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Datos principales
Rango
Pearl Harbor
Desarrollo
En Pearl Harbor, el domingo 7 de diciembre de 1941 se encuentra anclada la Flota norteamericana del Pacífico, en total 94 buques. De ellos, ocho son acorazados -Pennsylvania, Arizona, Nevada, Oklahoma, Tennessee, California, Maryland y West Virginia- y ocho más cruceros - New Orleans, San Francisco, Raleigh, Detroit, Phoenix, Honolulu, St. Louis y Helena-. Los portaaviones Lexington y Enterprise se hallan en alta mar, el primero regresando de la isla de Wake y el segundo rumbo a Midway. La base de Pearl Harbor dispone del mayor dique flotante del mundo, con 350 metros de largo, capaz de recibir a la vez a un acorazado y un crucero; hay pistas de aviación y se encuentra defendida por el refugio natural Diamond Head, con baterías antiaéreas. En el momento del ataque, de las treinta y una baterías antiaéreas de tierra sólo cuatro estaban en posición. Únicamente la cuarta parte de los ciento ochenta cañones antiaéreos de la Flota disponían de su dotación. A cargo de la base está el almirante Kimmel , jefe de la Flota del Pacífico, y como jefe de la guarnición de tierra el teniente general Short. Las únicas señales de actividad bélica las proporcionan las tropas de Short, quienes se dirigen a sus puestos tras recibir la "señal de alarma 1", esto es, previsión de actos de sabotaje realizados por la población japonesa.
Por ser domingo, la Flota se encuentra anclada en puerto, pues la costumbre es regresar a Pearl Harbor el fin de semana. A comienzos de diciembre, el servicio de desciframiento norteamericano conoce que todo el personal diplomático japonés ha recibido la orden de destruir sus claves secretas y los documentos reservados. Además, se sabe que el cónsul nipón en Honolulu ha recibido información sobre la localización de las unidades de la Flota del Pacífico. Inexplicablemente, estos indicios no hacen al Mando norteamericano prever ningún ataque por parte de Japón. Tampoco lo hizo la información recibida según la cual el servicio de interceptación de mensajes había perdido el rastro a los portaaviones japoneses, interpretando que estos de hallaban anclados en algún puerto nipón. En consecuencia, no fue enviado ningún aparato de reconocimiento ni se incrementaron las medidas de seguridad en la base. Por último, el Mando norteamericano estaba convencido de que, caso de producirse un ataque japonés sobre la isla, éste tendría lugar por el sur mediante una operación anfibia. Este convencimiento se vio refrendado por el hecho de que aviones de reconocimiento británicos y americanos habían avistado varios convoyes de tropas japonesas navegando por el golfo de Siam. Minusvalorando la capacidad japonesa, los americanos pensaban que esta operación requeriría del grueso de los portaaviones nipones, lo que impediría que el ataque se produjera de manera simultánea.
Sin embargo, esto es lo que finalmente sucedió. El día 6 de diciembre, al tiempo que a bordo de los portaaviones japoneses tenía lugar la ceremonia de consagración a la batalla, los servicios de información americanos se afanaban en descifrar los mensajes en "clave púrpura", hallando que Japón se proponía rechazar las condiciones del ultimátum norteamericano del 6 de noviembre, lo que, en la práctica, significaba la guerra. Simultáneamente, en Washington se interceptaba y descifraba un mensaje japonés según el cual se daban instrucciones al embajador para que el día 7 a las 13, hora local, comunicara oficialmente la ruptura de negociaciones. El contenido del mensaje fue conocido por el almirante Stark, jefe de operaciones navales, a las 9,15 horas. 35 minutos más tarde pasó al Secretario de Estado. Los dos cayeron en la cuenta de que la hora prevista por los japoneses para la ruptura de las negociaciones coincidía con el amanecer en Honolulu y, por tanto, con el inicio de un posible ataque. A pesar de ello, no fue sino hasta más de una hora más tarde cuando el jefe del Estado Mayor General, Marshall , leyó el mensaje, proponiendo a Stark que se pusiera en alerta a las Fuerzas Armadas. Esta opción no fue, sin embargo, aprobada, por lo que Marshall redactó un mensaje personal de aviso que fue cifrado y transmitido a las 12 de la mañana, hora de Washington. Para cuando llegó a Pearl Harbor, el ataque japonés ya estaba en pleno desarrollo.
Por ser domingo, la Flota se encuentra anclada en puerto, pues la costumbre es regresar a Pearl Harbor el fin de semana. A comienzos de diciembre, el servicio de desciframiento norteamericano conoce que todo el personal diplomático japonés ha recibido la orden de destruir sus claves secretas y los documentos reservados. Además, se sabe que el cónsul nipón en Honolulu ha recibido información sobre la localización de las unidades de la Flota del Pacífico. Inexplicablemente, estos indicios no hacen al Mando norteamericano prever ningún ataque por parte de Japón. Tampoco lo hizo la información recibida según la cual el servicio de interceptación de mensajes había perdido el rastro a los portaaviones japoneses, interpretando que estos de hallaban anclados en algún puerto nipón. En consecuencia, no fue enviado ningún aparato de reconocimiento ni se incrementaron las medidas de seguridad en la base. Por último, el Mando norteamericano estaba convencido de que, caso de producirse un ataque japonés sobre la isla, éste tendría lugar por el sur mediante una operación anfibia. Este convencimiento se vio refrendado por el hecho de que aviones de reconocimiento británicos y americanos habían avistado varios convoyes de tropas japonesas navegando por el golfo de Siam. Minusvalorando la capacidad japonesa, los americanos pensaban que esta operación requeriría del grueso de los portaaviones nipones, lo que impediría que el ataque se produjera de manera simultánea.
Sin embargo, esto es lo que finalmente sucedió. El día 6 de diciembre, al tiempo que a bordo de los portaaviones japoneses tenía lugar la ceremonia de consagración a la batalla, los servicios de información americanos se afanaban en descifrar los mensajes en "clave púrpura", hallando que Japón se proponía rechazar las condiciones del ultimátum norteamericano del 6 de noviembre, lo que, en la práctica, significaba la guerra. Simultáneamente, en Washington se interceptaba y descifraba un mensaje japonés según el cual se daban instrucciones al embajador para que el día 7 a las 13, hora local, comunicara oficialmente la ruptura de negociaciones. El contenido del mensaje fue conocido por el almirante Stark, jefe de operaciones navales, a las 9,15 horas. 35 minutos más tarde pasó al Secretario de Estado. Los dos cayeron en la cuenta de que la hora prevista por los japoneses para la ruptura de las negociaciones coincidía con el amanecer en Honolulu y, por tanto, con el inicio de un posible ataque. A pesar de ello, no fue sino hasta más de una hora más tarde cuando el jefe del Estado Mayor General, Marshall , leyó el mensaje, proponiendo a Stark que se pusiera en alerta a las Fuerzas Armadas. Esta opción no fue, sin embargo, aprobada, por lo que Marshall redactó un mensaje personal de aviso que fue cifrado y transmitido a las 12 de la mañana, hora de Washington. Para cuando llegó a Pearl Harbor, el ataque japonés ya estaba en pleno desarrollo.