Dos grandes obras del racionalismo
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Datos principales
Desarrollo
La Casa Bloc (1932-1936. Sant Andreu, Barcelona; "A.C." n.? 11. 1933), viene a ser entonces la gran obra racionalista realizada por el GATCPAC (concretamente por J. L.. Sert , J. B; Subirana y J. Torres Clavé). Se trataba de multiplicar el número de viviendas adosadas con la incorporación de tres bandas superpuestas de dúplex (200). Estos se integran en cinco bloques soldados por las cajas de enlaces verticales (escalera y ascensor), formando un solo cuerpo con planta en Z, comunicado con la gran ciudad, bien equipado (biblioteca, parvulario, club, cooperativas de consumo, talleres) y dotado de zonas para juegos o jardines que pasan por debajo del bloque intermedio al estar elevado sobre "pilotis". La cubierta plana también sería utilizable como zona de recreo. La vivienda, con acceso por galería y con terraza uniformadas, tiene ventilación cruzada y orientación variada. Los espacios mínimos se distribuyen con estricta racionalidad: estar-comedor, cocina, aseo y terraza en planta baja; tres dormitorios en planta alta. Esta obra, en definitiva, se proyectaba asumiendo las nuevas tecnologías (estructura de acero laminado para aligerar la obra, elementos seriados), además de los recientes y consabidos postulados del IV Congreso del CIRPAC (1933). Desvirtuada posteriormente, este tipo de vivienda mínima en bloque -digna en su momento- no será igualada en lucidez hasta que en nuestros días, con estilo y condiciones diferentes, el mismo Sáenz de Oíza cree otra obra cumbre de la arquitectura española, las Viviendas M-30 (1986-1990.
Madrid). El estilo de la Casa Bloc, la incorporación de la vivienda individual en dúplex al bloque de la ciudad y el protagonismo de la terraza en composición de fachada, son características debidas en última instancia a Le Corbusier (Inmueble-villa, 1922) y a José Luis Sert como adaptador de las mismas. Su Casa de viviendas dúplex de alquiler (1930-1931. C/ Muntaner c/v Párroco Ubach, Barcelona; "A.C." n.? 4. 1931), es un temprano y brillante ejemplo. En esta obra, Sert conseguía, manejando dos alturas, una gran limpieza espacial, que se traduce a exterior con nitidez mediante una composición de fachada correspondiente a la función. En la armonía establecida al relacionar el muro con el hueco, obtiene también limpieza de líneas con marcos metálicos y seriados, en unas ventanas recortadas sin molduras, delatando una voluntad neoplasticista, con una tersura que solamente rompen las terrazas. La terraza es introducida en muchas viviendas de bloque urbano que construyen en Barcelona algunos miembros del grupo, entendida en mayor o menor medida como conexión con la Naturaleza -hoy día ya sin sentido por la contaminación ambiental- y como elemento variado en la composición de fachada, al tiempo que se matiza el rigor del racionalismo importado: Edificio de viviendas (1931. Vía Augusta, 61) y Edificio Astoria (1933-1934. C/ París, 193) de Germán Rodríguez Arias; Edificio de viviendas (1934-1935. C/ Aribau, 243) de Raimundo Durán Reynals; Edificio de viviendas (1934-1935.
C/ Padua, 96) de Sixto Illescas; Edificio de viviendas (1934-1937. Diagonal, 419) de Ricardo Churruca. No obstante, el desarrollo y adecuación de la terraza a la vivienda burguesa será ya durante la postguerra: por F. Mitjans Miró (Edificio de viviendas. 1941-1944. C/ Amigó, 76); al igual que en Madrid hará L. Gutiérrez Soto , quien la introduce en esta ciudad (Edificio de viviendas. 1932-36/1939-42. C/ Almagro, 26). En el Dispensari Central Antituberculós (1934-1938. P. San Bernardo, 10 c/v Torres Amat, Barcelona). culmina la colaboración del grupo -concretamente J. L. Sert , J. B. Subirana y J. Torres Clavé- con la Generalitat. En 1934 les hace el encargo dentro de un programa de socialización hospitararia y lucha contra la tuberculosis. Tres bloques en un solo cuerpo de cuatro plantas que delata sus funciones (portería, dispensario, administración, sala de conferencias), sorteando un solar irregular y acogiendo al usuario mediante patio-jardín. Recurso a la estructura metálica, forjados de bovedilla ligera, elementos prefabricados. Habitaciones ventiladas, yuxtapuestas, articuladas y servidas por corredor en L también ventilado e iluminado. Traducción a exterior en volúmenes puros de gran potencia plástica que, aun pudiendo recordar el Pabellón Suizo (1930-1932. París) de Le Corbusier , supera todo rigor insípido para generar la pulcritud requerida y la perduración en un entorno concreto (muros vidriados). En esta obra convergen todas las ideas condicionantes de un programa sanitario que se resuelve racional y funcionalmente, si bien superando el hospital de pabellones de fines del siglo XIX, al tiempo que mantiene unitariamente sus deslindadas funciones: higiene, asepsia, ventilación, soleamiento. En cierto modo, estos criterios planteados eran desarrollados en un frustrado proyecto de rara belleza y perfección formal, el Hospital para tuberculosos (1936, Barcelona) de Sert y Torres Clavé, que identificaba arquitectura con medicina moderna (helioterapia).
