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obra
Durante los meses pasados en La Haya junto a su tío Anton Mauve, Van Gogh se formará en un estilo particular donde el paisaje será la temática principal, ya sea urbano o marino. En este caso encontramos las siluetas de las casa de La Haya con una iglesia al fondo, destacando su torre por encima de las chimeneas. La imagen ha sido tomada al atardecer, empleando una iluminación similar a la del Bosque; de esta manera la iglesia queda difuminada por la luz veraniega adquiriendo tonalidades azuladas que casi enlazan con el impresionismo. Las tres casas de primer plano contrastan por sus colores con el cielo y la iglesia, resaltando sus potentes volúmenes, con los que el pintor otorga sensación de perspectiva.
monumento
Convento renacentista trasladado desde el cerro de la Mota hasta el llano. Fue fundado en 1588 y, desde 1602, fue ocupado por madres dominicas. Para su construcción, las monjas se quedaron con el edificio del antiguo Hospital del Dulce Nombre de Jesús, edificando paredes, suelos, tejados y otras dependencias. La estructura que puede verse hoy día es de la reforma hecha en 1630. La iglesia es de nave rectangular con claustro y coro en la planta baja, cerrado con doble reja de hierro. El techo es de arquitrabe de madera, aunque en la fábrica de la obra se puede observar el arranque de los arcos fajones de una bóveda de medio punto. De su interior destaca una magnífica talla del Niño Jesús, de escuela barroca granadina, salvada milagrosamente de la Guerra Civil. Al igual que sucedió en otras iglesias de Alcalá la Real, tras la Guerra Civil (1936 - 39) el edificio quedó muy dañado, llevándose a cabo su restauración en los años 50, creándose un nuevo claustro, formado por dos plantas; la inferior, rodeada por una amplia galería con arcos de medio punto y comunicante con el refectorio e iglesia; la superior, cerrada al patio, contiene las celdas de las monjas.
monumento
La austeridad define este edificio diseñado por Marcos López y en el que yace don Miguel de Cervantes por voluntad propia.
monumento
La iglesia de San Marcelo se encuentra edificada sobre el lugar donde se encontraban la tribuna que presidía los desfiles y juegos de la Legión romana VII y donde cuentan que Marcelo confesó su cristiandad. Construida entre 1588 y 1628 sobre los restos de una iglesia del siglo XII destruida por Almanzor, su estilo se identifica con los dogmas del arte herreriano. En su interior se encuentran las reliquias del mártir romano San Marcelo, patrón de la cuidad. También son dignas de mención las dos tallas de Gregorio Fernández que se encuentran en este templo. Hasta 1922, junto a esta iglesia se encontraba el hospital de peregrinos de San Antonio Abad.
contexto
Desigual y rica en matices fue la relación de la Iglesia con el nazismo. Las autoridades eclesiásticas realizaron numerosas advertencias contra el nacionalsocialismo (cuya ideología apenas era conocida), hasta que Hitler, tras la toma del poder en marzo de 1933, dio seguridad de no atentar contra los derechos de la Iglesia.El episcopado alemán aceptó la propuesta de un concordato por parte del Reich, presentada en el Vaticano por el vicecanciller Von Papen, católico de renombre. Su conclusión, el 20 de julio de 1933, era para Hitler un gran éxito de política exterior, tanto más cuanto que él tenía intención de interpretarlo y aplicarlo con arreglo a los principios del nazismo.El tratado ofrecía cierta garantía a los derechos eclesiásticos, pero la lucha entre las concepciones nazis y la Iglesia católica no tardó en estallar de manera pública y notoria.La tensión de las relaciones entre la Iglesia y el III Reich alcanzó su punto culminante cuando el Domingo de Ramos de 1937 se leyó en todos los púlpitos de Alemania la encíclica pontificia "Mit brennender Sorge", en la que Pío XI oponía a la renovación pagana la doctrina católica. Disuadía al clero de seguir la enseñanza de los falsos profetas. La encíclica produjo un gran revuelo en Alemania y en la opinión pública mundial.Poco después Hitler visitó Roma, devolviendo la visita oficial efectuada meses antes por Mussolini, y, en contra de toda costumbre y protocolo, no pidió ser recibido por el Papa.Pío XI, ostentosamente, se retiró a Castelgandolfo durante los días de la visita y ordenó que se cerraran los Museos Vaticanos. En una alocución a un grupo de peregrinos dijo que no era oportuno desplegar en Roma, en el día de la Santa Cruz, el emblema de "otra cruz que no es la Cruz de Cristo".Es decir, la tensión entre la Iglesia y el Estado alemán alcanzó a lo largo de los años treinta proporciones desacostumbradas. Las Iglesias alemanas, tanto la católica como la protestante, no reaccionaron con la energía y prontitud necesarias, pero Roma durante estos años realizó gestos y proclamó su opinión con suficiente claridad.Pío XI ha sido criticado, a menudo, por no haber apoyado en Alemania al partido Zentrum y en Italia al Partido Popular. Tal vez la historia juzgue que su error consistió en invertir la política de su predecesor Benedicto XV, quien prefirió confiar en aquellos partidos políticos antes que en la buena fe de los países con los que firmaba concordatos.Toda la política exterior de Pío XI se basó en los 18 concordatos estipulados por él. Suprimiendo los partidos políticos, se quedó sólo con los concordatos. Era un argumento jurídico valioso para defender los derechos de la Iglesia, pero a menudo se convertían en papel mojado cuando se trataba con Gobiernos que no se preocupaban por mantener su palabra.Hitler encontró en las iglesias tal vez el único adversario interno que no pudo destruir ni asimilar. Después de los intentos de compromiso que culminaron en la firma del Concordato (junio 1933), buena parte del catolicismo opuso, a partir de 1934, una resistencia compacta a la ideología nacionalsocialista. Los momentos culminantes de esta oposición fueron la encíclica de 1937 y las polémicas homilías de Gallen, obispo de Westfalia.