Al respecto de este cuadro, su propio autor afirmaba: "Mi objetivo consistía en recuperar la técnica perdida por los viejos maestros y llegar a una inmovilidad del objeto pre-explosivo. El pan fue siempre uno de los más antiguos fetiches y obsesiones de mi obra". A continuación, Dalí recordaba ¡cómo no! otra célebre cesta de pan que había pintado hacía muchos años, en 1926, aunque desde luego existen muchas diferencias entre ambas versiones. Aquella cesta de pan era el producto artístico de un viaje a Holanda en compañía de su madre y su hermana; quería ver en directo el gran arte de los primitivos flamencos y el que había producido, siglos después, Vermeer de Delft. Por ello, ese cuadro de 1926 permite rastrear esas influencias, así como el recuerdo de la gran tradición bodegonista de los pintores españoles del Siglo de Oro: Zurbarán, Velázquez, Meléndez, etc. En cambio, cuando ya habían pasado veinte años, la visión que tiene del mismo tema ya es muy diferente. Ha realizado un largo camino, sobre todo marcado por el surrealismo y por su método "paranoico-crítico", de modo que sus ojos interpretan ya la realidad de otra manera. Más que remitir a un trozo de pan como reflexión sobre esa materia, en esta Cesta de 1945 - también subtitulada Mejor la muerte que la deshonra - el objeto principal es la realidad misma. Se trata de una consideración sobre la esencia de lo real. Para ello utiliza idénticos elementos -la mesa, el pan y la cesta- que dispone sobre un fondo negro uniforme. El acercamiento que propone entonces Dalí es más científico que emocional, justo lo contrario del precedente de 1926. Era evidente que los avances científicos que se estaban produciendo en el mundo empezaban a ocupar un puesto de relevancia en el pensamiento de Salvador Dalí.
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obra
Pisarro no sólo se interesó por escenas urbanas como las imágenes del Boulevard Montmartre o las de Rouen; en su catálogo también hay numerosos ejemplos de la vida en el campo, tanto de paisajes rurales como de la actividad de los campesinos. Pero Pisarro no se interesa por transmitir la actividad campesina con el mayor realismo posible - como hacía Millet - sino por representar efectos atmosféricos y su incidencia en las figuras. Desgraciadamente Camille casi siempre pasa desapercibido en la nómina impresionista. Dos jóvenes charlan ante un fondo de campiña, presentando una atractiva imagen con las dos muchachas en primer plano. La técnica empleada por Camille en la década de 1890 se acerca al puntillismo, interesado en contactar con diversos movimientos vanguardistas. Pequeños puntos de variados colores organizan la composición, destacando las sombras que toman tonalidades malvas de un día plenamente soleado. El efecto atmosférico difumina los contornos aunque las formas no se pierden, creando una imagen de elegante belleza.
contexto
<p><strong>Historia:</strong> </p><p>Nacimiento de la civilización china. </p><p>Las culturas de Yangshao, Dawenkou y Longshan. </p><p>Las culturas de Hemudu y Erlitou. </p><p>La Edad de Bronce. </p><p>Las Dinastías Xia y Shang. </p><p>La Dinastía Zhou. </p><p>Unificación política: Primer Imperio. </p><p>Dinastía Han. </p><p>Los Tres Reinos y las Seis Dinastías. </p><p>Dinastías Sui y Tang. </p><p>La época de las Cinco Dinastías y los Diez Estados. </p><p>Dinastía Yüan. </p><p>La Dinastía Ming. </p><p>Dinastía Qing: el ocaso de un imperio. </p><p><strong>Sociedad: Medios de subsistencia </strong></p><p>Condiciones geográficas y climáticas. </p><p>La agricultura. </p><p>Las cosechas. </p><p>Tierra, abonos y cultivos. </p><p>Los regadíos. </p><p>Los trabajadores de la tierra. </p><p>La ganadería. </p><p>La alimentación. </p><p>Comercio e industria. </p><p>La Ruta de la Seda. </p><p>La revolución económica medieval. </p><p><strong>Organización política </strong></p><p>La administración Qin.</p><p>Los exámenes para funcionarios. </p><p>La guerra. </p><p>El emperador. </p><p>El aparato gubernamental. </p><p>La administración provincial. </p><p>Objetivos gubernamentales. </p><p><strong>Estructura social </strong></p><p>Evolución social. </p><p>La familia. </p><p>Los ritos familiares. </p><p>La muerte. </p><p>La mujer. </p><p>Las casas. </p><p>Una compleja indumentaria. </p><p>La servidumbre. </p><p>Diversiones. </p><p><strong>Creencias y religión </strong></p><p>Religión en la dinastía Shang. </p><p>Pensamiento en la dinastía Zhou. </p><p>El Confucionismo. </p><p>Diálogos entre Confucio y sus discípulos. </p><p>Los seguidores del Confucionismo. </p><p>El Taoísmo. </p><p>La introducción del Budismo. </p><p>Los Cinco Elementos de la Naturaleza. </p><p>El calendario chino. </p><p><strong>Arte y conocimientos </strong></p><p>La lengua. </p><p>La escritura. </p><p>La literatura antigua. </p><p>Ciencias milenarias. </p><p>El arte clásico. </p><p>Culturas Yangshao y Longshan. </p><p>Períodos de Shang y Zhou. </p><p>La dinastía Qin. </p><p>Dinastía Han. </p><p>La iconografía del arte chino. </p><p>La pintura de paisaje. </p><p>Pintura Song del Norte. </p><p>Una nueva capital: Beijing. </p><p>Un arte imperial: la porcelana ming. </p><p>El jade.</p>
