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obra
El modo cómo molduró Miguel Angel las paredes de la Sacristía Nueva de San Lorenzo de Florencia para albergar en los costados dos sepulcros-retablo crea un ambiente enrarecido y fúnebre gracias a la dicromía de los mármoles y la tensión en que comprime en hornacinas angostas las estatuas simbólicas. En el sepulcro de Lorenzo, duque de Urbino, fallecido en 1519, sentado en meditabundo silencio y brazo retorcido en espiral, glosa la introspección del Pensamiento y exalta la vida contemplativa -se adecúa al dictado de Pensieroso como ha sido llamado-, en contraste con la actitud gallarda y activa de su hermano Juliano, duque de Nemours, en la tumba frontera. Dos alegorías, masculina el Crepúsculo, y femenina la Aurora, se deslizan como el transcurrir del tiempo efímero sobre el plano inclinado del frontón roto, imagen de la vida truncada del efigiado, como en el otro sepulcro el Día -de rostro non finito- y la Noche también lo rubrican. Es notorio el inacabado o non finito de los dos rostros masculinos, especialmente en el Día, que es aquí deliberado intento del artista por escamotear al espectador sus caras heridas por el resplandor solar, técnica que al extremo opuesto del esfumado praxiteliano, adquiere carácter pictórico y romántico luego seguido entre escultores tan dispares como Rodin o Victorio Macho.
obra
En el siglo VI a.C. estamos en la época de mayor esplendor de la pintura en Tarquinia. Destacan sobre todo las escenas de temática fúnebre, como esta escena, donde se representan dos figuras masculinas que se despiden dirigiéndose a una puerta, que representa el más allá al que ha ido a parar el difunto. Se cree, por las características de estas pinturas, que los aristas pudieron ser jónicos, aunque no por ello dejamos de ver en ellas la huella del arte etrusco.
monumento
Entre las sepulturas halladas en la necrópolis emeritense, destacan los mausoleos a cielo abierto conocidos como Columbarios, correspondientes a las familias de los Julios y los Voconios, de incineración. Esta necrópolios se hallaba en la zona sudoriental de la ciudad, entre el kardo maximus y la calzada que se dirigía a la Meseta y a Corduba era, probablemente, la más importante.
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La necrópolis emeritense que ocupaba la zona sudoriental de la ciudad, entre el kardo maximus y la calzada que se dirigía a la Meseta y a Corduba era, probablemente, la más importante. Son diversas las sepulturas halladas, que responden a una variada tipología entre las que destacan los mausoleos a cielo abierto conocidos como Columbarios, correspondientes a las familias de los Julios y los Voconios, de incineración.
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La Tumba de los Leopardos -así como las otras dos más conocidas de Tarquinia, la del Triclinio y la de los Vasos Pintados- desarrolla en sus paredes el mismo programa pictórico: en el muro del fondo se representa la escena del banquete y alrededor bailes y músicos animan la ceremonia. Este detalle que se muestra en la imagen destaca por el dinamismo que el artista le otorga a la figura.