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Datos principales
Rango
Sexenio democrático
Desarrollo
En la madrugada del 3 de enero de 1874, una vez derrotado el Gobierno Castelar , el general Pavía disolvió por la fuerza la Asamblea. Apenas hubo resistencia al golpe, salvo en contadas localidades. La trascendencia del golpe merece una descripción más detallada del ambiente en que se desarrolló. La sesión parlamentaria del 2 de enero se inició con un discurso de Castelar sobre, su gestión al frente del ejecutivo. El lado positivo que destacó se centró en el restablecimiento del orden público; el lado negativo lo concretó en las dificultades de la guerra carlista : "Nuestra situación, grave bajo varios aspectos, ha mejorado bajo otros. La fuerza pública ha recobrado su disciplina y subordinación. Los motines diarios han cesado por completo... Es necesario cerrar para siempre, definitivamente, así la era de los motines populares, como la era de los pronunciamientos militares... La guerra carlista se ha agravado de una manera terrible. Las provincias Vascongadas y Navarra se hallan poseídas casi por los carlistas... Por la provincia de Burgos amenazan constantemente al corazón de Castilla y por la Rioja pasan el Ebro como acariciando nuestras más feraces comarcas". Suspendida la sesión a las siete de la tarde, se reemprendió a las once con el discurso respuesta de Salmerón , contrario a Castelar . A las cinco de la madrugada del día 3 comenzó a votarse la moción de confianza: por 110 votos contra 101 salió derrotado el Gobierno Castelar.
Fue el momento elegido por el general Pavía para iniciar el movimiento de tropas hacia el palacio de las Cortes en la carrera de San Jerónimo: dos compañías de la guardia civil, dos de infantería y una batería de montaña. A las siete de la mañana las Cortes principiaron la elección del nuevo poder ejecutivo de la República, entre los dos candidatos: Emilio Castelar o el republicano intransigente Eduardo Palanca. El escrutinio quedó interrumpido cuando el presidente de la Cámara, Salmerón, anunció: "Señores diputados, hace pocos minutos que he recibido un recado u orden del capitán general (creo que debe ser el ex-capitán general de Madrid), por medio de dos ayudantes, para decir que se desalojase el salón en un término perentorio". Como primera respuesta algunos diputados plantearon conceder un voto de confianza al derrotado Gobierno Castelar , intento rechazado por éste. Otros diputados propusieron un decreto con la inmediata destitución del general Pavía. Propuesta irrealizable porque los guardias civiles ya entraban en el hemiciclo. A partir de ahí la confusión y los gritos testimoniales, recogidos puntual y escrupulosamente, en el Diario de Sesiones: "Un señor diputado: ¡Ha entrado la fuerza armada en el salón! (Penetra en el salón la fuerza armada.) Varios señores diputados: ¡Soldados, viva la República Federal! ¡Viva la Asamblea soberana! (Otros señores diputados apostrofan a los soldados, que se repliegan a la galería y allí se oyen algunos disparos, quedando la sesión terminada en el acto)".
Eran las siete y media de la mañana. La ocupación militar de los puntos neurálgicos de la ciudad de Madrid completó el golpe. En palabras del protagonista de La Primera República, de Pérez Galdós : "Cansado de correr en tonto por las calles, donde no veía más que tropas fríamente alineadas e inactivas, sin ver asomar por ninguna parte la cara iracunda del pueblo; asqueado del indigno suceso histórico que llegó al brutal consummatum sin dignidad por la parte ofendida ni arrogancia por parte de los asesinos de la República, me fui a mi casa con la esperanza de que un sueño profundo ahogara mi desaliento tristísimo y dulcificase mi amargura ...Pero mis nervios se opusieron fieramente a que yo durmiera...En las calles no advertí el menor síntoma de inquietud ni emoción y todo el mundo en las ocupaciones habituales de cada día". Mientras tanto, se reunían para decidir el futuro los notables de los partidos políticos: el general Serrano , el almirante Topete , los generales José y Manuel Gutiérrez de la Concha , Manuel Becerra , Cánovas del Castillo , Beranger, Elduayen, Cristino Martos , Rivero y Montero Ríos .
Fue el momento elegido por el general Pavía para iniciar el movimiento de tropas hacia el palacio de las Cortes en la carrera de San Jerónimo: dos compañías de la guardia civil, dos de infantería y una batería de montaña. A las siete de la mañana las Cortes principiaron la elección del nuevo poder ejecutivo de la República, entre los dos candidatos: Emilio Castelar o el republicano intransigente Eduardo Palanca. El escrutinio quedó interrumpido cuando el presidente de la Cámara, Salmerón, anunció: "Señores diputados, hace pocos minutos que he recibido un recado u orden del capitán general (creo que debe ser el ex-capitán general de Madrid), por medio de dos ayudantes, para decir que se desalojase el salón en un término perentorio". Como primera respuesta algunos diputados plantearon conceder un voto de confianza al derrotado Gobierno Castelar , intento rechazado por éste. Otros diputados propusieron un decreto con la inmediata destitución del general Pavía. Propuesta irrealizable porque los guardias civiles ya entraban en el hemiciclo. A partir de ahí la confusión y los gritos testimoniales, recogidos puntual y escrupulosamente, en el Diario de Sesiones: "Un señor diputado: ¡Ha entrado la fuerza armada en el salón! (Penetra en el salón la fuerza armada.) Varios señores diputados: ¡Soldados, viva la República Federal! ¡Viva la Asamblea soberana! (Otros señores diputados apostrofan a los soldados, que se repliegan a la galería y allí se oyen algunos disparos, quedando la sesión terminada en el acto)".
Eran las siete y media de la mañana. La ocupación militar de los puntos neurálgicos de la ciudad de Madrid completó el golpe. En palabras del protagonista de La Primera República, de Pérez Galdós : "Cansado de correr en tonto por las calles, donde no veía más que tropas fríamente alineadas e inactivas, sin ver asomar por ninguna parte la cara iracunda del pueblo; asqueado del indigno suceso histórico que llegó al brutal consummatum sin dignidad por la parte ofendida ni arrogancia por parte de los asesinos de la República, me fui a mi casa con la esperanza de que un sueño profundo ahogara mi desaliento tristísimo y dulcificase mi amargura ...Pero mis nervios se opusieron fieramente a que yo durmiera...En las calles no advertí el menor síntoma de inquietud ni emoción y todo el mundo en las ocupaciones habituales de cada día". Mientras tanto, se reunían para decidir el futuro los notables de los partidos políticos: el general Serrano , el almirante Topete , los generales José y Manuel Gutiérrez de la Concha , Manuel Becerra , Cánovas del Castillo , Beranger, Elduayen, Cristino Martos , Rivero y Montero Ríos .