El Foro de César es el núcleo de los Foros Imperiales. Su hijo, Augusto, siguiendo el modelo de su padre, construyó su propio foro, dándole a éste un carácter puramente religioso. El proceso culminó con el Foro de Trajano.
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monumento
En el siglo I a.C. César fue el primero en darse cuenta de la necesidad de ampliar el antiguo Foro Romano, ya que el espacio existente resultaba ahora insuficiente pare llevar a cabo las actividades comerciales y públicas de la capital del imperio. El Foro de César es el núcleo de los Foros Imperiales. Su hijo, Augusto, siguiendo el modelo de su padre, construyó su propio foro, dándole a éste un carácter puramente religioso. El proceso culminó con el Foro de Trajano, el más grande de los Foros Imperiales y cuya construcción no culminó hasta tiempos de Adriano. En la imagen, una visión de conjunto de los foros, con el Palatino a la derecha.
fuente
El Forrestal fue construido, junto con sus tres portaaviones gemelos, en 1951. Proyectado con una cubierta de vuelo en ángulo y cuatro catapultas de vapor, el Forrestal tenía capacidad para 3,4 millones de litros de gasolina de aviación y 1.670 toneladas de munición de aviación. Prestó servicio en la flota del Atlántico hasta 1965, año en que se modernizó y se destinó a la flota del Pacífico para operar en aguas de Vietnam. Fue remodelado entre 1983-1985.
Personaje
Político
Con Roosevelt en la presidencia ocupó la secretaría de la Marina y a partir de este momento experimenta una exitosa trayectoria política. A él se debe el programa de producción y suministro naval. Mientras se desarrolló el conflicto su actuación fue clave en la relación con Gran Bretaña por medio del programa de préstamos. Forrestal fue el promotor del Departamento de Defensa, cuyo objetivo era controlar bajo un único organismo la seguridad norteamericana. Cuando terminó la guerra defendió la ocupación de los aliados en Japón y Alemania. Por otra parte, no aceptó que se produjera ningún intercambio de datos en lo que afectaba a los trabajos relacionados con la investigación atómica. Una de sus principales preocupaciones fue evitar el avance comunista y mantener los fondos destinados a defensa. Esta actitud le costó la enemistad de Truman. A finales de los cuarenta ascendió en su carrera y fue nombrado Secretario de Defensa, pero apenas duró unos meses en este cargo, al sufrir problemas de salud. En 1949 fue internado en un psiquiátrico y acabó suicidándose.
contexto
El crecimiento económico no afectó sólo a los altos estratos de la sociedad romana. La diferencia económica entre la nobilitas y la masa popular no era excesiva a comienzos del siglo IV y continuó así durante algunos decenios. Se creó un sector de pequeños propietarios con una base homogénea gracias a la colonización latina. La colonización latina no sólo supuso una renovación de las estructuras ciudadanas -según el modelo romano- sino también la reestructuración de los campos y de la posesión de los mismos. En esencia, los modos de ocupación y distribución de las tierras coloniales que se utilizaron fueron: el antiguo procedimiento de asignaciones del terreno por estrigas y por scamnas (así se aplicó al menos en el 273 en la colonia de Cosa) por el que resultaban parcelas de reducida extensión. El sistema más profusamente aplicado fue el de la centuriación, parcelación realizada en una extensión cuadrada de terreno señalado por unos límites de fosos o zanjas que se dividía en parcelas cuadradas, las centurias. Las parcelas de cien yugadas resultaban mayores que en el primer caso. Este sistema fue el empleado en Terracina (329 a.C.) y en el área sabina, después de ser conquistada por Mario Curio Dentato (290 a.C.) Otro sistema de reparto fue el de lotes aislados, las llamadas distribuciones viritanas, que suponía una extensión de siete yugadas. Por último, parte del territorio fue destinado a la venta, ejecutada por los cuestores, la venditio quaestoria, que, más que una venta, consistía en un arrendamiento del ager publicus enfitéutico, esto es vitalicio y hereditario. Estas ventas debieron ir dirigidas principalmente a los sectores más ricos. Los colonos asentados en los enclaves más alejados de Roma o considerados más peligrosos tuvieron asignaciones de tierras mayores que los asentados en el Lacio. Pero pese a que tales medidas proporcionaron un medio de vida a los plebeyos, ciertamente