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CAPITULO VIII Noticias del puerto y plaza de Luis Bourg en cabo Bretón, de su toma por los ingleses, con las causas que promovieron la empressa y otras curiosidades tocantes al trafico que la nacion francesa hacía en aquel puerto con el motivo de la pesca del bacallao 791 El puerto de Luis Bourg, cuya latitud boreal es de 45 grados 50 minutos y su longitud 61 grados al occidente del meridiano de París, se halla situado en la isla Real á la parte del sueste y al oriente de cabo Bretón. La poblacion es mediana; sus casas, fabricadas de ma-dera sobre un cimiento de piedra, que se levanta de la tierra cosa de dos varas á dos varas y media y, en algunas, á todo el primer estado ó habitacion baxa y los altos de madera; está cercada de muralla y fortificada á la moderna con todas aquellas obras que hacen recomendable una plaza; solo hay un transito, como de cien tuessas, donde falta la muralla por no serle necessaria respeto de que, llenandolo la mar y entrando por aquel ámbito en la plaza, con una simple estacada está bastantemente defendido; allí se forma como una grande laguna donde ni pueden navegar embarcaciones pequeñas ni acercarse las grandes á mucha distancia porque los escollos y poco fondo lo embarazan y los fuegos de dos bastiones colaterales lo flanquean todo con muy grandes ventajas. 792 Dentro de la plaza y en el centro de uno de sus principales baluartes ó bastiones, hay una casa fuerte con fosso por la parte que mira á la poblacion, á que daban el nombre de ciudadela; no tiene artilleria ni disposicion para ponerla, aunque se entra en ella por un puente levadizo, en el qual hay cuerpo de guardia y centinelas abanzadas; dentro de este edificio, está el alojamiento del governador y los quarteles de la tropa que guarnecía la plaza, el tren de artilleria y lo demás perteneciente á municiones de guerra, para lo qual, están dispuestos almacenes debaxo de los terraplenes del baluarte.

La parroquia ó capilla que servia de tal estaba tambien dentro de esta ciudadela, y fuera solo hay otra perteneciente á un hospital de San Juan de Dios, el qual es todo de piedra, capaz y fabricado modernamente, aunque su establecimiento es antiguo. 793 El puerto es muy seguro y capaz; su entrada, bien estrecha porque la cierra una isla, que llaman de Cabras, sobre la qual, hay un fuerte de bastante extension y, en la costa opuesta, un torreon alto que sirvede farol para hacer fuego de noche y avisar á las embarcaciones que quieren tomar el puerto, dandoles á conocer su entrada. La costa de este lado forma en lo interior una punta que se abanza acia la playa y viene á hacer frente á la boca del puerto; sobre ella, hay una grande fortaleza que llaman la Batería real por ser la que, defendiendo su entrada, guarda la plaza por aquella parte; desde esta fortaleza, vuelve la costa á recogerse acia dentro y forma una grande ensenada que sirve de carenero para embarcaciones de todos los tamaños por la mucha tranquilidad que tiene en ella el agua y el mucho fondo que hay; y tambien, por la misma razon de invernadero para las de el país, en el verano fondean todas delante de la ciudad, distantes de ella cosa de un quarto de legua, aunque las fragatas y otras pequeñas embarcaciones pueden hacerlo á distancia de medio cable de la costa, quedando resguardadas de todos vientos, á excepcion de los del este, que pueden entrar por la boca del puerto y agitar alguna cosa la mar, no empero de suerte que se incomoden con ello las embarcaciones.

