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Datos principales
Desarrollo
Cómo, sabiendo Cortés que Cristóbal de Olí se había alzado con la armada y había hecho compañía con Diego Velázquez, gobernador de Cuba, envió contra él a un capitán que se llamaba Francisco de las Casas, y lo que entonces sucedió diré adelante He menester volver muy atrás de nuestra relación para que bien se entienda. Ya he dicho en el capítulo que dello habla, cómo Cortés envió a Cristóbal de Olí con una armada a las Higüeras y Honduras, y se alzó con ella; e como Cortés supo que Cristóbal de Olí se había alzado con el armada, con favor de Diego Velázquez , gobernador de Cuba, estaba muy pensativo; y como era animoso y no se dejaba mucho burlar en tales casos, y como ya había hecho relación dello a su majestad, como dicho tengo, en la carta que le escribió, y que entendía de ir o enviar contra el Cristóbal de Olí a otros capitanes; en aquella sazón había venido de Castilla a México un caballero que se decía Francisco de las Casas, persona de quien se podía fiar, e su deudo de Cortés; acordó de enviar contra el Cristóbal de Olí cinco navíos bien artillados y abastecidos, y cien soldados, y entre ellos iban conquistadores de México, de los que Cortés había traído de la isla de Cuba en su compañía, que era un Pedro Moreno Medrano y un Juan Núñez de Mercado y un Juan Bello, y otros que aquí no nombro, que murieron en el camino. Pues ya despachado el Francisco de las Casas con poderes muy bastantes y mandamientos para prender al Cristóbal de Olí, salió del puerto de la Veracruz con sus navíos buenos y abastecidos, y con sus pendones con las armas reales, y con buen tiempo llegó a una bahía que llamaron el Triunfo de la Cruz, donde el Cristóbal de Olí tenía su armada, y allí junto poblada una villa que se llamó Triunfo de la Cruz, y según ya otras veces he dicho en el capítulo que dello habla; y como el Cristóbal de Olí vio aquellos navíos surtos en su puerto, puesto que el Francisco de las Casas mandó poner en sus navíos banderas de paz, no lo tuvo por cierto el Cristóbal de Olí, antes mandó apercibir dos carabelas muy artilladas con muchos soldados, y les defendió el puerto para no les dejar saltar en tierra; y como aquello vio el de las Casas, que era hombre animoso, mandó sacar y echar a la mar sus bateles con muchos hombres apercibidos, y con unos tiros, falconetes y escopetas y ballestas, y él con ellos, con pensamiento de tomar tierra de una manera o de otra, y el Cristóbal de Olí para defenderla, tuvieron buena pelea, y el de las Casas echó una de las dos carabelas del contrario a fondo, y mató a cuatro soldados e hirieron a otros; y como vio el Cristóbal de Olí que no tenía allí todos los soldados, porque los había enviado pocos días había en dos capitanías, a entrar en un río que llaman de Pechín, a prender a otro capitán que estaba conquistando en aquella provincia, que se decía Gil González de Ávila, porque aquel río del Pechín caía en la gobernación del Golfo Dulce, y estaba aguardando por horas a sus gentes, acordó el Cristóbal de Olí de demandar partidos de paz al Francisco de las Casas, porque bien entendió el Cristóbal de Olí que si tomaba tierra, que habían de venir a las manos, y por tener soldados juntos demandó las paces; y el de las Casas acordó de estar aquella noche con sus navíos en la mar, apartado de tierra al reparo, o esperando, con intención de se ir a otra bahía a desembarcar, y también porque cuando andaban las diferencias y pelea de la mar le dieron al de las Casas una carta secretamente que serían en su ayuda ciertos soldados de la parte de Cortés que estaban con el Cristóbal de Olí, y que no dejase de venir por tierra para prender al Cristóbal de Olí.