las colonias no fueron fundaciones democráticas ni igualitarias, como se deduce de los sistemas de reparto. Una parte determinada de la población colonial era dotada de más tierras que el resto para proporcionar una elite social y una clase dirigente. A lo largo del siglo IV a.C. se llegó también a una mitigación notable de la práctica que hacía que el deudor insolvente pasara a depender jurídicamente de su acreedor (addictio), como también que este deudor se entregara como siervo ofreciendo su trabajo en el campo hasta que el acreedor considerara que la deuda quedaba restituida. Este comportamiento, el sometimiento personal, quedó abolido por la Lex Papiria (326 a.C.). Hasta este momento se constata claramente la tendencia a la creación de una mayor conciencia de ciudadanos romanos, por una parte, y al rechazo, por otra, de una forma de clientela obsoleta en este nuevo contexto ciudadano. Ambas consideraciones se hicieron patentes en la revuelta militar de Campania, en el 342 a.C., durante la cual se levantaron los soldados romanos contra Roma, liberando a los deudores encerrados en las ergástulas (imprecisamente podríamos interpretar como cárceles) del campo. En un rebrote de las antiguas luchas patricio-plebeyas, se resolvió no sólo llevar a efecto una sedición militar, sino llegar al enfrentamiento directo y emitir tres plebiscitos, presentados por el tribuno L. Genucio, que, en esencia, prohibían el préstamo con interés. A pesar de la Lex Papiria el problema de los deudores no quedó resuelto inmediatamente, si tenemos en cuenta que en el 291 a.C. el cónsul L. Postumio Megello empleó a 2.000 soldados deudores en trabajos de deforestación de sus tierras. Sólo en el 286 a.C., a consecuencia de una nueva secesión plebeya en el Janículo, la Lex Hortensia reconocería finalmente la validez para todo el pueblo de los plebiscitos presentados casi 60 años antes.
obra
En 1469 los "Sei della Mercanzia" - tribunal compuesto por seis miembros que juzgaban los litigios entre los comerciantes florentinos - encargaron a Piero del Pollaiolo una serie sobre las siete virtudes cardinales. Al no presentar el ciclo en el tiempo previsto, se encomendaron dos de las figuras a Botticelli, pintor relativamente desconocido en la Florencia de aquellos momentos que posiblemente recibió el encargo gracias a su vecino Giorgio Antonio Vespucci. Sandro sólo realizó la imagen de la Fortaleza, siendo pagada el 18 de agosto de 1470, convirtiéndose esta figura en la primera obra fechada del pintor. Botticelli ha colocado a la virtud sentada en un trono - en una postura muy similar a la Templanza - pero muy cercana al espectador, situando uno de sus pies fuera de la plataforma. De esta manera el artista quiere introducir al observador en la composición para hacerle partícipe. Los pesados ropajes están realizados con exquisita minuciosidad, destacando la coraza en la que se pone de manifiesto la formación inicial como orfebre de Sandro. Las luces modelan la estructura escultórica de la Fortaleza, en sintonía con los trabajos de Verrocchio o Donatello. Los vivos colores del vestido y del manto contrastan con la oscuridad del fondo, resaltando en el trono y en la tarima la delicadeza de las calidades de la madera. Sujetando un bastón de mando entre sus manos como atributo, la figura pintada por Botticelli transmite su virtud a través de su expresivo rostro y su postura. El joven artista no defraudó a sus clientes y con estos trabajos se situaba en los primeros puestos de la pintura florentina de fines del Quattrocento.
obra
La figura femenina de la Fortitudo se recorta espectacularmente sobre un fondo oscuro de tonalidades ocres, casi rojizas. Se muestra como un personaje corpulento, de gran corporeidad, blandiendo sus armas y pertrechada detrás de un escudo, casi una losa de mármol, decorado en su campo delantero por una fiera salvaje, símbolo de la virtud. Casi más importante que la personificación se nos antoja el escudo, cuyo relieve remite a los conocimientos que poseía el artista sobre estatuaria clásica. La consistencia y fortaleza pétrea es más evidente en este atributo de la virtud. Incluso, más interesante nos resulta desde el punto de vista compositivo, ya que su posicionamiento es el responsable de la sensación de toda la escena. La Caridad es una de sus compañeras en el muro meridional de la nave única de la capilla de la Arena (Scrovegni) de Padua.