794 Entre la punta de la Batería real y la de el Farol, con mayor inmediacion á la primera, hay un baxo que sale acia afuera lo bastante, y en lo demás es limpio todo el puerto, pudiendose bordear muy bien para salir ó entrar quando el viento no es totalmente favorable. En ibierno no se puede frequentar á causa de helarse enteramente, de tal suerte que camina la gente sobre el yelo por lo que se estiende el agua de él; esto se empieza á experimentar desde fines de noviembre y se mantiene hasta mayo ó junio. A veces se adelantan los yelos y son mas fuertes que otros segun es el año; en el de 1745, empezaron las heladas desde principios de octubre y á mediados de este mes, que fue quando yo salí, yá eran algo fuertes, aunque todavia no capaces de conservar helado el puerto. 795 La poblacion de Luis Bourg, que entonces era unica en toda aquella isla, se componia de familias francesas, las unas europeas y las otras criollas de allí y de Plasencia, en la isla de Terranova, de donde se passaron á Luis Bourg luego que por los tratados se entregó aquella isla á la Corona de Inglaterra. El unico y principal trato de los de Luis Bourg era la pesca del bacallao, muy util assi por la mucha abundancia que de él se halla en aquellos mares y costas como por ser el mas selecto y estimable de todo Terranova; sus caudales, que en algunos no dexaban de ser crecidos, consistian en almacenes, ó bien dentro de la plaza ó esparcidos en las playas de aquel puerto, y en el número de lanchas que cada uno podia mantener para la pesca, que á proporcion de él se aumentaba; assi, havia vecino que mantenia quarenta ó cinquenta lanchas para hacer diariamente este comercio, y, llevando cada una solos tres hombres ó quatro, tenian estos obligacion de completar un cierto numero de bacallaos de marca, para cuyo fin estaban assalariados.

Llenos los almacenes de bacallao, al tiempo que iban los navios de todos ó de los mas puertos de Francia cargados de frutos y mercancias, se surtían aquellos vecinos de las que necessitaban á trueque de este pescado ó lo remitian por su quenta para que se vendiesse en Francia; del mismo modo, las embarcaciones de las colonias francesas en Santo Domingo y de la Martinica llevaban azucares, tabaco, café, tafía ó aguardiente de cañas y mieles y, en cambio, volvian cargadas de bacallao; lo que sobraba de estos generos en Luis Bourg passaba á expenderse en el Canadá, y, en su cambio, volvian los que hacian este trato con castores y otras especies de pieles de pelo fino; y de este modo, sin mas renglon que el de la pesca, mantenia Luis Bourg un comercio continuo, assi con los puertos de Europa como con los de la America, pero, con todo, no era Luis Bourg el unico puerto en donde hacian la cargazon de él todos los navios franceses porque en mucho mayor numero lo van á pescar por sí á la misma isla de Terranova, costa del Petit Nord y sobre el banco, como se dirá mas adelante. 796 Además de los habitantes que componian el vecindario de Luis Bourg, havia otros muchos esparcidos en las costas de aquellas islas y en la de San Juan, su adyacente, que tenian allí sus casas, almacenes y todo lo correspondiente para la pesca; y siendo el trato en que reconocian las mayores y mas seguras ganancias, era muy raro el que se inclinaba al cultivo de las tierras, á cuya omission contribuía que, como en el ibierno se cubria todo de nieve y yelo, tal vez hasta la altura de tres y quatro pies, y no se quitaba hasta que era bien entrado el verano, no permitia gran cultivo, y mucho menos la cria de ganados, pues, para mantener el poco que tenian, era preciso recogerlo á cubierto en el ibierno y tener prevencion de heno con que sustentarlo hasta que, descubierta la tierra, produxesse pastos, en cuya abundancia recompensa esta en parte el atrasso como tambien en la brevedad con que brotan las miesses despues que se descubre y en la prontitud con que dá sazonados los frutos.

797 Havia tambien en aquella isla y sus adyacentes habitadores naturales de ella ó de la tierra firme inmediata, los quales son indios, no diferentes en el color y aspecto de los del Perú ni muy distintos de aquellos en las costumbres, aunque sí algo en la estatura, en que conocidamente los exceden. Estos naturales, á quienes los franceses dan el nombre de sauvages, esto es, rusticos ó salvages, ni bien estaban sugetos al rey de Francia ni bien dexaban de estar en su obediencia, teniendole una especie de reconocimiento como á señor de aquellas tierras, pero sin admitir sus leyes para su govierno ni inmutar el régimen de su vida; tampoco contribuían feudo alguno, antes bien aquel soberano les hacía embiar annualmente un situado de alguna ropa, polvora y fusiles para su exercicio de la caza, aguardiente y varios instrumentos de monte para conservarlos en buena correspondencia y contentos, lo que todavia practica aquella Corona con los de Canadá; del mismo modo, les proveía de curas que los doctrinassen, instruyessen en la religion, bautizassen á los que nacían y los impusiessen en las ceremonias y cultos de la Iglesia, para cuyo fin eran señalados aquellos sugetos mas capaces,de sanas costumbres y natural virtud, los quales con paciencia y suavidad governaban y dirigian á estos indios, de modo que, además del respeto y veneracion que ellos se grangeaban, eran mirados por sus recien convertidos con el tierno amor de padres y con la sana sinceridad de compañeros, partiendo con ellos una parte de sus alimentos, que venian á ser las rentas con que se mantenian; en la isla Real solo havia uno de estos missioneros, y lo era el abate Mallard porque el corto numero de indios, tanto de ella como de sus adyacentes, no lo requeria mayor de operarios.