Pues estando con este acuerdo, fue la ventura tal de Cristóbal de Olí, y desdicha del de las Casas, que hubo aquella noche un viento norte muy recio, y como es travesía en aquella costa, dio con los navíos de Francisco de las Casas al través en tierra, de manera que se perdió cuanto traía y se ahogaron treinta soldados, y todos los demás fueron presos y estuvieron sin comer dos días, muy mojados del agua salada, porque en aquel tiempo llovía mucho, y tuvieron trabajo y frío; y el Cristóbal de Olí estaba muy gozoso y triunfante por tener preso al Francisco de las Casas, y a los demás soldados que prendió; les hizo luego jurar que siempre serían en su ayuda, y serían contra Cortés si viniese a aquella tierra en persona; y como hubieron jurado, los soltó de las prisiones; solamente tuvo preso al Francisco de las Casas; y dende a poco tiempo vinieron sus capitanes que había enviado a prender a Gil González de Ávila; que, según pareció, el Gil González de Ávila había venido por gobernador y capitán de Golfo-Dulce, y había poblado una villa que le nombraron San Gil de Buena-Vista, que estaba obra de una legua del puerto que ahora llaman Golfo-Dulce, porque el río de Pechín en aquel tiempo era poblado de buenos pueblos, y el Gil González no tenía consigo sino muy pocos soldados, porque habían adolecido todos los demás, e dejaba poblada con otros soldados la misma villa de San Gil de Buena-Vista; y como el Cristóbal de Olí tuvo noticia dello, les envió a prender, y sobre no dejarse prender, le mataron ocho españoles de los de Gil González y a un su sobrino, que se decía Gil de Ávila; y como el Cristóbal de Olí se vio con dos prisioneros que eran capitanes, estaba muy alegre y contento; y como tenía fama de esforzado, y ciertamente lo era por su persona, para que se supiese en todas las islas, lo escribió a la isla de Cuba a su amigo Diego Velázquez, y luego se fue desde el Triunfo de la Cruz la tierra adentro a un pueblo que en aquel tiempo estaba muy poblado, y había otros muchos pueblos en aquella comarca; el cual pueblo se dice Naco, que ahora está destruido él y todos los demás; y esto digo porque yo los vi y me hallé en ellos, y en San Gil de Buena-Vista y en el río de Pechín y en el río de Balama, y lo he andado en el tiempo que fui con Cortés, según más largamente lo diré cuando venga su tiempo y lugar.
Volvamos a nuestra relación: que ya que el Cristóbal de Olí estaba de asiento en Naco con sus prisioneros y copia de soldados, desde allí enviaba a hacer entradas a otras partes, y envió por capitán a un Briones( el cual Briones fue uno de los primeros consejeros para que se alzara el Cristóbal de Olí , y de suyo era bullicioso, y aun tenía cortadas las asillas bajas de las orejas y decía el mismo Briones que estando en una fortaleza siendo soldado se las habían cortado porque no se quería dar él ni otros capitanes), el cual Briones ahorcaron después en Guatemala por revolvedor y amotinador de ejércitos. Volvamos a nuestra relación: pues yendo por capitán aquel Briones con gran copia de soldados túvose fama en el real de Cristóbal de Olí que se había alzado el Briones con todos los soldados que llevaba en su compañía, y se iba a la Nueva-España, y salió verdad. Y viendo esto Francisco de las Casas y el Gil González de Ávila, que estaban presos y hallaban tiempo oportuno para matar a Cristóbal de Olí, y como andaban sueltos sin prisiones, por no tenerlos en nada, porque se tenía por muy valiente el Cristóbal de Olí; muy secretamente se concertaron con los soldados y amigos de Cortés que en diciendo: "¡Aquí del rey, y Cortés en su real nombre, contra este tirano!", le diesen de cuchilladas. Pues hecho este concierto, el Francisco de las Casas, medio burlando y riendo, le decía al Olí: "Señor capitán, soltadme; iré a la Nueva-España a hablar a Cortés y a darle razón de mi desbarate, e yo seré tercero para que vuestra merced quede con esta gobernación y por su capitán, y mire que es su hechura de Cortés; pues mi prisión no hace a su caso, antes le estorbo en las conquistas"; y el Cristóbal de Olí respondió que él estaba muy bien así, y que se holgaba de tener un tal varón en su compañía; y de que aquello vio el Francisco de las Casas le dijo: "Pues mire bien vuesamerced por su persona, que un día o otro tengo de procurar de le matar"; y esto se lo decía medio burlando y riendo.
