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Datos principales


Desarrollo


Capítulo CI Que trata de la fundación de la ciudad de la Imperial Como el gobernador hallase tan buen sitio y en tan buena comarca y tan apacible, y que allí podía pagar a los conquistadores su trabajo y dalles muy bien de comer, fundó allí una ciudad e intitulola la Imperial. Pasa por ella el río Cautén, hondo y muy poderoso. Pasa otro pequeño río por un lado de la ciudad. Luego puso por obra de hacer un fuerte encima de la loma donde había de ser la ciudad, en que dejase la gente que le pareciese para volverse con quince o veinte hombres a la ciudad de la Concepción. Luego se entendió en hacer una cava y casas y en recoger comida para que quedasen apercebidos y que no les faltase. Esta es una loma que está sobre el río de Cautén. Es tierra doblada y en partes llana. Es tierra muy poblada. Tiene el monte legua y media de donde se trae la madera para las casas. Viendo los indios que los españoles hacían sitio para estarse allí, se ayuntaron muy gran cantidad y se pusieron de la otra banda del río y comenzaron a dar muy grandes voces y grita, estando informados de los de la costa, que por causa de sus voces y que de miedo nos habíamos ido de allí. Determinaron ellos de hacer la guerra de aquella manera, que les dejaríamos a ellos su tierra. El gobernador se puso en la orilla del río y de allí les hablaba. Y viendo que no aprovechaba, mandó se embarcasen en unas canoas ciertos españoles y se acercasen a la otra orilla, y que sin desembarcar les tirasen con los arcabuces.

Idos los españoles en las canoas, saltaron en una isla que cerca de los indios estaba. Y vistos por los indios que los españoles estaban en tierra, se embarcaron en sus canoas y saltaron en una isla, y pelearon los españoles de manera que les daban en qué entender. Y viendo un soldado que se decía Alonso Sánchez en la necesidad en que estaban aquellos españoles y que no había quien los socorriese, hirió a su caballo y entró en el río y fue a nado hasta la isla. E Viendo los indios al caballo, se tornaron a embarcar y se pasaron a la otra banda. Y ansí fueron socorridos aquellos españoles por este soldado. Vuelto los españoles, mandó al general Gerónimo de Alderete que fuese el río arriba hasta topar vado, y que topado le pasase y viniese por las espaldas de aquellos indios, que él les haría rostro de que quería pasar por allí. Salido Gerónimo de Alderete con treinta de a caballo, fue legua y media, donde halló un vado que daba a los estribos de los caballos. Y pasado fue secreto hasta tomalles las espaldas, y ellos, descuidados y seguros, dio en ellos y muchos perdieron el vocear y otros se prendieron. Y con esto se volvió. Y entre los presos se trujeron algunos caciques y prencipales a los cuales habló el gobernador y les dio a entender cómo él había venido a poblar una ciudad, y ansí los envió, y que dijesen a sus vecinos viniesen de paz a servirlos y que serían seguros, y que si no venían que aquellos cristianos los irían a buscar. Y así escomenzaron a venir de paz. Estuvo el gobernador aquí mes y medio, informándose de la tierra y dando prencipales de los que venían de paz y de los que noticia tenían, para que sirviesen a los españoles y para que se informasen de los demás, hasta en tanto que repartiesen la tierra. Hecho esto, se partió el gobernador a la ciudad de la Concepción para invernar en ella, y dejó a su maestre de campo para la sustentación. Salió a siete de abril con veinte de a caballo y llegó a la ciudad de la Concepción a diecisiete de abril.

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