798 Estos indios y los de Canadá son vagantes y, aunque christianos y reducidos yá á pueblos, hacen poca demora en un parage; ellos fabrican sus casas ligeramente, esto es, de poca subsistencia, como que las han de habitar muy corto tiempo. Lo primero que hacen en aquel sitio donde llegan á hacer alto para residir algunos dias es formar la capilla y habitacion de su cura; despues, fabrican las cabañas ó chozas para cada uno y permanecen allí dos, tres, quatro, seis ó mas meses, segun abunda la caza en las inmediaciones porque, no manteniendose de otra cosa, luego que empieza á alexarse, mudan de sitio, y el cura está precisado á seguirlos por donde quiera que van. Muchos de ellos acuden voluntariamente á las poblaciones francesas y en ellas se convienen á servir un cierto tiempo para el cultivo de las tierras ú otros menesteres y, cumplido, se restituyen á los suyos; los demás suelen ir tambien á vender las pieles de los animales que han muerto y comprar aquello que necessitan; y assi viven en grande sociabilidad y quietud los franceses, sin recelo de que se alboroten contra ellos ó de que soliciten otro govierno que el que tienen porque no puede ser mas suave y complaciente, y los indios passan sin el sobresalto que de que los franceses los tyranicen ni pretendan apartar de aquella natural libertad que gozan, propia de su genio y acomodada á su general inclinacion y al ocio, que solo desechan quando la necessidad les obliga á buscar el alimento.

799 Para hacer sus cacerias, salen, luego que se han alojado, á correr el monte y se están dos ó tres ó mas dias cazando; quando tienen lo suficiente para algun tiempo, se vuelven con ello, dando al cura su parte, y se van manteniendo los demás; las pieles de los animales quadrupedos las reservan para venderlas despues y, de ellas, dan tambien su parte al cura, á fin de que con su producto tenga con que vestirse y pueda completar los necessarios ornamentos de la capilla, los quales, como tambien el vestuario del cura y el que ellos acostumbran, no encierra muchas galas ni remudas de reserva porque los continuos viages que practican no dá lugar para ello. 800 Aunque el principal puerto de aquella isla y la unica plaza y fortalezas en ella fuesse Luis Bourg, tiene otros puertos assi en el costa oriental, que vá á terminarse en el cabo de Norte, como en la que corre por el sur de oriente á occidente; en esta, exceden á los demás por su bondad y capacidad la bahía de Santa Ana, cuya entrada, bien estrecha, es semejante á la de Luis Bourg y Cabaru, pero los franceses las tenian despobladas porque todo su conato havia sido fortalecer á Luis Bourg y, por medio de su conservacion, mantener la possession de toda la isla, que, siendo muy montuosa, se hacía impracticable el transito por tierra á ella de qualesquier parte en que los enemigos pudiessen hacer desembarco, maxima que huviera correspondido con el designio si en la ocasion mas urgente no se huviera frustrado por no haver sido socorrida en tiempo, tal vez con la misma confianza de sus incontrastables fuerzas.

