Fortuna crítica
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Datos principales
Rango
Renacimiento Español
Desarrollo
El Greco disfrutó del éxito en vida, aunque por diferentes motivos se vio apartado de los más importantes mecenas de la época, como ya se ha explicado en páginas precedentes. Pero su clientela toledana le proporcionó la posibilidad de desarrollar su arte y convertirse en un pintor altamente estimado en su tiempo, por sus propios compañeros de profesión, como consta en diversos documentos, y por los entendidos e intelectuales de la época, algunos de los cuales le dedicaron elogiosos escritos, como su amigo Paravicino o Góngora , quien compuso para él un "Soneto funerario". En el siglo XVII su estilo disfrutó también de reconocimiento, probablemente por su dominio técnico, por la calidad de su pintura y por la sensibilidad piadosa de su obra religiosa, en cierto modo coincidente con la intención mística de la pintura barroca española . Las numerosas copias de sus cuadros que se llevaron a cabo en este periodo son un claro testimonio de que su arte era por entonces todavía apreciado. Sin embargo, en la siguiente centuria, fundamentalmente a partir del Neoclasicismo, El Greco fue descalificado por extravagante y caprichoso, y cayó en el olvido o en el desprecio hasta que los románticos franceses le redescubrieron tras la exposición de algunas de sus obras en la galería española del Louvre a mediados del siglo XIX, apreciando el exotismo y la subjetividad de su pintura. Posteriormente los impresionistas se sumaron al reconocimiento de su arte, valorando en él su originalidad, la libertad de su factura y su calidad cromática. La exposición monográfica que organizó el Museo del Prado en 1902 y el estudio riguroso que le dedicó Manuel B. Cossío en 1908 fueron los inicios del camino que condujo a la auténtica comprensión de su pintura. A lo largo del siglo XX ha sido objeto de numerosos e importantes estudios, gracias a los cuales hoy se le considera como se merece, es decir, como uno de los más grandes genios de la pintura.