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Desarrollo


EL DIÁLOGO DE FLOR Y CANTO Tecayehutzin Invitación a los poetas. ¿Dónde andabas, oh poeta? Apréstese ya el florido tambor, ceñido con plumas de quetzal, entrelazadas con flores doradas. Tú darás deleite a los nobles, a los caballeros águilas y tigres. Invitación y alabanza de los príncipe poetas. Por un breve momento, por el tiempo que sea, he tomado en préstamo a los príncipes: ajorcas, piedras preciosas. Sólo con flores circundo a los nobles. Con mis cantos los reúno en el lugar de los atabales. Aquí en Huexotzinco he convocado [esta reunión. Yo el señor Tecayehuatzin, he reunido a los príncipes: piedras preciosas, plumajes de quet-[zal. Sólo con flores circundo a los nobles Respuesta de Ayocuan. El origen de la "flor y el canto". Elogio de Tecayehuatzin y de la amistad. Ayocuan Del interior del cielo vienen las bellas flores, los bellos cantos. Los afea nuestro anhelo, nuestra inventiva los echa a perder, a no ser los del príncipe chichimeca Te- [cayehuatzin. ¡Con los de él, alegraos! La amistad es lluvia de flores preciosas. Blancas vedijas de plumas de garza, se entrelazan con preciosas flores rojas: en las ramas de los árboles, bajo ellas andan y liban los señores y los nobles. Las flores y los cantos de los príncipes, ¿hablan acaso al Dador de la vida? Vuestro hermoso canto: un dorado pájaro cascabel, lo eleváis muy hermoso. Estáis en un cercado de flores. Sobre las ramas floridas cantáis. ¿Eres tú, acaso, un ave preciosa del [Dador de la vida? ¿Acaso tú al dios has hablado? Habéis visto la aurora, y os habéis puesto a cantar.

Anhelo de hallar flores y cantos. Esfuércese, quiera las flores del escudo, las flores del Dador de la vida. ¿Qué podrá hacer mi corazón? En vano hemos llegado, en vano hemos brotado en la tierra. Su llegada al lugar de la música Bajó sin duda al lugar de los atabales, allí anda el poeta, despliega sus cantos preciosos, uno a uno los entrega al Dador de la [vida. "Flor y canto": el don del pájaro cascabel. Le responde el pájaro cascabel. Anda cantando, ofrece flores. Nuestras flores ofrece. Allá escucho sus voces, en verdad al Dador de la vida responde, responde el pájaro cascabel, anda cantando, ofrece flores. Nuestras flores ofrece. La poesía del príncipe Ayocuan. Como esmeraldas y plumas finas, llueven tus palabras. Así habla también Ayocuan Cuetzpaltzin, que ciertamente conoce al Dador de la [vida. Así vino a hacerlo también aquel famoso señor que con ajorcas de quetzal y con per- [fumes, deleitaba al único Dios. "Flor y canto": ¿lo único verdadero? ¿Allá lo aprueba tal vez el Dador de la [vida? ¿Es esto quizás lo único verdadero en [la tierra? "Flor y canto": recuerdo del hombre en la tierra. ¿Sólo así he de irme como las flores que perecieron? ¿Nada quedará en mi nombre? ¿Nada de mi fama aquí en la tierra? ¡Al menos flores, al menos cantos! ¿Qué podrá hacer mi corazón? En vano hemos llegado, en vano hemos brotado en la tierra. Las "flores y cantos" perduran también con el Dador de la vida.

Gocemos, oh amigos, haya abrazos aquí. Ahora andamos sobre la tierra florida. Nadie hará terminar aquí las flores y los cantos, ellos perduran en la casa del Dador de [la vida. Expresión de duda: aquí es la "región del momento fugaz", ¿cómo es en el más allá? Aquí en la tierra es la región del mo- [mento fugaz. ¿También es así en el lugar donde de algún modo se vive? ¿Allá se alegra uno? ¿Hay allá amistad? ¿O sólo aquí en la tierra hemos venido a conocer nuestros ros- [tros? La respuesta de Aquiauhtzin. Aquiauhtzin Por allá he oído un canto, lo estoy escuchando, toca su flauta, sartal de flores, el Rey Ayocuan. Ya te responde, ya te contesta, desde el interior de las flores Aquiauhtzin, señor del Ayapanco La búsqueda del Dador de la vida. ¿Dónde vives, oh mi dios, Dador de la vida? Yo a ti te busco. Algunas veces, yo poeta por ti estoy triste, aunque sólo procuro alegrarte. Desde la región de las flores y las pinturas se busca al Dador de la vida. Aquí donde llueven las blancas flores, las blancas flores preciosas, en medio de la primavera, en la casa de las pinturas, yo sólo procuro alegrarte. Todos aguardan la palabra del Dador de la vida. ¡Oh, vosotros que de allá de Tlaxcala, habéis venido a cantar, al son de bri- [llantes timbales, en el lugar de los atabales! Flores fragantes: el señor Xicoténcatl de Tizatlan, Camazochitzin, quienes se alegran con [cantos y flores, aguardan la palabra del dios.

