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Datos principales
Desarrollo
Capítulo 16 De la manera de labrar los plateros La sentencia de este capítulo no importa mucho, ni para la fe ni para las virtudes, porque es prática meramente geométrica. Si alguno, para saber vocablos, maneras de dezir exquisitas, podrá preguntar a los oficiales que tratan este oficio, que en toda parte los hay. Capítulo dezisiete De los oficiales que labran las piedras preciosas Los lapidarios que labran piedras preciosas, en tiempo de su idolatría, adoravan cuatro dioses, o por mejor dezir diablos. El primero de ellos se llamava Chicunaui Itzcuintli, y por otro nombre Papaloxáoatl, y también se llama Tlappapalo; estos tres nombres tenía este ídolo. El segundo dios a quien éstos adoravan se llamava Naoalpilli. El tercero dios de estos oficiales se llamava Macuilcalli. El cuarto se llamava Cinttçuti. A todos estos tres dioses les hazían una fiesta cuando reinava el signo o carácter que se llama Chicunaui Itzcuintli. Este primero dios de estos oficiales se llama Chicunaui Itzcuintli y Papaloxdoatl o Tlappapalo. Es muger, y por esso la pintan como a muger. Y a ésta atribuían los afeites de las mugeres. Para significación de esto la pintan en la mano derecha con un báculo que le llaman macpaltopilli, y en la mano izquierda la ponen una rodela, en la cual está pintado un pie. También la ponían orejeras de oro, y en las narizes le colgavan de la ternilla una mariposa de oro, y vestíanla con un huipil o camisa mugeril, que era texida de blanco y colorado, lo mismo las naoas.
Poníanle unas cotaras, también coloradas, con unas pinturas que las hazían almenadas. A todos estos cuatro davan sus imágines o sustitutos para que muriessen a su servicio el día de su fiesta. Al que llamavan Naoalpilli ataviavanle y coruivanle los cabellos como a cuextócati, desiguales y mal cortados, y espelucados y crenchados. Poníanle en la frente una lámina de oro, delgada como papel. Poníanle unos çarcillos de oro en las orejas. Poníanle en la mano un báculo adereçado con plumas ricas, y en la otra mano una rodela como de red hecha, y en cuatro partes tenía plumas ricas, mal puestas. También le vestían una xaqueta texida de blanco y colorado, con rapacejos en el remate de abaxo. Poníanle unas cotaras coloradas. Al otro que llaman Macuilcalli también le componían como hombre: los cabellos cortados por medio de la cabeça como lomo, que llaman cuachichiquile, y este lomo no era de cabellos sino de plumas ricas. Poníanle en las sienes unas planchas de oro delgado. Poníanle un juel colgado al cuello, de marisco redondo y ancho, que se llamava cuappayaoaloili. También le ponían en la mano un báculo compuesto con plumas ricas. Poníanle en la otra mano una rodela con unos círculos de colorado, unos dentro de otros, que se llamavan tlauhtemalacayo. Teñíanle el cuerpo con bermellón, y también le ponían unas cotaras del mismo color. Al otro que llamavan Cintéutl también le componían como a varón, con una carátula labrada de musaico que se llamava xiuhxayácatl, con unos rayos de lo mismo que salían de la carátula.