801 La mayor parte de los arboles que produce aquella isla y la hacen impenetrable son pinos aunque no de la misma calidad que los que se crian en Europa. Dos castas hay allí de ellos; la una, muy buena para tablazones y maderas que sirvan en tierra; y la otra, solo para leña por no crecer mucho ó para bigas redondas y pequeñas; á esta dan el nombre de pruche, y con las ramas de su cogollo hacen un cozimiento que mezclan despues con un poco de melaza, y, dexado fermentar, es la cerveza, que se bebe allí á pasto porque, siendo las aguas muy delgadas y penetrantes, no se puede usar de ellas sin exponerse al inmediato peligro de padecer dissenterias, pero, convertida en la cerveza de pruche, queda muy saludable y no desagradable al gusto despues de haverse acostumbrado á ella. 802 Estaban los franceses de aquel vecindario con gran tranquilidad en su país y aun lo gozarian si ellos mismos no huviessen buscado el motivo de romperla, pues, aunque haviendose declarado la guerra entre las dos Coronas de Francia é Inglaterra, algunos de ellos havian armado al corso, y, del mismo modo, los ingleses de Boston; todas las hostilidaddes estaban reducidas á corsarios y armamentos maritimos sin pensar por entonces en otros designios de mayor entidad; es de suponer que antes de la ultima guerra entre las dos potencias á el principio de este siglo posseía la Francia aquella peninsula y tierras que se dilatan desde la parte occidental de isla Real acia el occidente, nombrado Acadia, pero, por aquellos tratados de paces en que la Francia cedió á la Corona de Inglaterra á Plasencia, capital de Terranova, y toda la isla, cedió tambien esta peninsula, solicitud que en parte hicieron sus mismos habitadores porque, siendo los mas protestantes, no miraban bien el estar sujetos á un principe catholico.

Muchos sitios de los que componen aquella peninsula pertenecian á los habitantes de Luis Bourg, que los perdieron totalmente por los tratados; entre todos, havia uno sobre el qual parece haverse ofrecido disputa si debia ó no estar incluso en la pertenencia de Acadia, y, como sus moradores huviessen hecho esfuerzo sobre ello y el rey de Inglaterra sostuviesse la pretension, fue forzoso ceder de parte de la Francia y condescender en que se reputasse por tierras de la peninsula; la persona á quien pertenecía este territorio era uno de los vecinos de primera graduacion de Luis Bourg y, deseoso de restaurar una possession en que, además del señorío, asseguraba grandes utilidades, valiendose de la ocasion de la guerra presente, proyectó el recuperarlo; y haviendolo participado á los ministros de Francia y obligandose á hacer la conquista con solo que se le auxiliasse de la plaza con aquellas tropas que pidiesse sin costo ni dispendio del rey, parecieron no ser estas ventajas despreciables, y obtuvo la licencia para plantificar la empressa como tambien el fomento para conseguirlo de las tropas que guarnecian la laza. 803 Aquel país, que no recelaba invasion de parte alguna, se hallaba desprevenido para defenderse del peligro que le amenazaba, y, assi, no fue dificil que se lograsse el éxito de la empresa sin mas pérdida, esfuezo ni demora que entrar en el territorio y tomar possessionde él, no haviendo sus habitadores hecho resistencia ó siendo muy poca, si huvo alguna.

Vuelta la gente que fue á esta expedicion con el promotor de ella á Luis Bourg, los clamores de aquellos contra quienes se havia practicado y los de todos los habitantes de la Acadia llegaron á los oidos del governador y demás personas acaudaladas de Boston; empezaron allí las exclamaciones sobre el peligro de la propia conservacion á vista del reciente exemplar y, con ella, á discurrir los medios de precaberlo y tomar satisfaccion, recelando los progresos que en adelante podria hacer aquella nacion sobre sus tierras, que, por ser abiertas, sin plazas fuertes ni tropas, estaban expuestas á qualquier violento designio que contra ellas se meditasse; temiase yá por muy proximo este caso, y adelantaba los recelos el haver visto la facilidad de la nueva conquista, assi por los que el primer sucesso influiría á emprender otros mayores como por la poca seguridad que podian prometerse de la cercanía de los franceses, pues, por no tenerlos por vecinos tan inmediatos, havian solicitado los bostoneses que perteneciesse á la Inglaterra la Acadia á fin de que mediasse esta peninsula como barrera entre los demás dominios de las dos potencias. 804 El motivo de no tener aquella colonia inglesa de la Nueva Inglaterra y su capital, Boston, plaza formal ni tropa reglada alguna es porque, temerosos sus habitantes, de que quisiessen con el transcurso del tiempo sujetarlos á las precisas leyes de Inglaterra ó á que obedeciessen los actos del Parlamento que pudiessen ser contra las libertades que gozan, no han querido condescender en ello, y, assi, todo el país es abierto, defendido por el numeroso gentío que encierra, admitiendo solo governadores, los quales no les pueden imponer otras leyes que aquellas que tienen admitidas.