Invocación insistente al Dador de la vida. En todas partes está tu casa, Dador de la vida. La estera de flores, tejida con flores por mí. Sobre ella te invocan los príncipes El pájaro cascabel, símbolo del Dador de la vida, aparece cantando. Con su venida llueven las flores. Los variados árboles floridos se yerguen en el lugar de los atabales. Tú estás allí: Con plumas finas entreveradas, hermosas flores se esparcen. Sobre la estera de la serpiente preciosa, anda el pájaro cascabel, anda cantando, sólo le responde al señor, alegra a águilas y tigres. Ya llovieron las flores, ¡comience el baile, oh amigos nues- [tros, en el lugar de los atabales! Nueva pregunta. ¿A quién se espera aquí? Se aflige nuestro corazón. El Dador de la vida se hace presente en las flores y los cantos. Sólo el dios, escucha ya aquí, ha bajado del interior del cielo, viene cantando. Ya le responden los príncipes, que llegaron a tañer sus flautas. Cuauhtecoztil Yo Cuauhténcoz, aquí estoy sufriendo. Con tristeza he adornado mi florido tambor. Las preguntas sobre la verdad de los hombres y los cantos. ¿Son acaso verdaderos los hombres? ¿Mañana será aún verdadero nuestro [canto? ¿Qué está por ventura en pie? ¿Qué es lo que viene a salir bien? Aquí vivimos, aquí estamos, pero somos indigentes, oh amigo. Si te llevara allá, allí sí estarían en pie. Motenehuatzin toma la palabra. Motenehuatzin Sólo he venido a cantar.

¿Que decís, oh amigos? ¿De qué habláis aquí? Aquí está el patio florido, a él viene, oh príncipes, el hacedor de cascabeles, con llanto, viene a cantar, en medio de la primavera. Flores desiguales, cantos desiguales, en mi casa todo es padecer Flores y cantos: lo que ahuyenta la tristeza. En verdad apenas vivimos, amargados por la tristeza. Con mis cantos, como plumas de quetzal entretejo a la [nobleza, a los señores, a los que mandan, yo, [Motenehuatzin. Oh Telpolóhuatl, oh príncipe Telpo- [lóhuatl, todos vivimos, todos andamos en medio de la prima- [vera. Flores desiguales, cantos desiguales, en mi casa todo es padecer También él, Motenehuatzin, ha oído un canto inspirado. He escuchado un canto, he visto en las aguas floridas al que anda allí en la primavera, al que dialoga con la aurora, al ave de fuego, al pájaro de las semen- [teras, al pájaro rojo: al príncipe Monencauht- [zin. De nuevo, Tecayehuatzin exhorta a todos a alegrarse. Tecayehuatzin Amigos míos, los que estáis allí, los que estáis dentro de la casa florida, del pájaro de fuego, enviado por el [dios. Venid a tomar el penacho de quetzal, que vea yo a quienes hacen reír a las flautas pre- [ciosas a quienes están dialogando con tam- [boriles floridos: Los príncipes, los señores, que hacen sonar, que resuenan los tamboriles con incrustaciones de [turquesa, en el interior de la casa de las flores. Escuchad, canta, parla en las ramas del árbol con flores, oíd cómo sacude su florido cascabel [dorado, el ave preciosa de las sonajas: el príncipe Monencauhtzin.