Madrid). El estilo de la Casa Bloc, la incorporación de la vivienda individual en dúplex al bloque de la ciudad y el protagonismo de la terraza en composición de fachada, son características debidas en última instancia a Le Corbusier (Inmueble-villa, 1922) y a José Luis Sert como adaptador de las mismas. Su Casa de viviendas dúplex de alquiler (1930-1931. C/ Muntaner c/v Párroco Ubach, Barcelona; "A.C." n.? 4. 1931), es un temprano y brillante ejemplo. En esta obra, Sert conseguía, manejando dos alturas, una gran limpieza espacial, que se traduce a exterior con nitidez mediante una composición de fachada correspondiente a la función. En la armonía establecida al relacionar el muro con el hueco, obtiene también limpieza de líneas con marcos metálicos y seriados, en unas ventanas recortadas sin molduras, delatando una voluntad neoplasticista, con una tersura que solamente rompen las terrazas. La terraza es introducida en muchas viviendas de bloque urbano que construyen en Barcelona algunos miembros del grupo, entendida en mayor o menor medida como conexión con la Naturaleza -hoy día ya sin sentido por la contaminación ambiental- y como elemento variado en la composición de fachada, al tiempo que se matiza el rigor del racionalismo importado: Edificio de viviendas (1931. Vía Augusta, 61) y Edificio Astoria (1933-1934. C/ París, 193) de Germán Rodríguez Arias; Edificio de viviendas (1934-1935. C/ Aribau, 243) de Raimundo Durán Reynals; Edificio de viviendas (1934-1935.
C/ Padua, 96) de Sixto Illescas; Edificio de viviendas (1934-1937. Diagonal, 419) de Ricardo Churruca. No obstante, el desarrollo y adecuación de la terraza a la vivienda burguesa será ya durante la postguerra: por F. Mitjans Miró (Edificio de viviendas. 1941-1944. C/ Amigó, 76); al igual que en Madrid hará L. Gutiérrez Soto , quien la introduce en esta ciudad (Edificio de viviendas. 1932-36/1939-42. C/ Almagro, 26). En el Dispensari Central Antituberculós (1934-1938. P. San Bernardo, 10 c/v Torres Amat, Barcelona). culmina la colaboración del grupo -concretamente J. L. Sert , J. B. Subirana y J. Torres Clavé- con la Generalitat. En 1934 les hace el encargo dentro de un programa de socialización hospitararia y lucha contra la tuberculosis. Tres bloques en un solo cuerpo de cuatro plantas que delata sus funciones (portería, dispensario, administración, sala de conferencias), sorteando un solar irregular y acogiendo al usuario mediante patio-jardín. Recurso a la estructura metálica, forjados de bovedilla ligera, elementos prefabricados. Habitaciones ventiladas, yuxtapuestas, articuladas y servidas por corredor en L también ventilado e iluminado. Traducción a exterior en volúmenes puros de gran potencia plástica que, aun pudiendo recordar el Pabellón Suizo (1930-1932. París) de Le Corbusier , supera todo rigor insípido para generar la pulcritud requerida y la perduración en un entorno concreto (muros vidriados). En esta obra convergen todas las ideas condicionantes de un programa sanitario que se resuelve racional y funcionalmente, si bien superando el hospital de pabellones de fines del siglo XIX, al tiempo que mantiene unitariamente sus deslindadas funciones: higiene, asepsia, ventilación, soleamiento. En cierto modo, estos criterios planteados eran desarrollados en un frustrado proyecto de rara belleza y perfección formal, el Hospital para tuberculosos (1936, Barcelona) de Sert y Torres Clavé, que identificaba arquitectura con medicina moderna (helioterapia).