contexto
La dinastía Ming se había impuesto en China tras la revolución de 1368, que había terminado con la dinastía Yuan de los mogoles gengiskánidos, ajena a las tradiciones administrativas y culturales chinas y sólo apoyada en el mantenimiento del orden interno y el cobro de impuestos necesarios para mantener un Imperio creciente. Sentimientos xenófobos, rebeliones agrarias y divisiones palaciegas internas propiciaron el triunfo de la insurrección, que supuso la vuelta al pasado y la tradición y el repliegue hacia el interior. El nuevo Estado adoptó el nombre de Ming, que quiere decir brillante, claro, y sus primeros emperadores consiguieron un período de prosperidad, tranquilidad y desarrollo basado en una administración eficaz y centralizada. Efectivamente, se retomó la tradición de los exigentes exámenes literarios para el ascenso escalonado en la carrera burocrática, que garantizaba la ocupación de los puestos directivos por los más eficaces, lo que dio lugar a una gran movilidad de la sociedad china, que nunca había sido muy cerrada. La reorganización administrativa quedó definida durante los primeros reinados para los siglos siguientes, utilizando elementos tradicionales para el reforzamiento del poder imperial, que adquirió un cariz autocrático y despótico basado en una fuerte centralización. Los trece gobiernos provinciales, divididos a su vez en 159 prefecturas y éstas en cantones, dependían de un gobierno central, en cuya cúspide se encontraba el emperador con poder absoluto. El Hijo de Dios era la fuente de la ley y el jefe del ejecutivo. Los seis ministerios (Finanzas, Guerra, Justicia, Personal, Ritos y Obras Públicas) quedaron bajo su control y se eliminó la autonomía provincial. El Consejo imperial (nei-ko), que asistía al emperador sin facultades de decisión, logró sin embargo una gran influencia política y social a través del control de los exámenes de la administración, de la educación del príncipe heredero y de la presidencia de ciertos rituales religiosos y ceremoniales. Los consejeros del emperador encontraron sus rivales en los eunucos, que desde mediados del siglo XV alcanzaron gran influencia al controlar las decisiones del nei-ko, y cuyas atribuciones fueron aumentadas por los emperadores recelosos del creciente poder de los altos funcionarios letrados. Los diferentes partidos de eunucos acabaron dominando de hecho en la política interior al alcanzar gran predicamento sobre la voluntad del emperador, en cuya intimidad vivían desde que era niño. Esta favorable situación alentaba las ambiciones de personas que se sometían voluntariamente a la castración con tal de conseguir un preeminente puesto social. A ello se añadía la Censoría (tu ch´a -yuan), cuerpo central de censores existente en las dinastías anteriores que ahora vio acrecentado su poder al situarse entre consejeros y eunucos, sobre los que tenía derecho de control e inspección, así como sobre los cuerpos inferiores de la Administración. Ello explica su intervención en los frecuentes enfrentamientos internos que alteraban la vida del país. A todo ello hay que añadir un potente ejército, dependiente del emperador, máximo jefe militar. La promoción dependía de la valía personal y la lealtad al soberano. Las mejoras técnicas y el nuevo armamento, en parte propiciado por el contacto con el comercio occidental, aumentan su eficacia y hacen esperar una nueva fase de expansión militar a comienzos del siglo XVI, definitivamente abortada a mediados del mismo. La centralización de la maquinaria administrativa y militar propiciaba el reforzamiento de la autoridad imperial, absoluta e incluso despótica, que se asentaba sobre las apetencias de diversos sectores sociales -funcionarios, eunucos, censores, militares- cuyas ambiciones se contrarrestaban mutuamente. Sin embargo, permitía el establecimiento de banderías enfrentadas entre sí en su deseo de imponer su propia candidatura a príncipe heredero, que era elegido por el emperador entre sus numerosos hijos de diversas madres. Cualquier posible debilidad de la máxima autoridad era aprovechada por algún partido que lograba el valimiento. Pese a ello, entre estos favoritos se encontraba uno de los grandes estadistas chinos, Zhang Juzheng (1525-1582), miembro del Consejo, del que se convirtió en gran secretario en 1567. Los logros y la prosperidad de China durante estos años se debieron en buena medida a la inteligencia de sus medidas, que pudo llevar a efecto con la confianza de los emperadores Longqing (1567-1572), autócrata ilustrado, y Wanli (1573-1616). La defensa de los campesinos frente a los grandes propietarios, las obras públicas y el control del gasto de la Corte sentaron las bases de una posible recuperación económica, que no tuvo lugar ya que a la muerte de Zhang Juzheng las diversas banderías dominaron el interior del país, que entró en una clara decadencia.