Con su abanico dorado anda abriendo sus alas, y revolotea entre los atabales floridos. Flor y canto: riqueza y alegría de los príncipes. Monencauhtzin Brotan, brotan las flores, abren sus corolas las flores, ante el rostro del Dador de la vida. Él te responde. El ave preciosa del dios, al que tú buscaste. Cuántos se han enriquecido con tus [cantos, tú los has alegrado. ¡Las flores se mueven! Por todas partes ando, por doquiera converso yo poeta. Han llovido olorosas flores preciosas en el patio enflorado, dentro de la casa de las mariposas. Flor y canto: modo de embriagar corazones Xayacaámach Todos de allá han venido, de donde están en pie las flores. Las flores que trastornan a la gente, las flores que hacen girar los corazo- [nes, han venido a esparcirse, han venido a hacer llover guirnaldas de flores, flores que embriagan. ¿Quién está sobre la estera de flores? Ciertamente aquí es tu casa, en medio de las pinturas, habla Xayacámach. Se embriaga con el corazón de la flor [del cacao. Resuena un hermoso canto, eleva su canto Tlapalteuccitzin. Hermosas son sus flores. Se estremecen las flores, las flores del cacao. Salutación del recién llegado. Tlaplateuccitzin Oh amigos, a vosotros os ando bus- [cando. Recorro los campos floridos y al fin aquí estáis. ¡Alegraos, narrad vuestras historias! Oh amigos, ha llegado vuestro amigo. También quiere hablar acerca de las flores. ¿Acaso entre flores vengo a introducir la flor del cadillo y del muicle, las flores menos bellas? ¿Acaso soy también invitado, yo menesteroso, oh amigos? Descripción de sí mismo: "cantor de flores".

¿Yo quién soy? Volando me vivo, compongo un himno, canto las flores: mariposas de canto. Surjan de mi interior, saboréelas mi corazón. Llego junto a la gente, he bajado yo, ave de la primavera sobre la tierra extiendo mis alas, en el lugar de los atabales floridos. Sobre la tierra se levanta, brota mi can- [to. Su origen y su vida: flores y cantos. Aquí, oh amigos, repito mis cantos. Yo entre cantos he brotado. Aún se componen cantos. Con cuerdas de oro ato mi ánfora preciosa. Yo que soy vuestro pobre amigo. Sólo atisbo las flores, yo amigo vuestro, el brotar de las flores matizadas. Con flores de colores he techado mi [cabaña. Con eso me alegro, muchas son las sementeras del dios Invitación a alegrarse. ¡Haya alegría! Si de veras te alegraras en el lugar de las flores, tú, ataviado con collares, señor Teca- [yehuatzin. La vida: experiencia única. ¿Acaso de nuevo volveremos a la vida? Así lo sabe tu corazón: Sólo una vez hemos venido a vivir. Respuesta: flores y cantos deleitan al hombre y acercan al Dador de la vida. He llegado a los brazos del árbol florido, yo florido colibrí, con aroma de flores me deleito, con ellas mis labios endulzo. Oh, Dador de la vida, con flores eres invocado. Nos humillamos aquí, te damos deleite en el lugar de los floridos atabales, ¡señor Atecpanécatl! Allí guarda el tamboril, lo guarda en la casa de la primavera, allí te esperan tus amigos, Yaomanatzin, Micohuatzin, Ayocuatzin.

Ya con flores suspiran los príncipes. Alabanza de Huexotzinco: no es una ciudad guerrera. Ayocuan Asediada, odiada sería la ciudad de Huexotzinco, si estuviera rodeada de dardos, Huexotzinco circundada de espinosas [flechas. Huexotzinco, casa de timbales y cantos, casa del Dador de la vida. El tímbalo, la concha de tortuga repercuten en tu casa, permanecen en Huexotzinco. Allí vigila Tecayehuatzin, el señor Quecéhuatl, allí tañe la flauta, canta, en su casa de Huexotzinco. Escuchad: hacia acá baja nuestro padre el dios. Aquí está su casa, donde se encuentra el tamboril de los [tigres. Donde han quedado prendidos los [cantos al son de los timbales. Las casas de pinturas donde mora el Dador de la vida. Como si fueran flores, allí se despliegan los mantos de quet- [zal en la casa de las pinturas. Así se venera en la tierra y el monte, así se venera al único dios. Como dardos floridos e ígneos se levantan tus casas preciosas. Mi casa dorada de las pinturas, ¡también es tu casa, único dios! La primavera llega y se va. "El sueño de una palabra ilumina: son verdaderos nuestros amigos" Tecayehuatzin Y ahora, oh amigos, oíd el sueño de una palabra: Cada primavera nos hace vivir, la dorada mazorca nos refrigera, la mazorca rojiza se nos torna un collar. ¡Sabemos que son verdaderos los corazones de nuestros amigos!38

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