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Datos principales


Desarrollo


CAPITULO VIII Comprehende los frutos que produce el país de Cartagena y los alimentos que usan sus habitadores 150 Aunque no logra Cartagena la comodidad para la producion general de frutos que se crian en Europa, tiene en lugar de ellos otros que los suplen y con los cuales se alimentan sus habitadores, pero los europeos recien llegados tienen trabajo en acomodarse á ellos hasta que la costumbre los saborea y desvanece la memoria de los primitivos á que van habituados. 151 En aquel clima, por su continua humedad y calor, totalmente contrario á que pueda prevalecer en él trigo, cebada ni otras semillas de esta calidad, pero son equivalentes el maiz y arroz que se cogen en crecida cantidad, tanta que una fanega de maiz sembrado en roza dá de aumento en la cosecha, regularmente ciento y mas. Esto no solo sirve para hacer el bollo, que tiene lugar de pan en toda aquella tierra, sí tambien para cebar el ganado de cerda y engordar las gallinas. 152 El bollo que hacen de maiz no tiene alguna semejanza al pan de trigo ni en figura ni en color ó gusto; su hechura es como un bollo, el color, blanco, y el gusto, insípido. El modo con que lo hacen es poner en remojo el maiz, y despues lo muelen en piedras como el cacao, á que se sigue el volverlo á poner en bateas grandes de agua donde, á fuerza de lavarlo y mudarselas, lo limpian del pellejo ó cascarilla hasta que queda puro; entonces, lo convierten en pasta volviendolo á moler y, con esta, hacen los bollos que, envueltos de plátano ó de vijahua, ponen á cocer en ollas de agua, y de allí salen quando lo están para el consumo, pero, en passando un dia por ellos, se ponen correosos y no son buenos.

En las casas de distincion se amassa este bollo con leche y, assi, es mucho mejor, aunque nunca tiene la propiedad de esponjarse porque no percibe los líquidos ni admite otro color que el suyo; con que, consiguientemente, no contrae el gusto de salsa alguna ni tiene otro que el de harina de maiz. 153 Además del bollo, hay otra especie de pan hecho de raices, que es comun entre los negros; llamanle cazabe y á las raíces yuca, ñames y moniatos. Lo primero que hacen con estas es mondarlas quitandoles con toda sutileza la cascarilla ó pellejo exterior, despues las rallan menudamente y ponen en agua á que desflemen y separen de sí un jugo fuerte y acre que encierran, y es muy nocivo, con particularidad el moniato, en cuya raiz es mayor su acrimonia; á este fin, le mudan diversas aguas. Luego que está purificada aquella especie de harina, la ponen á secar y, convertida en pasta, forman unas tortas redondas de dos pies con corta diferencia de diametro y tres ó quatro lineas de gruesso; estas las tuestan en hornillas sobre moldes de cobre ó barro hechas para ello y assi las comen. Es alimento muy fuerte y de gran sustento, pero desabrido, dura sin corromperse hasta que se consume, y el mismo sabor tienen recien hechas que despues de dos ó tres meses, á excepcion de que se secan. 154 Aunque el bollo y el cazabe hacen el ingresso del principal alimento, se gasta algun pan de trigo, pero, siendo preciso que vayan las harinas de España, es muy caro, y solo consiste su mayor consumo en el que hacen los europeos que están allí avecindados y algun poco los criollos para tomar el cacao ó algunos dulces en almivar, que es lo unico en que no se escusan de comerlo, pues para todos los demás manjares la costumbre yá arraygada desde la cuna les hace que den preferencia á el bollo y que tomen la miel con el cazabe.

155 Con el harina del maiz forman tambien otras pastas y aderezan varios manjares muy sabrosos y saludables, como lo es aun el mismo bollo, que no se ha experimentado ser dañoso en los que están acostumbrados á él. 156 Fuera de las raices antecedentes, es abundante aquel clima de camotes, los quales tienen mucha semejanza á las batatas de Malaga en el gusto, pero no totalmente en la figura porque esta es casi redonda y la superficie desigual. De estos hacen varias conservas y los ponen en lugar de legumbres con los manjares; y siendo assi que es raiz mas noble y tan comun, no sacan de ella el provecho que de las antecedentes, y se puede congeturar que, si la emplearan en el cazabe, sería más gustoso que hecho de las que son insulsas por sí. 157 Los cañaverales de azucar en aquel país abundan tanto que la miel por ello es casi despreciable, y una gran parte la convierten en aguardiente para su mejor salida; brotan con tanta lozanía que se hacen dos cortes en la caña annualmente, y la variedad de sus verdes sirve de alegria á los campos. 158 Igualmente es proveido de algodón; y este lo hay de dos especies, uno que se siembra y cultiva y es el mejor, y el otro que lo cria por sí la feracidad de la tierra. Entrambos se hilan y, de ellos, se hacen varios texidos, con los quales se visten los negros de las haciendas y los indios que tienen sus moradas en lo estendido de aquellas campañas. 159 Producese tambien mucho cacao en las orillas del rio de la Magdalena y en otros sitios adequados para él; el de esta jurisdiccion goza el privilegio de la primacía en la bondad entre todos los que se conocen, assi por ser el grano mayor que el de Caracas, Maracaybo, Guayaquil y otras partes como por ser mucho mas mantecoso que aquellos.

