqueológicas nos han descubierto un conjunto de seis edificios públicos y cerca de cincuenta casas, aun muchas de ellas sin excavar. Merece la pena destacar, dentro de un conjunto magnífico de construcciones y mosaicos, el anfiteatro, uno de los mayores del Imperio romano. En él podían observar el espectáculo hasta 25.000 espectadores.