Y al Cristóbal de Olí no se le dio nada por lo que le decía, y teníalo como cosa de burla; y como el concierto que he dicho estaba hecho con los amigos de Cortés, estando cenando a una mesa y habiendo alzado los manteles, y se habían ido a cenar los maestresalas y pajes, y estando delante Juan Núñez de Mercado y otros soldados de la parte de Cortés que sabían el concierto, el Francisco de las Casas y el Gil González de Ávila cada uno tenía escondido un cuchillo de escribanía muy agudos como navajas, porque ningunas armas se las dejaban traer; y estando platicando con el Cristóbal de Olí de las conquistas de México y ventura de Cortés, y muy descuidado el Cristóbal de Olí de lo que le avino, el Francisco de las Casas le echó mano de las barbas y le dio por la garganta con el cuchillo, que le traía hecho como una navaja para aquel efecto, y juntamente con él, el Gil González de Ávila y los soldados de Cortés de presto le dieron tantas heridas, que no se pudo valer, y como era muy recio e membrudo y de muchas fuerzas, se escabulló dando voces: "¡Aquí de los míos!" Mas como todos estaban cenando, o su ventura fue tal que no acudieron tan presto, se fue huyendo a esconder entre unos matorrales, creyendo que los suyos le ayudarían, y puesto que vinieron de presto muchos dellos a le ayudar, el Francisco de las Casas daba voces y apellidando: "¡Aquí del rey e de Cortés contra este tirano; que ya no es tiempo de más sufrir sus tiranías!" Pues como oyeron el nombre de su majestad y de Cortés, todos los que venían a favorecer la parte del Cristóbal de Olí no osaron defenderle, antes luego los mandó prender el de las Casas; y después de hecho, se pregonó que cualquiera persona que supiese de Cristóbal de Olí y no le descubriese, muriese por ello; y luego se supo dónde estaba y le prendieron, y se hizo proceso contra él, y por sentencia que entrambos a dos capitanes dieron, le degollaron en la plaza de Naco; y así murió por se haber alzado por malos consejeros (con ser hombre muy esforzado), e sin mirar que Cortés le había hecho su maese de campo y dado muy buenos indios, y era casado con una portuguesa que se decía doña Felipa de Araujo, y tenía una hija en ella.
Y porque en el capítulo pasado tengo dicho el estatura de Cristóbal de Olí y facciones, y de qué tierra era y qué condición tenía, en esto no diré más sino de que el Francisco de las Casas y Gil González de Ávila se vieron libres, y su enemigo muerto, juntaron sus soldados, y entrambos a dos fueron capitanes muy conformes, y el de las Casas pobló a Trujillo y púsole aquel nombre porque era él natural de Trujillo de Extremadura; y el Gil González envió mensajeros a San Gil de Buena-Vista, que dejaba poblada, a hacer saber lo que había pasado, y a mandar su teniente, que se decía Armenta, que se estuviesen poblados como los dejaba y no hiciesen alguna novedad, porque iba a la Nueva-España a demandar socorro e ayuda de soldados a Cortés, y que presto volvería. Pues ya todo esto que he dicho concertado, acordaron entrambos capitanes de se venir a México a hacer saber a Cortés todo lo acaecido. Y dejarlo he aquí hasta su tiempo y lugar, y diré lo que Cortés concertó sin saber cosa ninguna de lo pasado que se hizo en Naco.
