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Datos principales


Desarrollo


Cómo Tupac Inca tornó a salir del Cuzco y de la recia guerra que tuvo con los del Guarco y cómo, después de los haber vencidos, dio la vuelta al Cuzco. La provincia de Chincha fue en lo pasado gran cosa en este reino del Perú y muy poblada de gente, tanto que antes deste tiempo habían con sus capitanes salido y allegado al Collao, donde, con grandes despojos que hobieron, dieron la vuelta a su provincia, donde estuvieron y fueron siempre estimados de los comarcanos y temidos. El Inca padre de Tupac Inca se dice que envió desde los Soras un capitán con gentes de guerra, llamado Capac Inca, a que procurase atraer a los de Chincha al señorío suyo; mas, aunque fue y lo procuró, fue poca parte porque se pusieron en arma y de tal manera se querían defender quel orejón, lo mejor que pudo, se volvió; y estuvieron sin ver capitán del Inca ninguno hasta que Tupac Inca los sojuzgó, a lo quellos mesmos cuentan; porque yo no sé en esto más de lo que ellos mismos cuentan. Volviendo al propósito, como Tupac Inca hobiese llegado al Cuzco, como se ha escrito, después de se haber holgado y dádose a sus pasatiempos los días que le pareció, mandó de nuevo hacer llamamiento de gente, con intención de acabar de señorear los indios de Los Llanos. Su mandado se cumplió y prestamente parecieron en el Cuzco los capitanes de las provincias con la gente de guerra que habían de traer y, después de puesto en orden lo de la ciudad y lo que más el rey había de proveer, salió del Cuzco y abajó a Los Llanos Por el camino de Guaytara.

Y, sabiendo de su ida, muchos le aguardaban con intención de le tomar por Señor y muchos con voluntad de le dar guerra y procurar de conservarse en la libertad que tenían. En los valles de los Nazcas habían copia de gente y apercibidos de guerra. Llegado Tupac Inca, hobo embajadas y pláticas entre unos y otros y, aunque hubo algunas porfías y guerrilla, se contentaron con lo que el Inca dellos quiso por cimiento: que se hiciesen casas fuertes y que hobiese mitimaes y pagar lo que de tributo les pusieron. Y de aquí fue el Inca al valle de Ica, a donde halló resistencia más que en lo de la Nazca; mas, su prudencia bastó a hacer, sin guerra, de los enemigos amigos y se allanaron como los pasados. En Chincha estaban aguardando si el Inca iba a su valle, puestos más de treinta mill hombres a punto de guerra, y esperaban favores de los vecinos. Tupac Inca, como lo supo, les envió mensajeros con grandes presentes para los señores y para los capitanes y principales, diciendo a los embajadores que de su parte les hiciesen grandes ofrecimientos y quél no quería guerra con ellos, sino paz y hermandad y otras cosas desta suerte. Los de Chincha oyeron lo que el Inca decía y recibiéronle sus presentes y fueron para él algunos principales con lo que había en el valle y hablaron con él y trataron el amistad, de tal manera que se asentó la paz y los de Chincha dejaron las armas y recibieron a Tupac Inca, que luego movió para Chincha. Esto cuentan los mesmos indios de Chincha y los orejones del Cuzco; otros indios de otras provincias he oido que lo cuentan de otra manera, porque dicen que hobo grande guerra; mas yo creo que sin ella quedó por Señor de Chincha.

Llegado el Inca a aquel valle, como tan grande y hermoso lo vio se alegró mucho. Loaba las costumbres de los naturales y con palabras amorosas les rogaba que tomasen de las del Cuzco las que viesen que les cuadraban, y ellos le contentaron y obedecieron en todo; y, dado asiento en lo que se había de hacer, partió para Ica, de donde fue a lo que llaman del Guarco, porque supo questaban aguardándole de guerra; y así era la verdad, porque los naturales de aquellos valles, teniendo en poco a sus vecinos porque así se habían amilanado y, sin ver por qué dado la posesión de sus tierras a rey estraño, y con mucho ánimo se juntaron, habiendo hecho casas fuertes y pucaraes en la parte perteneciente para ello, cerca de la mar, en donde pusieron sus mujeres y hijos. Y andando el Inca con su gente en orden, allegó a donde estaban sus enemigos y les envió sus embajadas con grandes partidos y algunas veces con amenazas y fieros; mas no quisieron pasar por la ley de sus comarcanos, que era reconoscer a extranjeros, y entre unos y otros, al uso destas partes, se trabó la guerra y pasaron grandes cosas entre ellos. Y como viniese el verano y hiciesen grandes calores, adolesció la gente del Inca, que fue causa que le convino retirar; y así, con la más cordura que pudo, lo hizo; y los del Guarco salieron por su valle y cogieron sus mantenimientos y comidas y tornaron a sembrar los campos y hacían armas y aparejábanse para, si del Cuzco viniesen contra ellos, que los hallasen apercibidos.