Esta indefensa situacion de su país les daba ocasion para el recelo de las empresas que los franceses podian proyectar sobre él, y, consultándolo entre los primeros magnates y con el governador general de la colonia, les pareció que solo desalojando de Luis Bourg á los franceses podrian quedar con tranquilidad en sus tierras y ser dueños de todas aquellas costas; pero para conseguirlo, conocian ser necessario governar la empresa con un sigilo tal que fuessen las primeras noticias de esta determinacion para los de Luis Bourg la llegada de la armada á sitiarles y, para los de Europa, los de su rendicion y toma, á fin de que ni bien pudiessen ellos pedir socorro al Canadá ni despacharseles de Francia las suficientes fuerzas para defenderse y rechazar á las de los enemigos. 805 Era governador de la Nueva Inglaterra Mr. Charley, hombre de meritos y capacidad, y comandante general de aquellas costas Mr. Pedro Warren, tambien persona de mucha conducta y celo por su nacion y en quien además concurría el estímulo particular de su propio interés porque, posseyendo considerable cantidad de bienes raices en Boston, se consideraba uno de sus mas poderosos habitantes; estos dos oficiales, juntos con los demás jueces y moradores, determinaron hacer el sitio de Luis Bourg, ofreciendo para ello concurrir el governador general de Boston con la gente de tierra necessaria para él, viveres y demás providencias que se requerían y el comandante general de aquellas costas con la esquadra que estaba á su cargo, y se componia de tres navios ó quatro grandes y una fragata pequeña, á fin de bloquear el puerto con ella y embarazar qualquier socorro que le pudiesse llegar interin que los de tierra hacian sus trincheras y batian la plaza; la mayor dificultad estaba en que ni havia tropa reglada que pudiesse servir en esta expedicion ni oficiales experimentados capaces de hacer un sitio, dirigir los trabajos y disponer aquella gente montaraz en la disciplina militar de tal modo que fuesse assequible la empressa, y en este conflicto ocurrió á Mr.

Charley un arbitrio con que se le facilitaron sus designios. 806 Havia un habitante, que era de los mayores comerciantes en Boston, nombrado Mr. Piper, el qual mantenia gran correspondencia con toda aquella gente rustica de la colonia, assi indios como mestizos, porque, haciendo entera confianza de ellos, les fiaba los generos que necessitaban y despues le pagaban quando recogian sus cosechas en los efectos que tenia cada uno; este beneficio y la familiaridad con que trataba á aquella gente le havia hecho tan amable de todos que, mirandolo como á padre, era el arbitrio en sus voluntades, de modo que no havia la menor duda en que se sacrificarían todos por él, que tanto puede el agradecimiento de un beneficio desinteressado aun en los animos menos cultos. Con este seguro, propuso el governador de Boston á Mr. Piper que admitiesse el cargo de general de esta expedicion, pues con solo esta diligencia se conseguiría que voluntariamente le siguiesse aquella rustica gente, y estarían todos gustosos con los trabajos que padeciessen á su lado; Mr. Piper consideraba bien la fuerza de esta resolucion pero, como de otra parte se hallaba desposseido de aquellas luces militares necessarias aun para mandos de mucha menor entidad, resistió la proposicion pareciendole totalmente apartada de razon; persuadido al fin de las instancias del governador general y cediendo á los ruegos de los demás, que apoyaban la idea, aceptó el empleo; y de repente se transformó de comerciante en capitan, con tan favorable sucesso que, luego que fue publico, empezó á juntarse la gente, acudiendo de todas partes voluntariamente, unos por sí mismos y otros incitados de sus compatriotas, que yá desseaban se efectuasse la empressa mas por acompañar á su gefe y protector que por conquistar á Luis Bourg.