Pues estando con este acuerdo, fue la ventura tal de Cristóbal de Olí, y desdicha del de las Casas, que hubo aquella noche un viento norte muy recio, y como es travesía en aquella costa, dio con los navíos de Francisco de las Casas al través en tierra, de manera que se perdió cuanto traía y se ahogaron treinta soldados, y todos los demás fueron presos y estuvieron sin comer dos días, muy mojados del agua salada, porque en aquel tiempo llovía mucho, y tuvieron trabajo y frío; y el Cristóbal de Olí estaba muy gozoso y triunfante por tener preso al Francisco de las Casas, y a los demás soldados que prendió; les hizo luego jurar que siempre serían en su ayuda, y serían contra Cortés si viniese a aquella tierra en persona; y como hubieron jurado, los soltó de las prisiones; solamente tuvo preso al Francisco de las Casas; y dende a poco tiempo vinieron sus capitanes que había enviado a prender a Gil González de Ávila; que, según pareció, el Gil González de Ávila había venido por gobernador y capitán de Golfo-Dulce, y había poblado una villa que le nombraron San Gil de Buena-Vista, que estaba obra de una legua del puerto que ahora llaman Golfo-Dulce, porque el río de Pechín en aquel tiempo era poblado de buenos pueblos, y el Gil González no tenía consigo sino muy pocos soldados, porque habían adolecido todos los demás, e dejaba poblada con otros soldados la misma villa de San Gil de Buena-Vista; y como el Cristóbal de Olí tuvo noticia dello, les envió a prender, y sobre no dejarse prender, le mataron ocho españoles de los de Gil González y a un su sobrino, que se decía Gil de Ávila; y como el Cristóbal de Olí se vio con dos prisioneros que eran capitanes, estaba muy alegre y contento; y como tenía fama de esforzado, y ciertamente lo era por su persona, para que se supiese en todas las islas, lo escribió a la isla de Cuba a su amigo Diego Velázquez, y luego se fue desde el Triunfo de la Cruz la tierra adentro a un pueblo que en aquel tiempo estaba muy poblado, y había otros muchos pueblos en aquella comarca; el cual pueblo se dice Naco, que ahora está destruido él y todos los demás; y esto digo porque yo los vi y me hallé en ellos, y en San Gil de Buena-Vista y en el río de Pechín y en el río de Balama, y lo he andado en el tiempo que fui con Cortés, según más largamente lo diré cuando venga su tiempo y lugar.
Volvamos a nuestra relación: que ya que el Cristóbal de Olí estaba de asiento en Naco con sus prisioneros y copia de soldados, desde allí enviaba a hacer entradas a otras partes, y envió por capitán a un Briones( el cual Briones fue uno de los primeros consejeros para que se alzara el Cristóbal de Olí , y de suyo era bullicioso, y aun tenía cortadas las asillas bajas de las orejas y decía el mismo Briones que estando en una fortaleza siendo soldado se las habían cortado porque no se quería dar él ni otros capitanes), el cual Briones ahorcaron después en Guatemala por revolvedor y amotinador de ejércitos. Volvamos a nuestra relación: pues yendo por capitán aquel Briones con gran copia de soldados túvose fama en el real de Cristóbal de Olí que se había alzado el Briones con todos los soldados que llevaba en su compañía, y se iba a la Nueva-España, y salió verdad. Y viendo esto Francisco de las Casas y el Gil González de Ávila, que estaban presos y hallaban tiempo oportuno para matar a Cristóbal de Olí, y como andaban sueltos sin prisiones, por no tenerlos en nada, porque se tenía por muy valiente el Cristóbal de Olí; muy secretamente se concertaron con los soldados y amigos de Cortés que en diciendo: "¡Aquí del rey, y Cortés en su real nombre, contra este tirano!", le diesen de cuchilladas. Pues hecho este concierto, el Francisco de las Casas, medio burlando y riendo, le decía al Olí: "Señor capitán, soltadme; iré a la Nueva-España a hablar a Cortés y a darle razón de mi desbarate, e yo seré tercero para que vuestra merced quede con esta gobernación y por su capitán, y mire que es su hechura de Cortés; pues mi prisión no hace a su caso, antes le estorbo en las conquistas"; y el Cristóbal de Olí respondió que él estaba muy bien así, y que se holgaba de tener un tal varón en su compañía; y de que aquello vio el Francisco de las Casas le dijo: "Pues mire bien vuesamerced por su persona, que un día o otro tengo de procurar de le matar"; y esto se lo decía medio burlando y riendo.