Tupac Inca revolvió sobre el Cuzco; y como los hombres sean de tan poca constancia, como vieron que los del Guarco se quedaron con lo que intentaron, comenzó a haber novedades entre algunos dellos, y se rebelaron algunos y apartaron del servicio del Inca. --Estos eran naturales de los valles de la mesma costa.-- Todo fue a oído del rey y lo que quedaba de aquel verano entendió en hacer llamamiento de gente y en mandar salir orejones para que fuesen por todas partes del reino a visitar las provincias y determinó de ganar el señorío del Guarco, aunque sobre ello se le recreciese notorio daño. Y como viniese el otoño y fuese pasado el calor del estío, con la más gente que pudo juntar abajó a Los Llanos y envió sus embajadores a los valles dellos, afeándolos su poca firmeza en presumir de se levantar contra él y amonestóles que estuviesen firmes en su amistad; donde no, certificóles que la guerra les haría cruel. Y como llegase al principio del valle del Guarco, en las faldas de una sierra, mandó a sus gentes fundar una ciudad a la cual puso por nombre Cuzco, como a su principal asiento, y las calles y collados y plazas tuvieron el nombre que las verdaderas. Dijo que, hasta quel Guarco fuese ganado y los naturales sujetos suyos, había de permanecer la nueva población y que en ella siempre había de haber gente de guarnición; y luego que se hobo hecho lo que en aquello se ordenó, movió con su gente a donde estaban los enemigos y los cercó, y tan firmes estuvieron en su propósito que jamás querían venir a partido ninguno y tuvieron su guerra, que fue tan larga que dicen que duró tres años, los veranos de los cuales el Inca se iba al Cuzco, dejando gentes de guarnición en el nuevo Cuzco que había hecho, para que siempre estuviese contra los enemigos.

Y así, los unos por ser señores, los otros por no ser siervos, procuraban de salir con su intención; pero al fin, al cabo de los tres años, los del Guarco fueron enflaqueciendo y el Inca, que lo conoció, les envió de nuevo embajadores que les dijiesen que fuesen todos amigos y compañeros, quel no quería sino casar sus hijos con sus hijas y, por el consiguiente, sustener en todo confederación con gran igualdad; y otras cosas dichas con engaño, paresciéndole a Tupac Inca que merescían grand pena por haberle dado tanto trabajo; y los del Guarco, paresciéndoles que ya no podrían sustenerse muchos días y que con las condiciones hechas por el Inca sería mejor gozar de tranquilidad y sosiego, concedieron en lo que el rey Inca quería; que no debieran, porque dejando el fuerte fueron los más principales a le hacer reverencia y, sin más pensar, mandó a sus gentes que los matasen a todos y ellos con gran crueldad lo pusieron por obra y mataron a todos los principales y hombres más honrados dellos que allí estaban, y en los que no lo eran también se ejecutó la sentencia; y mataron tantos como hoy día lo cuentan los descendientes dellos y los grandes montones de huesos que hay son testigos; y creemos que lo que sobre esto se cuenta es lo que véis escripto. Hecho esto, mandó hacer el rey Inca una agraciada fortaleza tal y de tal manera que yo conté en la Primera parte. Asentado el valle y puestos mitimaes y gobernador, habiendo oído las embajadas que le vinieron de los Yuncas y de muchos serranos, mandó ruinar el nuevo Cuzco que se había hecho y con toda su gente dio la vuelta para la ciudad del Cuzco, donde fue recibido con gran alegría y se hicieron grandes sacrificios con alabanza suya en el templo y oráculos, y por el consiguiente se alegró el pueblo con fiestas y borracheras y taquis solenes.

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