807 Este assunto se dirigió con tanto sigilo que aun en la misma Inglaterra no fue publico hasta que estuvo efectuado porque, dando parte de él privadamente aquel governador á su monarca, estuvo reservada la noticia porque no se malograsse divulgandose la empressa; y assi, embarcandose en Boston la nueva tropa con viveres y algunas municiones de guerra, no las correspondientes á tal empeño sino aquellas que pudieron juntar y yendo sostenido de la esquadra de guerra que comandaba Mr.Warren, fueron á dar el primer aviso de sus designios á la plaza de Luis Bourg, presentandose delante de ella. 808 Yá queda advertido que embiaba la Francia un situado annual á Luis Bourg en dinero y generos para la subsistencia y paga de la tropa que lo guarnecía, con el qual se remitia otra parte de fondos para la continuacion de las obras necessarias en la fortificacion, á cuyo trabajo se aplicaban las mismas tropas quando la obligacion de las guardias no se lo estorvaba, llevada del estímulo de aquella utilidad que se les daba por esto; pero como la codicia es uno de los vicios de quien los hombres mas se dexan cautivar, allí lo estaban tanto de ella los que intervenian en el pagamento y aun los mismos oficiales de la plaza, que, á mas de retenerles aquello que ganaban por su trabajo, no les satisfacian ni aun el prest, cuyo mal no era moderno; y haviendo fallecido en el ibierno anterior el governador legitimo, parece que con su falta se havia aumentado el desorden á tan sumo grado que dió motivo á que por dos veces se sublevasse la tropa, sucessos que fueron de bastante perjuicio, como se verá despues, para no poder resistir el sitio y rechazar al enemigo.

809 Consistia la guarnicion de Luis Bourg con todas sus fortalezas en solos 600 hombres de tropa reglada, franceses y suizos, y hasta otros 800 de milicias, en las quales se incluían los que entre todos sus habitantes eran capaces de tomar armas; esto lo tenia comprehendido bien el governador de Canadá y, considerando no ser suficiente numero para guardar una plaza de aquella calidad en tiempo de guerra, le havia antes embiado á ofrecer gente al que mandaba en Luis Bourg sin mas antecedente de lo que havia de suceder que el de una mera prevencion para precaverse de qualquier acontecimiento y que se hallase con la suficiente en caso de llegar á experimentar algun insulto; el que mandaba la plaza, ó porque no creyó llegasse el caso de necessitar aquel socorro ó porque discurrió sería bastante la que tenia para defenderse ó por otras razones que se le ofrecerían, no lo admitió entonces y, estimando la oferta, dió á entender al governador de Canadá que ocurriría á valerse de ella con qualquiera novedad que sobreviniesse. No havia mediado mucho tiempo quando se vió con los enemigos sobre sí é impossibilitado de acudir á aquel recurso porque, tomadas por mar y tierra todas las vias de comunicacion con Canadá, quedó cercado, falto de fuerzas para defenderse y sin proporcion alguna de poder ser socorrido de aquellas partes, siendo este el primero y no el menor yerro que facilitó su pérdida, pues con aquel socorro huviera tenido aún mas gente que la que necessitaba y podido defenderse y rebatir un exercito bisoño y mal disciplinado como el que se le presentó delante y puso cerco á la plaza.

