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Las fuentes de la Historia de la nación chichimeca Determinar la veracidad de una fuente, oral o escrita, es, quizá, la tarea más ardua de la actividad antropológica e histórica. En una fecha tan temprana como el siglo XVI, el jesuita José de Acosta citaba la cuestión en una carta a Juan de Tovar: Holgado de ver y repasarla historia mexicana que VR. me envió... Mas deseo me satisfaga VR. a algunas dudas que a mí se me han ofrecido. La primera es, ¿que certidumbre tiene esta relación o historia? La segunda, ¿cómo pudieron los indios, sin escritura, pues no la usaron, conservar por tanto tiempo la memoria de tantas y tan varias cosas? La tercera, ¿cómo se puede creer que las oraciones o arengas que se refieren en esta historia las hayan hecho los antiguos retóricos que en ella se refieren, pues sin letras no parece posible conservar oraciones largas, y en su género elegantes?61. Ixtlilxochitl debió plantearse preguntas parecidas a las de Acosta, pues un repaso rápido del material utilizado en la Historia invita a suponer que el tetzcocano efectuó una cuidada critica de fuentes. El mismo D. Fernando corrobora esta opinión en la dedicatoria de su Sumaria relación de la historia general de esta Nueva España. He conseguido mi deseo conocer la historia de sus antepasados con mucho trabajo, peregrinación y suma diligencia en juntar las pinturas de las historias y anales, y los cantos con que las observaban; y sobre todo para poderlas entender, juntando y convocando a muchos principales de esta Nueva España, los que tenían fama de conocer y saber las cosas referidas;.

y de todos ellos en solos dos hallé entera relación y conocimiento de las pinturas y caracteres y que daban verdadero sentido alegórico y adornados de metáforas y similitudes, son dificilísimos de entender; con cuya ayuda pude después con facilidad conocer todas las pinturas e historias ...por cuya causa no me he querido aprovechar de las historias que tratan de esta materia, por la diversidad y confusión que tienen entre sí los autores que tratan de ellas, por las falsas relaciones y contrarias interpretaciones que se les dieron62. Se pueden extraer varias notas interesantes del texto. En primer lugar, y ello resulta curioso si se recuerda que Ixtlilxochitl estudió en Santa Cruz, el fortín de los misioneros etnógrafos, nuestro cronista desconfía de la información oral. En segundo lugar, el tetzcocano, apoyándose en sus experiencias personales, niega toda validez a las crónicas etnográficas, a las que acusa de contradictorias y falsas. He aquí la posible razón por la cual en el fichero de Ixtlilxochitl faltan autores importantes. Finalmente, de la cita se deduce que D. Fernando sólo se fiaba de los códices pictográficos aztecas. Nos encontramos, pues, ante un historiador serio y consciente que se preocupa mucho por conocer el origen de los datos que maneja. Ahora bien, Ixtlilxochitl necesitaba un gran número de códices precortesianos para redactar sus trabajos históricos, y las pinturas habían sido destruidas. Dejando a un lado el espinoso tema de la destrucción de los antiguos manuscritos indígenas --D.

Fernando, dicho sea de paso, imputa el acto al obispo Zumárraga-- cabe preguntar dónde obtuvo nuestro autor los códices que cita. Mi opinión personal es que Ixtlilxochitl reunió su rica colección de documentos, pre y poscortesianos, a partir de tres canales: la familia materna, el trabajo --recuérdese que todas las ocupaciones laborales de Alva se relacionaron con los indios-- y las amistades. Así, por citar un ejemplo, el Códice Chimalpopoca, ese valioso documento que nos permitió fijar el linaje de D. Fernando, lo consiguió el historiador con toda probabilidad durante su estancia en Santa Cruz Tlatelolco, pues sus dos posibles autores, los cuauhtitlanenses Alonso Bejarano y Pedro de Sin Buenaventura, catedrático y rector respectivamente del Imperial Colegio, fueron maestros de Ixtlilxochitl63. ¿Cuántas obras consultó el tetzcocano para la Historia de la nación chichimeca? Aunque en las páginas de la obra se hacen noventa y nueve referencias, este dato nos dice poco o nada. La mayoría de las citas presentan un carácter tan vago y general --cuentan las historias, hállase en las historias, dicen los históricos, etc-- que más parecen recursos literarios que menciones a documentos concretos. En otros casos, Ixtlilxochitl nos da nombres y títulos, pero se trata de referencias tomadas de otros textos. De hecho, si se aplica con rigurosidad la critica literaria a la Historia de la nación chichimeca, la documentación manejada por el tetzcocano se limita a unos pocos títulos.

D. Fernando presentó algunos a los Cabildos de Otumba, Cuauhtlacinco y Tetzcoco para que certificaran la importancia y antigüedad de los mismos. He aquí el testimonio del Ayuntamiento de Tetzcoco: El año de 1608 el 7 de noviembre presentó don Fernando de Alva Ixtlilxochitl ante Luis Guerra, teniente de alcalde de Otumba, gobernadores, alcaldes, regidores, principales y naturales, estando todos en el cabildo, una historia de los reyes y señores naturales de esta Nueva España no se trata de la Historia chichimeca que tiene escrita, y las pinturas, cantos y otros papeles y recaudos de donde la sacó ...y habiéndola examinado los de Otumba la aprobaron ...Las historias que presentó eran la 1? Historia y crónica de los reyes tultecas, 2? Crónica de los reyes chichimecas hasta Nezahualcoyotzin, 3? Las ochenta leyes y ordenanzas del gran Nezahualcoyotzin, 4? Historia de los padrones y tributos reales que pagaban las provincias de esta Nueva España, 5? una historia larga que trata de diversas cosas64. Todos estos manuscritos poseen un indiscutible valor Para el conocimiento del señorío de Tetzcoco. Ixtlilxochitl los utilizó exhaustivamente; pero, ¿dónde se encuentran en la actualidad? Algunos, como los padrones reales, se han perdido; otros, por el contrario, se conservan en diferentes centros. Sobresalen entre todos ellos el Códice Xolotl (La Historia de los reyes chichimecas de Ixtlilxochitl) y los mapas Tlotzin, Quinatzin y Tepechpan65. Lo expuesto en los párrafos anteriores se refiere a la parte prehispánica de la obra del tetzcocano. Respecto a las fuentes sobre la Conquista, Ixtlilxochitl, dando un ejemplo admirable de objetividad histórica, cita indistintamente autores castellanos (Cortés, Gómara, Herrera), tetzcocanos, azteca y tlaxcateca (Tadeo de Niza, el Lienzo de Tlaxcala).

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