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Datos principales


Desarrollo


CAPITULO XXXII Baja el V. Padre a San Diego y de paso funda la Misión de San Luis. Viendo el V. Padre por las Cartas de los Capitanes de los Barcos, que no podían subir a Monterrey, y la falta de mulas que imposibilitaba conducir las cargas por tierra; tomó el trabajo de bajar a San Diego, para estrecharse allí con los Señores Marítimos, y de paso dar principio a la Misión de San Luis Obispo de Tolosa, y a la vuelta fundar la de S. Buenaventura. Salió de Monterrey con el Comandante D. Pedro Fages (que iba al mismo fin) luego que se despachó el Correo, y se llevó al P. Fr. José Cavaller para el establecimiento de la Misión de San Luis. Caminaron otras veinte y cinco leguas, y llegaron a la vista de la Cañada de los osos (donde dije hicieron matanza de estos animales para matar la hambre que padecían las gentes) hallando desde luego en ella proporcionado sitio con buenas tierras de pan llevar y un cristalino Arroyo que las fecundaba. Formaron luego una grande Cruz, que después de enarbolada adoraron, y se tomó posesión del terreno. Diose principio al Establecimiento el día 1 de Septiembre de 72, diciendo Misa bajo de una enramada nuestro V. Fr. Junípero, quien saliendo de aquella Misión el día siguiente segundo de Septiembre, prosiguió su viaje para San Diego. Dejó en ella a dos Indios Californios para que ayudasen, y el Señor Comandante un Cabo con cuatro Soldados para Escolta, prometiendo al Padre que a la vuelta se la completaría hasta el número de diez Hombres, porque necesitaba gente para la conducción del ganado y recua de víveres; por cuya carestía le dejó sólo para la manutención del Padre, los cinco Soldados, y los citados dos Indios, dos arrobas de harina, y tres almudes de trigo; y para que comprasen semillas de los Indios Gentiles le dejó un cajón de azúcar rojo, quedando muy contento el Padre con tan limitado bastimento, poniendo toda su confianza en Dios: y con esto se despidieron.

Luego que empezaron su dilatado viaje los Caminantes, dio providencia el Padre Misionero de San Luis para que los dos Indios hiciesen el corte de la madera para la construcción de una pequeña Capilla que sirviese de interina Iglesia, y la respectiva vivienda para los Padres. Lo mismo hicieron los Soldados formando su cuartel, y estacada para la defensa. Aunque por aquel paraje no había Ranchería alguna de Gentiles, en breve tiempo ocurrieron a la novedad; y como quiera que ya habían comunicado cerca de tres meses a los Soldados que estuvieron en la matanza de los Osos (de que daban agradecidos las gracias por haberles quitado de su tierra tan fieros animales, que habían matado a muchos Indios, no siendo pocos los que, aunque vivos, quedaban señalados de tan terribles uñas) hubieron de manifestarse muy contentos con que los nuestros se domiciliasen en aquel terreno. Visitaban con frecuencia la Misión, llevando al Padre algunos regalitos de carne de Venado y semillas silvestres, que les correspondía con abalorios y azúcar. Por medio de este socorro de los Gentiles pudieron mantenerse en el sitio los Cristianos entretanto llegaban los Barcos que conducían los bastimentos. Al año de fundada, que estuve en ella, tenían ya doce Cristianos, y con cuatro familias de Indios Cafilornios, y algunos Solteros Neófitos que allí dejé, se aumentó la Misión, así en lo material como en lo espiritual, y se fueron convirtiendo los Gentiles de modo que cuando murió el V.

P. Presidente, tenían ya bautizados seiscientos diez y seis. Esta Misión de S. Luis Obispo de Tolosa, está situada sobre una loma, por cuya falda corre un Arroyo con bastante agua para el gasto, y para el riego de la tierra que tiene a la vista, y les produce abundantes cosechas, no sólo para mantener todos los Cristianos, sino también para proveer los Presidios, con lo cual consiguen ropas para vestir a los Indios. Es tanta la fertilidad del terreno, que de cuantas semillas se siembran, se cogen abundantes cosechas. Se halla situada en la altura del Norte de 35 grados y 38 minutos, distante como tres leguas del Mar (que es la Ensenada nombrada el Buchón, hacia el Poniente) de buen camino, y en aquella Playa tienen los Indios Neófitos sus canoítas para la pesca de varias clases de Pescado muy sabroso. Se halla la Misión distante del Presidio de Monterrey cincuenta leguas al rumbo Noroeste, y veinte y cinco de la de San Antonio, pobladas de Gentilidad, cuya reducción, por la crecida distancia de las citadas Misiones, no será fácil conseguir ínterin no se pongan otras en los intermedios; respecto a que aquellos habitantes no se avienen a salir de sus suelos patricios, y a la variedad de su idioma, pues a cada paso se encuentra distinto, de modo que hasta la presente no hay dos Misiones de igual lengua. Es la de San Luis de un temperamento muy saludable, haciendo en el Invierno frío, y calor en el Verano, aunque sin exceso. E1 Pueblo por temporadas es algo molestado de los vientos por la altura en que se halla.

Ha sido esta Misión incomodada del fuego, pues en tres distintas ocasiones se ha incendiado. La primera vez le puso fuego un Gentil con una mecha encendida que amarró a una flecha, y disparó al techumbre, que siendo pajizo prendió mucha parte, por cuya causa padeció considerable atraso la Misión en la casa y utensilios. La segunda fue un día de la Natividad, que a tiempo que los Padres estaban en la Iglesia cantando la Misa del Gallo, se prendió fuego sin saberse como, el cual se apagó luego, por haber acudido prontamente la gente que asistía a la Misa, y la última, habiendo sido más voraz la quemazón, causó mayores estragos, sin poderse averiguar si fue por casualidad, o por malicia. Para evitar semejantes peligros y atrasos, idearon los Padres techarla con teja, a que se ingenió uno de ellos, porque no había quien la supiese hacer; con lo cual se ve libre del fuego, quedándoles las viviendas bien techadas; a imitación de ésta han hecho lo mismo en las demás Misiones.

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