obra
La chiquita piconera es la obra más famosa de Romero de Torres. La escena se desarrolla en el interior de una humilde habitación, con una joven sentada en una silla de enea que se adelanta sobre un brasero, sosteniendo en su mano derecha una badila de cobre con la que mueve el picón, el carbón. Una puerta abierta nos permite contemplar el fondo, con el paseo de la Ribera y el Puente Romano bajo un cielo de anochecer. El hombro desnudo, el incipiente nacimiento de los pechos y las bien torneadas piernas abiertas de la joven embutidas en medias de seda presionadas por ligas de color naranja constituyen la oferta de la muchacha para brindar su joven cuerpo a cambio de alguna moneda que la libere de su humilde condición. La modelo que posó para este cuadro fue María Teresa López, argentina de nacimiento que con 14 años ya era modelo del maestro. La chiquita piconera es el auténtico testamento pictórico de Romero de Torres al sintetizar toda su concepción de la pintura y el arte. Con una técnica casi fotográfica en el tratamiento de los planos, la modelo mira penetrante, no al infinito, sino de una forma directa y próxima, convirtiéndose en un cuadro expresionista ya que Romero nos transmite algo más que el placer de contemplar un bellísimo y original retrato; nos muestra el sufrimiento y la penuria de una joven que no duda en dedicarse a la prostitución para salir de su delicada situación. En definitiva, en esta obra se expone todo el arte del genial pintor cordobés que falleció en Córdoba, la ciudad que le vio nacer, al atardecer del 10 de mayo de 1930, a la edad de 55 años. La noticia corrió por la ciudad como la pólvora y los comercios, casinos, teatros y tabernas cerraron sus puertas. En el entierro se dieron cita miles de cordobeses de toda condición social, incluso el Ministro de Gracia y Justicia acudió en calidad de representante del rey Alfonso XIII. El féretro fue llevado por los obreros cordobeses hasta el Cementerio de San Rafael, donde el Ayuntamiento de Córdoba había cedido un terreno en perpetuidad para celebrar el entierro, corriendo también con los gastos de los funerales. Fueron necesarios nada menos que 26 automóviles para llevar las coronas que llegaron desde todos los puntos de España. He aquí una muestra del cariño hacia el maestro, cariño que él también supo transmitir hacia todo el mundo.
contexto
Se conoce con este nombre lo que antes se denominaba cultura de Los Barreales, donde también se incluía Condorhuasi y La Aguada, pero investigaciones recientes permitieron la separación cronológica y estilística de sus componentes, aunque hay evidencias de que Ciénaga, en sus últimas fases de desarrollo, dio origen a La Aguada. Se localiza en Catamarca y La Rioja en sitios llamados barreales, superficies de sedimentos fluviales que al ser lavados en época de lluvias revelan toda suerte de restos culturales y humanos. Las condiciones ambientales de la época fueron favorables para la agricultura y hay evidencias del conocimiento del maíz y de otros vegetales como el zapallo y el algarrobo. Las semillas de achiote (bixa orellana) se utilizaban como colorante y los huesos de camélidos evidencian la importancia de la ganadería. Los asentamientos se asemejan a los de Condorhuasi y La Candelaria, con cementerios cercanos. Las tumbas tienen forma de pozo con el cadáver flexionado colocado en el fondo y parece que estuvieron cubiertos de vestiduras y telas al estilo de los fardos del sur de Perú. Las urnas se reservan para el entierro de niños. Una manifestación artística peculiar son los vasos tallados en piedra y decorados con figuras en relieve. La forma es cilíndrica, de doble cono o de kero y la superficie siempre está cuidadosamente pulida. La decoración se adapta a la forma alargada del vaso, dispuesta para ser mirada desde un solo lado y se talla sobre la superficie sin apenas sobresalir del borde del vaso. Domina la representación humana, bien en forma de un rostro en el borde o de un individuo de cuerpo entero. En el primer caso los rasgos pueden descomponerse hasta casi desaparecer o añadirse otros elementos como serpientes de doble cabeza o saurios esquemáticos. La figura humana puede adueñarse por completo del vaso, adoptando el recipiente su forma y es frecuente la imagen del sacrificador, en la que el personaje lleva un hacha en la mano y una cabeza humana en la otra, en diversos grados de estilización. Otros vasos de piedra se decoran con figuras de animales, dominando la del felino y apareciendo también simios y lagartos, representados tanto realista como esquemáticamente. Es probable