810 Como la maxima de los ingleses de Boston havia sido sorprender aquella plaza y cogerla desprevenida, se anticiparon con la empresa antes que pudiesse haver recibido el situado annual que le iba de Francia y, assi, se presentaron con la esquadra y armamento delante de ella á fines de abril ó principios de mayo con el animo de apoderarse tambien de los navios que lo llevassen, como lo consiguieron, facilitandoselo otro accidente no menos desgraciado que los antecedentes, sin el qual todas sus precauciones quedarian desvanecidas y frustrados sus designios; y fue que, hallandose prevenidos en Brest un navio de guerra y una fragata para llevar el socorro á aquella plaza mucho antes que se considerasse poder estar deshelado el puerto, yá cargados de todas municiones y proximos á hacerse á la vela, dentro de dos dias ó tres se pegó fuego al navio y en poco tiempo se reduzo á cenizas, sin quedar en aquel puerto mas que otro llamado el Vigilante, que estaba todavia en astillero, capaz de ocupar su lugar. Estaba al mando del navio quemado al cargo del marqués de la Maison Forte, capitan de navio; y aunque se le dió orden de que procurasse aprestar el Vigilante para hacer el viage, lo que este tardó en salir á navegar fue bastante para que la esquadra inglesa se adelantasse á tomar la entrada del puerto y desembarcasse la gente que puso cerco á la plaza, aunque sin atreverse todavia á abrir las trincheras para batirla en brecha. 811 Llegó el Vigilante á la costa de aquella isla y, hallandola toda tan cerrada de neblina que, á menos de exponerse á el peligro de naufragar, no era possible arriesgarse á reconocerla, tuvo por conveniente mantenerse bordeando hasta que, limpiandose en parte de la athmosphera, pudiesse con mas seguridad tomar el puerto; estando en esto el dia 30 de mayo, descubrió cerca de sí una fragata de 40 cañones que reconoció inmediatamente ser enemiga y, hallandose su capitan con fuerzas muy superiores por ser su navio de 60 cañones, empezó á cañonearla, pero ella, por lograr el tiro prevenido, hizo demostracion de huir y, siguiendola el navio, favorecida de la mucha densidad, lo fue llevando acia el parage donde havia dexado á los demás compañeros, de modo que, quando se empezaron á dissipar aquellos vapores, se halló rodeado el Vigilante de todos los que componian la esquadra de Mr.

Warren; y acercandosele otros dos de ella, el uno de 60 y otro de 50 cañones, empezaron todos tres á la una y media de la tarde á hacer fuego contra él, cuya ventaja fue mucho mayor por no poder jugar el Vigilante su batería baxa á causa de que, hallandose sobrecargado con pertrechos de guerra para el socorro de la plaza, la tenia anegada; ni el combatir con tanta desigualdad ni el tener á la vista y muy inmediatos otros dos, le embarazó que dexasse de hacer una tan vigorosa defensa, que, distinguiendose en ella el honor de su capitan, oficiales y tripulacion, pudo conservar indecisa é ideterminada la vitoria hasta las 9 de la noche, que llegó á el extremo en que precisamente havia de ceder á la fuerza el valor porque, quedando yá el navio tan desquadernado, sin govierno y proximo á sumergirse, se reduxó á executar lo que mas rehusaba, que era entregarse, para no perecer todos con barbara desesperacion. Este accidente tan desgraciado para la Francia fue causa de la pérdida de una tan importante plaza porque la poca ó ninguna pericia de los sitiadores en las disposiciones de la guerra, de que nunca havian tenido la mas ligera disciplina, la resistencia de aquellas fortalezas, que se les representaban cada vez mas inexpugnables, y la poca y pequeña artilleria y municiones que havian llevado, junto con la estrañeza que causaban en aquella rustica y bisoña gente los trabajos y fatigas de la guerra, los tenia tan desalentados que yá casi todos, arrepentidos de haver dexado su sossiego, empezaban á pensar en volverlo á recuperar; y como despues se supo por los mismos ingleses, solo se huvieran detenido una ó dos semanas mas en el sitio resueltos yá al fin de ellas á levantarse, pero con el triunfo del Vigilante cobraron nuevos animos, y, viendo que tanto quanto se les havian aumentado las fuerzas con las municiones de que estaba cargado aquel navio havian disminuido las de la plaza, les entró nueva esperanza del logro de la empressa, y, con mas fervor que nunca, continuaron sus trabajos.