Poníanle una xaqueta de tela, teñida de açul claro. Poníanle un juel colgado al cuello, que se llama ecacózcatl. Poníanle en un tablado alto, de donde estava mirando, el cual se llamava Cincalli, compuesto con cañas de maíz verdes, a manera de xacal. Ponían unas cotaras blancas; las ataduras de ellas eran de algodón floxo. Dizen que a estos dioses atribulan el artificio de labrar piedras, de hazer barbotes y orejeras de piedra negra, y de cristal, y de ámbar, y otras orejeras blancas. A éstos también atribuían el labrar cuentas y ajorcas y sartalejos que traen en las muñecas, y todo lo labor de piedras y chalchihuites. Y el agujerar y polir de todas las piedras dezían que éstos lo havían inventado. Y por esso los honravan como dioses; y por esto les huían fiesta los oficiales viejos de este oficio y todos los demás lapidarios. Y de noche dezían sus cantares, y hazían velar por su honra a los captivos que havían de morir, y se holgavan en su fiesta. Esto se hazía en Xuchimilco, porque dezían que los abuelos y antecessores de los lapidarios havían venido de aquel pueblo, y de allí tienen origen todos estos oficiales. Siguese la manera que tenían los lapidarios en labrar las piedras preciosas. En está letra se pone la manera que tenían los lapidarios de labrar las piedras. No se pone en romance, porque como es cosa muy usada y siempre se usa en los pueblos principales de está Nueva España, quien quisiere entender los vocablos y está manera de hablar podrálo tomar de los mesmos oficiales.
Poníanle unas cotaras, también coloradas, con unas pinturas que las hazían almenadas. A todos estos cuatro davan sus imágines o sustitutos para que muriessen a su servicio el día de su fiesta. Al que llamavan Naoalpilli ataviavanle y coruivanle los cabellos como a cuextócati, desiguales y mal cortados, y espelucados y crenchados. Poníanle en la frente una lámina de oro, delgada como papel. Poníanle unos çarcillos de oro en las orejas. Poníanle en la mano un báculo adereçado con plumas ricas, y en la otra mano una rodela como de red hecha, y en cuatro partes tenía plumas ricas, mal puestas. También le vestían una xaqueta texida de blanco y colorado, con rapacejos en el remate de abaxo. Poníanle unas cotaras coloradas. Al otro que llaman Macuilcalli también le componían como hombre: los cabellos cortados por medio de la cabeça como lomo, que llaman cuachichiquile, y este lomo no era de cabellos sino de plumas ricas. Poníanle en las sienes unas planchas de oro delgado. Poníanle un juel colgado al cuello, de marisco redondo y ancho, que se llamava cuappayaoaloili. También le ponían en la mano un báculo compuesto con plumas ricas. Poníanle en la otra mano una rodela con unos círculos de colorado, unos dentro de otros, que se llamavan tlauhtemalacayo. Teñíanle el cuerpo con bermellón, y también le ponían unas cotaras del mismo color. Al otro que llamavan Cintéutl también le componían como a varón, con una carátula labrada de musaico que se llamava xiuhxayácatl, con unos rayos de lo mismo que salían de la carátula.
Poníanle una xaqueta de tela, teñida de açul claro. Poníanle un juel colgado al cuello, que se llama ecacózcatl. Poníanle en un tablado alto, de donde estava mirando, el cual se llamava Cincalli, compuesto con cañas de maíz verdes, a manera de xacal. Ponían unas cotaras blancas; las ataduras de ellas eran de algodón floxo. Dizen que a estos dioses atribulan el artificio de labrar piedras, de hazer barbotes y orejeras de piedra negra, y de cristal, y de ámbar, y otras orejeras blancas. A éstos también atribuían el labrar cuentas y ajorcas y sartalejos que traen en las muñecas, y todo lo labor de piedras y chalchihuites. Y el agujerar y polir de todas las piedras dezían que éstos lo havían inventado. Y por esso los honravan como dioses; y por esto les huían fiesta los oficiales viejos de este oficio y todos los demás lapidarios. Y de noche dezían sus cantares, y hazían velar por su honra a los captivos que havían de morir, y se holgavan en su fiesta. Esto se hazía en Xuchimilco, porque dezían que los abuelos y antecessores de los lapidarios havían venido de aquel pueblo, y de allí tienen origen todos estos oficiales. Siguese la manera que tenían los lapidarios en labrar las piedras preciosas. En está letra se pone la manera que tenían los lapidarios de labrar las piedras. No se pone en romance, porque como es cosa muy usada y siempre se usa en los pueblos principales de está Nueva España, quien quisiere entender los vocablos y está manera de hablar podrálo tomar de los mesmos oficiales.