que este tipo de objetos sirvieran para algún tipo específico de culto en el que el felino, el corte o caza de cabezas y probablemente otros sacrificios sangrientos tuvieran un papel relevante. En La Ciénaga aparecen también ejemplos de orfebrería, trabajándose el oro, el cobre y la plata, y además el bronce, y aunque se encuentran objetos utilitarios, como hachas, son más comunes en metal los adornos o distintivos de rango. Las pipas de cerámica son elementos muy característicos de La Ciénaga. Generalmente decoradas con incisiones formando diseños antropo o zoomorfos, algunas tienen un marcado carácter fálico, ya que la boquilla es el miembro viril de un personaje que lleva la cazoleta abrazada sobre su cabeza. Debieron usarse para fumar tabaco o alguna sustancia alucinógena. Su cuidada elaboración impide considerarlas objetos comunes y es probable su relación con prácticas shamánicas. La cerámica más característica es gris o negra y se decora siempre con motivos incisos, otros estilos se limitan a imitar los motivos desarrollados en ella. Las formas son simples y funcionales, como jarros, cuencos y urnas funerarias. La decoración se incide sobre la superficie, delimitando las figuras con una línea continua y rellenando el interior con una red apretada de líneas más finas, rayitas o puntos. Al comienzo predominan los temas geométricos apareciendo luego representaciones antropo y zoomorfas, siendo común una llama o felino, incluso con características mezcladas. Hay que destacar la habilidad de los ceramistas de La Ciénaga para jugar con un material y una técnica aparentemente simples, aprovechando los contrastes de superficies, bruñidos/lisos, con las zonas decoradas de textura rugosa; o las incisiones se hacen tan rítmicas y contrastadas que dan la sensación de un modelado en bajorrelieve. Se trata de un arte muy decorativo, inspirado probablemente en el diseño de tejidos, pero también en la cestería, o, por qué no, en la libre inspiración. Se trata, aparentemente, de embellecer una cerámica funcional, ya que no encontramos aún los diseños de carácter simbólico-religioso que caracterizarán a la cerámica de La Aguada.
contexto
En el capítulo científico también Roma será heredera de Grecia. La mayoría de los estudiosos se dedicarán a la recopilación de material y su primaria elaboración empírica, descuidando en la mayor parte de los casos las ciencias naturales. Mención especial merece Lucrecio por apartarse de esta manera de trabajar al intentar establecer una verdadera teoría científica de la sociedad y de la naturaleza. Varrón es otro de los mejores científicos romanos en los años de la Guerra Civil. Durante los primeros años del Imperio la ciencia continua con el mismo carácter empírico descriptivo de tiempos anteriores. Surge un especial interés por asuntos técnicos, destacando los trabajos del arquitecto Lucio Vitrubio -con su excelente obra "Sobre la arquitectura" recogida en diez libros que tendrá especial influencia en el Renacimiento- y el desarrollo de la geografía con el general M. Agripa -creador de una carta geográfica donde recogía el mundo conocido- y el griego Estrabón (66 a.C.-24 d.C.) -autor de los famosos siete libros de "Geografía"-. El carácter recopilatorio de la ciencia continuó en los años centrales del Imperio siendo su mejor ejemplo la obra de Cayo Plinio el Viejo (23-79), autor de la "Historia Natural" recogida en 37 libros. El trabajo de Plinio es la mejor recopilación de los conocimientos relacionados con las ciencias naturales -medicina, astronomía, geografía, antropología-. Otro de los investigadores más importantes de estos años será Séneca, escritor muy fecundo que se dedicó a numerosas disciplinas, incluso fue educador de Nerón. Escribió siete libros sobre "Cuestiones naturales" que sirven como medio de conocimiento de la divinidad. Entre los principales matemáticos y astrónomos encontramos a Claudio Ptolomeo, compilador de las enseñanzas de la escuela de Alejandría. Volvió al sistema geocéntrico de Aristóteles y se dejó influir por las supersticiones de su tiempo al considerar que los cuerpos celestes influyen en el destino de los seres humanos. Su obra titulada "Almagesto" fue la más importante del campo astronómico hasta el siglo XV. En la medicina destaca la personalidad de Claudio Galeno (129-principios del siglo III) del que conservamos más de cien trabajos que serían traducidos en la Edad Media por árabes y judíos. Su obra "Arte Médica" sería durante un largo tiempo considerada el mejor manual de medicina, continuando las enseñanzas de Hipócrates y la gran medicina griega.