812 Tenian los ingleses, el mismo tiempo que sitiaban la plaza, amenazada la fortaleza ó batería real con gente que por aquella parte estaba acampada, aunque sin atreverse á llegar á ella; comandaba la Batería uno de los oficiales de la plaza, en quien parece no concurria la mayor experiencia, y á ello se agregaba el ser corta la guarnicion y no tener fuegos aquel fuerte por la parte de tierra, que era adonde los enemigos hacian frente. Passó el comandante de la plaza á visitarla y, no pudiéndola socorrer con gente, que era lo que mas se necessitaba, dexó dispuesto que en caso de que los enemigos se acercassen por aquel lado passassen á él algunos de los cañones que miraban á la marina y se les hiciesse fuego para obligarlos á desistir de la idea y retirarse; pero previniendo al mismo tiempo que, si se apoderaban de aquel fuerte, tenian suficiente para batir con él la plaza, advirtió al que lo comandaba que, en caso de descubrir tan superiores fuerzas que se considerasse precisado á capitular, se embarcasse con toda la gente que tenia en barcas que para este fin le dexaba y se conduxesse á la plaza, dexando antes bien clavada la artilleria de suerte que no pudiera ser de ningun uso á los enemigos; el que comandaba la Batería tuvo bastante con esta prevencion para adelantar su fuga y, sin esperar á que los enemigos se le acercassen, aquella misma noche se embarcó precipitadamente y se encaminó á la plaza con la gente que estaba á su mando, pretextando que los enemigos le havian atacado con fuerzas muy crecidas, pero en breve se verificó lo contrario porque en todo el siguiente permaneció arbolada la vandera francesa, señal cierta de no haver en la fortaleza quien la arriasse.

813 Los enemigos reparaban desde su campo que no se veía ya gente en los parapetos de aquella fortaleza, pero, persuadidos á que sería estar empleados sus defensores en alguna faena interior, no ossaban aproximarse á ellos, hasta que, llegando á ser questionable entre todos si la havrian abandonado o nó, uno de aquellos indios bostoneses que formaban el campo inglés, menos tímido que los demás, quiso sacarlos de la duda al segundo ó tercer dia y, sin llevar acia su puerta; luego que estuvo cerca y que encontró abandonada la fortalezas, no tuvo embarazo para entrar en ella y, quitando lavandera, dió á conocer á los suyos estaba desamparada; y encaminándose acia ella, la ocuparon sin que les costasse trabajo, habilitaron la artillería porque no estaba bien clavada y, con las mismas municiones y armas, empezaron desde luego á batir la ciudad por aquella parte que la cogia en flanco. 814 Era toda la artillería que guarnecía este fuerte de 36 y 40 libras de bala, y, llevando el Vigilante determinada porcion de este calibre, tuvieron los ingleses ocasion con la toma de esta fortaleza para emplearlas todas contra la plaza, de lo que resultó que, al abrigo de aquellos fuegos, empezassen los ataques hasta conseguir formar las baterías, con que batieron en brecha. Defendióse la ciudad hasta este punto valerosamente; pero llegando á estar la brecha yá en estado de servicio y reconvenida la plaza con la amenaza del assalto, no dilató mas tiempo el capitular y se rindió con aquellas circunstancias que hacen honor á las armas quando es la desproporcion de las fuerzas la que precisa á ceder.

815 Bien reconocían los de la plaza ser la mas oportuna y propia ocasion de rechazar al enemigo aquella en que estaba dando principio á sus trabajos para formar los ataques, mas era tanta la desconfianza en que les havian puesto los dos sucessos anteriores experimentados en la desobediencia ó motín de la tropa que la guarnecía, que, aunque ella misma se brindaba á la funcion, no se determinaron los superiores á hacer salida contra los sitiadores porque temieron, segun lo descontentos que tenian a sus propios soldados, que una vez puestos fuera se passarían los mas al campo de los enemigos, yá fuesse por el recelo de las resultas que debian temer por su inobediencia ó ya con el fin de lograr esta ocasion en que vengar las vexaciones que antes havian padecido de sus mismos oficiales. 816 No obstante tan contrarios accidentes como ocurrieron á tal pérdida y ser tan corta la guarnicion, mantuvo seis semanas de sitio y se rindió á fines del mes de junio, con cuyo acaecimiento se acrecieron nuevos dominios á la Inglaterra y se dió mayor ensanche á la colonia de Boston, la qual prospera por todas partes en su extensión; solo le faltaba esta isla para ocupar toda la costa, además del grande progresso que ha hecho en lo interior de la tierra; y estando yá unido á ella Luis Bourg, se me podrá permitir que diga en breve alguna cosa de lo perteneciente á esta colonia.

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