Y al Cristóbal de Olí no se le dio nada por lo que le decía, y teníalo como cosa de burla; y como el concierto que he dicho estaba hecho con los amigos de Cortés, estando cenando a una mesa y habiendo alzado los manteles, y se habían ido a cenar los maestresalas y pajes, y estando delante Juan Núñez de Mercado y otros soldados de la parte de Cortés que sabían el concierto, el Francisco de las Casas y el Gil González de Ávila cada uno tenía escondido un cuchillo de escribanía muy agudos como navajas, porque ningunas armas se las dejaban traer; y estando platicando con el Cristóbal de Olí de las conquistas de México y ventura de Cortés, y muy descuidado el Cristóbal de Olí de lo que le avino, el Francisco de las Casas le echó mano de las barbas y le dio por la garganta con el cuchillo, que le traía hecho como una navaja para aquel efecto, y juntamente con él, el Gil González de Ávila y los soldados de Cortés de presto le dieron tantas heridas, que no se pudo valer, y como era muy recio e membrudo y de muchas fuerzas, se escabulló dando voces: "¡Aquí de los míos!" Mas como todos estaban cenando, o su ventura fue tal que no acudieron tan presto, se fue huyendo a esconder entre unos matorrales, creyendo que los suyos le ayudarían, y puesto que vinieron de presto muchos dellos a le ayudar, el Francisco de las Casas daba voces y apellidando: "¡Aquí del rey e de Cortés contra este tirano; que ya no es tiempo de más sufrir sus tiranías!" Pues como oyeron el nombre de su majestad y de Cortés, todos los que venían a favorecer la parte del Cristóbal de Olí no osaron defenderle, antes luego los mandó prender el de las Casas; y después de hecho, se pregonó que cualquiera persona que supiese de Cristóbal de Olí y no le descubriese, muriese por ello; y luego se supo dónde estaba y le prendieron, y se hizo proceso contra él, y por sentencia que entrambos a dos capitanes dieron, le degollaron en la plaza de Naco; y así murió por se haber alzado por malos consejeros (con ser hombre muy esforzado), e sin mirar que Cortés le había hecho su maese de campo y dado muy buenos indios, y era casado con una portuguesa que se decía doña Felipa de Araujo, y tenía una hija en ella.
Y porque en el capítulo pasado tengo dicho el estatura de Cristóbal de Olí y facciones, y de qué tierra era y qué condición tenía, en esto no diré más sino de que el Francisco de las Casas y Gil González de Ávila se vieron libres, y su enemigo muerto, juntaron sus soldados, y entrambos a dos fueron capitanes muy conformes, y el de las Casas pobló a Trujillo y púsole aquel nombre porque era él natural de Trujillo de Extremadura; y el Gil González envió mensajeros a San Gil de Buena-Vista, que dejaba poblada, a hacer saber lo que había pasado, y a mandar su teniente, que se decía Armenta, que se estuviesen poblados como los dejaba y no hiciesen alguna novedad, porque iba a la Nueva-España a demandar socorro e ayuda de soldados a Cortés, y que presto volvería. Pues ya todo esto que he dicho concertado, acordaron entrambos capitanes de se venir a México a hacer saber a Cortés todo lo acaecido. Y dejarlo he aquí hasta su tiempo y lugar, y diré lo que Cortés concertó sin saber cosa ninguna de lo pasado que se hizo en Naco.