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Datos principales


Desarrollo


Discursos del río Marañón Tiene este río, según común opinión de los que se prescian entenderlo, más de mil e seiscientas leguas desde sus nascimientos a la mar, digo desde donde nos echamos nosotros; y es tan grande y poderoso, que no se puede comparar con ninguno de los que hasta agora hay descubiertos. Anega en algunas partes, al tiempo de sus crescimientos, más de cien leguas, fuera de su madre, y en él, tanta cantidad de mosquitos, especial de los zancudos, de día y de noche, que yo no sé cómo los naturales pueden vivir. Hasta que llegamos al pueblo de las Tortugas tuvimos pocos aguaceros, y creo yo que este tiempo debe de ser el verano, si lo hay, que es desde Septiembre a Navidad. De allí para abajo nos llovió mucho, y vienen muchos aguaceros con muchos truenos, y ordinariamente con tanto viento, que causan en el río gran tormenta de olas, mayores que en la mar, que anegan las canoas y piraguas, si no se acogen con tiempo al abrigo de la tierra; y aun en los bergantines nos vimos algunas veces con tanto peligro, especialmente una noche, que nos pensamos anegar. Cuando llueve en los nascimientos de los ríos que en éste se juntan, vienen grandes avenidas que anegan y cubren toda la tierra a la redonda; y en el mes de Septiembre, que nosotros comenzamos a abajar, ya las crecientes comenzaban a venir desde arriba; y en Julio, que salimos a la mar, aún no había acabado de vaciar; por manera que duran todo el año, que como la distancia desde la mar a los nascimientos del río es tan grande, antes que las unas crescientes acaben de vaciar en la mar, tornan a venir otra vez de arriba; y tras ser el río muy cálido en demasía es enfermo su temple; y en lo más del río muy lindas vasijas obradas con gran pulicia, y pintadas y labradas de mil faiciones, y vidriado como lo de España.

No vimos en todo el río oro ni plata, si no fue en lo que llamamos Carari y Macari, que algunos indios traían orejas y caricuris de oro; y en fin, los indios conoscen el oro y plata, y lo tienen en mucho más que los otros metales, en que nos paresció que los indios deben tener noticia dello. Tienen buena ropa de camisetas muy labradas. Digo, estos indios desta provincia de Carari, en todo este río desde los Caperuzos hasta cerca de la boca de la mar, no hallamos, ni los indios la tienen, sal, ni la comen, ni conoscen, ni se les da nada por ella. Acabadas de pasar las crescientes que vienen de arriba, hace el río muy grandes plazas, en las cuales se hallan tanta cantidad de huevos de tortugas y ycoteas, que no se puede numerar la multitud de tantos que con todos ellos se pueden sustentar mil hombres, si vienen en tiempo. Hay asimismo muchas tortugas y pájaros que se toman en las plazas a sus tiempos. Hay muy diversos y muchos pescados y muy sabrosos. Tienen más de mil islas cerca de la boca de la mar, y las más destas islas son anegadizas, y con la mucha agua de las crescientes de arriba y las mareas anega y cubre las dichas islas y gran parte de la tierra a la redonda; y acabadas las dichas islas, antes que entren en la mar, se junta todo por un brazo sólo y entra en la mar. Conóscese la marea más de doscientas leguas arriba de la mar, y desque acaba de menguar junto a la mar, descubre tanta tierra e islas, que paresce imposible que las haya de tornar a cubrir todo aquello que descubrió. Cuando comienza a crescer, viene la marea con tanta velocidad y ruido, que se oye más de cuatro leguas, y con una ceja de agua levantada hacia arriba, más alta que una gran casa, que pone temor de muerte. Llámanle a esto la gente de la mar macareo, y es muy peligrosa cosa. Otras muchas cosas y grandezas se pudieran contar que por la brevedad las dejo.

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