Deseo que algunos españoles tenían de dejar la guerra
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Deseo que algunos españoles tenían de dejar la guerra Cuando Cortés llegó al campamento tan alegre como dije, halló a sus compañeros algo despavoridos por lo de los caballos que les enviara, pensando no le hubiese acontecido algún desastre. Pero como lo vieron venir bueno y victorioso, no cabían en sí de gozo; aunque bien es verdad que muchos de la compañía andaban mustios y de mala gana, y que deseaban volverse a la costa, como ya se lo habían rogado algunos muchas veces; pero mucho más querían irse de allí viendo tan gran tierra muy poblada, muy cuajada de gente, y toda con muchas armas y ánimo de no consentirlos en ella, y hallándose tan pocos, tan dentro de ella, y tan sin esperanza de socorro; cosas ciertamente para temer cualquiera, y por eso platicaban algunos entre ellos mismos que sería bueno y necesario hablar a Cortés, y hasta requerírselo, y no pasar más adelante, sino que se volviese a Veracruz, desde donde poco a poco se tendría inteligencia con los indios, y harían según el tiempo dijese, y podría llamar y recoger más españoles y caballos, que eran los que hacían la guerra. No se preocupaba mucho de ello Cortés, aunque algunos se lo decían en secreto para que proveyese y remediase lo que pasaba, hasta que una noche, saliendo de la torre donde descansaba, a pedir las velas, oyó hablar fuerte en una de las chozas que alrededor estaban, y se puso a escuchar lo que hablaban: y era que algunos compañeros decían: "Si el capitán quiere ser loco e irse donde lo maten, que se vaya solo; no le sigamos". Entonces llamó a dos amigos suyos, Como por testigos, y les dijo que oyesen lo que estaban hablando aquéllos; que quien se atrevía a decirlo, se atrevería a hacerlo; y asimismo oyó decir a otros por los co rrales y corrillos, que había de suceder lo que a Pedro Carbonerote, que por entrar a tierra de moros a asaltarla, se había quedado allí muerto con todos los que con él fueron; por eso, que no le siguiesen, sino que se volviesen con tiempo. Mucho sentía Cortés oír estas cosas, y hubiese querido reprender y aun castigar a los que las trataban; pero viendo que no era oportuno, acordó de llevarlos por las buenas, y les habló a todos juntos de la manera siguiente: