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Desarrollo


Capítulo IV La obra poética de Nezahualcoóyotl Entre los forjadores de cantos que conocemos, Nezahualcóyotl (1402-1472) es el que más amplia y merecida fama ha alcanzado. Hijo de Ixtlilxóchitl el Viejo, nació en Tetzcoco, al oriente de la ciudad de México. Desde su infancia recibió esmerada educación, tanto en el palacio paterno, como de sus maestros en el calmécac o escuela de estudios superiores. Así pudo adentrarse en el conocimiento de las doctrinas y sabiduría heredadas de los toltecas. Los años de la juventud fueron, sin embargo, en extremo difíciles. A la edad de dieciséis años vio morir a su padre asesinado por los soldados de Tezozómoc, señor de Azcapozalco. Perseguido por los que se habían adueñado de su patria y su trono, pudo ganarse el favor de quienes gobernaban en otros señoríos, como Huexotzinco y Tlaxcala, y de modo especial el de sus parientes por línea materna, los mexicas o aztecas. Aliado con estos últimos, llevó a cabo la liberación de los dominios de su padre. Así se coronó en 1431 y poco después estableció de manera definitiva la alianza con México-Tenochtitlan. Su reinado, de más de cuarenta años, fue época de esplendor. Nezahualcóyotl edificó palacios, templos, jardines botánicos y zoológicos. Fue consejero de los reyes mexicas y, como arquitecto extraordinario, dirigió la construcción de calzadas, las obras de introducción del agua a México, la edificación de diques o albarradas para aislar las aguas saladas de los lagos e impedir inundaciones.

Como legislador, promulgó sabias disposiciones. Esto y otras muchas cosas acrecentaron su fama, que habría de perdurar. La obra poética de Nezahualcóyotl ha sido a veces objeto de fantasías. Quienes cayeron en ellas no tomaron en cuenta las colecciones de antiguos cantares en nahualt, donde se conservan las composiciones que realmente concibió y expresó. Cerca de treinta son los poemas que sobreviven de la obra de Nezahualcóyotl. Entre los grandes temas sobre los que discurrió están el de la fugacidad de cuanto existe, la muerte inevitable, la posibilidad de decir palabras verdaderas, el enigma del hombre frente al Dador de la vida. El conjunto de estos poemas contribuirá, más que cualquier suerte de ponderaciones, a un acercamiento al alma y la belleza de expresión de tan admirado gobernante de Tetzcoco. CREACIONES POÉTICAS DE NEZAHUALCÓYOTL CANTO DE LA HUIDA (De Nezahualcóyotl cuando andaba huyendo del señor de Azcapotzalco) En vano he nacido, en vano he venido a salir de la casa de dios a la tierra, ¡yo soy menesteroso! Ojalá en verdad no hubiera salido, que de verdad no hubiera venido a la tierra. No lo digo, pero... ¿qué es lo que haré? ¡oh príncipes que aquí habéis venido! ¿vivo frente al rostro de la gente? ¿qué podrá ser? ¡reflexiona! ¿Habré de erguirme sobre la tierra? ¿Cuál es mi destino?, yo soy menesteroso, mi corazón padece, tú eres apenas mi amigo en la tierra, aquí. ¿Cómo hay que vivir al lado de la gente? ¿Obra desconsideradamente, vive, el que sostiene y eleva a los hombres? ¡Vive en paz, pasa la vida en calma! Me he doblegado, sólo vivo con la cabeza inclinada al lado de la gente.

Por esto me aflijo, ¡soy desdichado!, he quedado abandonado al lado de la gente en la tierra. ¿Cómo lo determina tu corazón, Dador de la Vida? ¡Salga ya tu disgusto! Extiende tu compasión, estoy a tu lado, tú eres dios,. ¿Acaso quieres darme la muerte? ¿Es verdad que nos alegramos, que vivimos sobre la tierra? No es cierto que vivimos y hemos venido a alegrarnos en la tierra. Todos así somos menesterosos. La amargura predice el destino aquí, al lado de la gente. Que no se angustie mi corazón. No reflexiones ya más. Verdaderamente apenas de mí mismo tengo compasión en la tierra. Ha venido a crecer la amargura, junto a ti a y tu lado, Dador de la Vida. Solamente yo busco, recuerdo a nuestros amigos. ¿Acaso vendrán una vez más, acaso volverán a vivir? Sólo una vez perecemos, sólo una vez aquí en la tierra. ¡Que no sufran sus corazones!, junto y al lado del Dador de la Vida. PONEOS DE PIE ¡Amigos míos, poneos de pie! Desamparados están los príncipes, yo soy Nezahualcóyotl, soy el cantor, soy papagayo de gran cabeza. Toma ya tus flores y tu abanico. ¡Con ellos ponte a bailar! Tú eres mi hijo, tú eres Yoyontzin. Toma ya tu cacao, la flor del cacao, ¡que sea ya bebida! ¡Hágase el baile! No es aquí nuestra casa, no viviremos aquí, tú de igual modo tendrás que marcharte. CANTO DE PRIMAVERA En la casa de las pinturas comienza a cantar, ensaya el canto, derrama flores, alegra el canto.

Resuena el canto, los cascabeles se hacen oír, a ellos responden nuestras sonajas floridas. Derrama flores, alegra el canto. Sobre las flores canta el hermoso faisán, su canto despliega en el interior de las aguas. A él responden variados pájaros rojos. El hermoso pájaro rojo bellamente canta. Libro de pinturas es tu corazón, has venido a cantar, haces resonar tus tambores, tú eres el cantor. En el interior de la casa de la primavera alegras a las gentes. Tú sólo repartes flores que embriagan, flores preciosas. Tú eres el cantor. En el interior de la casa de la primavera alegras a las gentes. ALEGRAOS Alegraos con las flores que embriagan, las que están en nuestras manos. Que sean puestos ya los collares de flores. Nuestras flores del tiempo de lluvia, fragantes flores, abren ya sus corolas. Por allí anda el ave, parlotea y canta, viene a conocer la casa del dios. Sólo con nuestras flores nos alegramos. Sólo con nuestros cantos perece vuestra tristeza. Oh señores, con esto, vuestro disgusto se disipa. Las inventa el Dador de la vida, las ha hecho descender el inventor de sí mismo, flores placenteras, con ellas vuestro disgusto se disipa. SOY RICO Soy rico, yo, el señor Nezahualcóyotl. Reúno el collar, los anchos plumajes de quetzal, por experiencia conozco los jades, ¡son los príncipes amigos! Me fijo en sus rostros, por todas partes águilas y tigres, por experiencia conozco los jades, las ajorcas preciosas... SOLAMENTE ÉL Solamente él, el Dador de la Vida. Vana sabiduría tenía yo, ¿acaso alguien no lo sabía? ¿Acaso alguien? No tenía yo contento al lado de la gente. Realidades preciosas haces llover. de ti proviene tu felicidad, ¡Dador de la vida! Olorosas flores, flores preciosas, con ansia yo las deseaba, vana sabiduría tenía yo...

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