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Datos principales
Desarrollo
Que trata de cómo se vio Cortés con el señor de Cempoalan y con el de Quiahuiztlan, y la liga y resolución que contra Motecuhzoma le ofrecieron Determinóse Cortés de ir a Cempoalan, y durmió la noche primera cerca de un río, y el día siguiente vinieron a él de parte del señor de aquella provincia, cien hombres cargados de comida y regalos, enviándole a decir que perdonase, que no había podido salir a recibirle por ser hombre muy grueso y pesado, que fuese bien venido, y que en su casa le aguardaba. Almorzaron de aquella comida, y se fueron a Cempoalan en donde fueron bien recibidos en las casas del señor, y al otro día siguiente los visitó y les dio un presente de oro, mantas y plumerías, y no hizo más de visitar a Cortés, y sin tratar de otro negocio se volvió, y luego les hizo un convite muy singular con diversos potajes y regalos. Pasados algunos días envióle a decir Cortés, que si gustaba le quería visitar; respondió que fuese en muy buena hora, y así Cortés con cincuenta de los suyos le visito, y dio al cacique particular cuenta de su venida, a qué fin y efecto; y cuando hubo acabado de hablar, le respondió por lengua de Marina un largo razonamiento, tratando particularmente de los negocios de su reino, y como él y sus pasados habían tenido perpetua paz, hasta que últimamente Motecuhzoma los había tiranizado, y él y los suyos cada día le hacían mil agravios, y que por salir de poder de tiranos, se holgarían él y otros muchos de los señores de las provincias comarcanas de rebelarse contra México y confederarse con el rey de Castilla, pues aunque era gran señor y poderosísimo Motecuhzoma, tenía muchos enemigos, especialmente Ixtlilxóchitl su sobrino, que estaba rebelado contra él; y los de Tlaxcalan, Huexotzinco y otros pueblos muy poderosos tenían continua guerra contra él; y que si Cortés se confederaba con ellos se armaría una liga contra Motecuhzoma, que no pudiese defenderse de ellos.
A Cortés le pareció muy bien todo esto, y ofreció todo favor, diciendo que la principal causa de su venida, no era sino a deshacer agravios y castigar tiranías. El cacique o rey de aquella provincia entre otros muchos presentes que dio a Cortés, fueron ocho doncellas hijas de hombres nobles, y entre ellas una sobrina suya; y volviéndose Cortés por diferente camino a la mar, entró en la ciudad de Quiahuiztlan, cabecera de otra provincia, que estaba puesta en un cerro, donde asimismo fue recibido del cacique señor de ella, y tratáronlo lo mismo que en Cempoalan; estando allí Cortés llegaron unos cobradores de los tributos de Motecuhzoma, de que se alteró el señor, temiendo que Motecuhzoma no se enojase por haber recibido gente extranjera en su tierra; mas Cortés que echó de ver esto, le animó, y para que viese la poca estimación que hacía de que Motecuhzoma se enojase, y también por dar principio a la rebelión y lila, prendió a los cobradores y a la noche dio orden como se so tasen dos de cuatro que había presos, y traídos ante sí, los envió a Motecuhzoma, para que de su parte le dijesen que le pedía encarecidamente fuese su amigo, porque de serlo se le seguirían grandes provechos, y vendrían a su noticia secretos y misterios nunca oídos. Otro día que vio el señor de Quiahuiztlan, que los otros dos cobradores se habían ido y que se quejarían contra él a Motecuhzoma, no tuvo otro remedio sino rebelarse contra él a descubierto, y así envió mensajeros avisando a los pueblos que eran de su valía y nación, que tomasen las armas y no pagasen tributos a México. Todos se alzaron y rogaron a Cortés que fuese su caudillo, que ellos pondrían en el campo cien mil hombres de guerra. Fue muy grande el gusto que de esto recibió Cortés, porque vio que ya tenía revuelta toda la tierra, que quedaba por amigo entre ambas partes, y que podía engañarlos con esta doblez, en cuya destreza y hazaña estuvo todo el punto de su buena ventura, porque por aquí se le abrió el camino para alcanzar todo lo que pretendió, hasta sujetar el imperio, y con esto se partió de Quiahuiztlan para la Villa Rica donde estaban los navíos, y comenzaron todos a edificarla.
A Cortés le pareció muy bien todo esto, y ofreció todo favor, diciendo que la principal causa de su venida, no era sino a deshacer agravios y castigar tiranías. El cacique o rey de aquella provincia entre otros muchos presentes que dio a Cortés, fueron ocho doncellas hijas de hombres nobles, y entre ellas una sobrina suya; y volviéndose Cortés por diferente camino a la mar, entró en la ciudad de Quiahuiztlan, cabecera de otra provincia, que estaba puesta en un cerro, donde asimismo fue recibido del cacique señor de ella, y tratáronlo lo mismo que en Cempoalan; estando allí Cortés llegaron unos cobradores de los tributos de Motecuhzoma, de que se alteró el señor, temiendo que Motecuhzoma no se enojase por haber recibido gente extranjera en su tierra; mas Cortés que echó de ver esto, le animó, y para que viese la poca estimación que hacía de que Motecuhzoma se enojase, y también por dar principio a la rebelión y lila, prendió a los cobradores y a la noche dio orden como se so tasen dos de cuatro que había presos, y traídos ante sí, los envió a Motecuhzoma, para que de su parte le dijesen que le pedía encarecidamente fuese su amigo, porque de serlo se le seguirían grandes provechos, y vendrían a su noticia secretos y misterios nunca oídos. Otro día que vio el señor de Quiahuiztlan, que los otros dos cobradores se habían ido y que se quejarían contra él a Motecuhzoma, no tuvo otro remedio sino rebelarse contra él a descubierto, y así envió mensajeros avisando a los pueblos que eran de su valía y nación, que tomasen las armas y no pagasen tributos a México. Todos se alzaron y rogaron a Cortés que fuese su caudillo, que ellos pondrían en el campo cien mil hombres de guerra. Fue muy grande el gusto que de esto recibió Cortés, porque vio que ya tenía revuelta toda la tierra, que quedaba por amigo entre ambas partes, y que podía engañarlos con esta doblez, en cuya destreza y hazaña estuvo todo el punto de su buena ventura, porque por aquí se le abrió el camino para alcanzar todo lo que pretendió, hasta sujetar el imperio, y con esto se partió de Quiahuiztlan para la Villa Rica donde estaban los navíos, y comenzaron todos a edificarla.