No está muy conocido en España porque solo se conduce por regalo, respecto de que, excediendo á los otros en la calidad, se consume casi todo en la misma jurisdiccion y otras partes de las Indias, adonde se hace tráfico con él; y aunque tambien se llevan allí algunas porciones de el de Caracas y se conduce parte á lo interior del país, esto proviene de que ni bastaria el de la Magdalena para el crecido consumo que se hace de él en aquellas partes ni dexa de ser conveniente mezclar el de la Magdalena con el de Caracas para que no quede el chocolate tan mantecoso como labrandolo solo. Este cacao, á distincion de el que se cria en las demás partes, se vende por millares en Cartagena, y su peso es de quatro libras, siendo assi que el de Caracas se despacha por fanegas, y consta cada una de 110 libras, y el de Maracaybo de 96. 160 A estos y otros frutos, que son los mas seguros tesoros de que la naturaleza pudo dotar aquel territorio, le agregó el feudo de las muchas y sabrosas frutas con que, incansables los arboles y plantas que lo pueblan, ostentan la peremne fertilidad de su terreno. En estas, mas que en todo, queda absorto el discurso viendo aquellos silvestres troncos emularse unos á otros todo el año sin cessar en criarlas y sazonarlas, unas semejantes á las de España, otras propias de aquel país, y de estas y aquellas partes cultivadas y la mayor producidas sin otro cuidado que el que con ellas exerce la disposicion del clima. 161 Entre las que allí recrean el paladar de la misma especie que las de Europa, tienen su lugar los melones, sandias, á quien dan el nombre de patillas, ubas de parra, naranjas, nisperos y datiles.

Las ubas no llegan á tener el gusto que las de España; pero los nisperos son mucho mas delicados pues es tan dulce que viene á hacerse fastidioso. En las restantes no se halla diferencia porque la delicadeza de su sabor llega á perfeccionarse en un todo. 162 Entre las que son peculiares del país, merece la primacía la piña, á quien, por la comun opinion, se le dá el nombre de reyna de las frutas con atencion á sus calidades en vista, olor y sabor, que no las compite otra alguna. Siguense las papayas, guanabanas (304), guayabas, sapotes, mameis, plátanos, cocos y otras muchas que fuera molesto el referirlas todas, pero, siendo estas las que deben llamarse principales, bastará el dar noticia de ellas. 163 La piña, cuyo nombre fue dado por los españoles por la grande similitud que tiene á las de Europa, nace de una planta que se parece mucho á la sabila, á excepcion de que la penca de la piña es mas larga y no tan gruessa como aquella; y desde la tierra se estienden todas ellas horizontalmente hasta que, á proporcion que van siendo mas cortas, quedan también menos tendidas. Crece esta planta, quando mas como tres pies y, en el remate, la corona una flor á la manera de un lyrio, pero de un carmesí tan fino que perturba la vista su encendido color. De su centro empieza á salir la piña del tamaño de una nuez y, á proporcion que esta crece, vá amortiguandose en aquella su color y ensanchandose las hojas para darle campo y quedar sirviendo de base y ornamento; la piña lleva en su pezón otra flor en figura de corona, de hojas semejantes á la de la planta y de un verde vivo, la qual crece á proporcion de la fruta hasta que llegan una y otra al tamaño que han de tener, siendo hasta este tiempo muy corta la diferencia que hay en el color entre las dos; haviendo crecido la fruta y empezando á madurarse, vá cambiando el verdor en un pagizo blanco y, subiendo este mas su punto, le vá acompañando al mismo tiempo un olor tan fragante que no puede estar oculta, aunque la encubran muchas ramas.

Interin que está creciendo, se halla guarnecida de unas espinas no muy fuertes que salen de todas las extremidades de las aparentes pencas que forma su cascara, pero, á proporcion que madura, se van secando estas y perdiendo la consistencia para no poder ofender al que la coge. No es poco lo que en esta fruta tiene que admirar el entendimiento al Autor de la naturaleza si, con cuidado, se reparan tantas circunstancias como concurren en ella. Aquel tallo que le sirvió de corona, mientras creció en las selvas, vuelve á ser nueva planta si lo siembran porque la que la brotó parece que, satisfecha con su parte, empieza á secarse luego que se corta la piña, y además de la de su cogollo brotan las raices otras muchas, en quien queda multiplicada la especie. 164 Quitada la piña de la planta, mantiene siempre la fragancia hasta que, passando mucho tiempo, empieza á pudrirse; pero es tanto el olor que exhala que no solo en la pieza donde está sí tambien en las inmediatas se dexa percibir. El tamaño regular de esta fruta es entre cinco y siete pulgadas de largo y de tres á quatro de diametro en su base, el qual se disminuye á proporcion que se aproxima á la otra extremidad. Para comerla, se monda y despues se hace ruedas; es muy jugosa, tanto que al mascarla se convierte la mayor parte en zumo, y su gusto es dulce con algun sentimiento de agria muy agradable. Puesta la cascara en infusion con agua, se forma, despues que ha fermentado, una bebida muy fresca y buena que conserva siempre las propiedades de la fruta.

165 Todas las demás frutas son por el mismo respeto que esta, y algunas logran el privilegio de la fragancia como la guayaba, la qual, además de ser muy cordial, es abstringente. 166 La mas comun y abundante de todas las que se gozan allí son los plátanos, bien conocidos, si no por su figura y gusto, por el nombre, divulgado en todas las partes de Europa. Son tres las especies que hay en ellos. A la primera dan el nombre de bananas y son los mayores; tienen de largo un pie con corta diferencia, y es grande el consumo de ellos porque, además de comerlos en lugar de pan, los ponen en los guisados y manjares; tienen el corazon recio, y su carne lo es tambien pero nada dañosa. Los de la segunda especie son llamados dominicos; estos no tienen tanto largo ni gruesso como los primeros, y su comida es algo mas delicada; hacen con ellos el mismo uso que con los otros. 167 Los guineos, que son los de la tercera especie y los menores,, son mas gustosos que ningunos, aunque, segun el sentir de aquellos naturales, no los mas saludables, estando reputados por muy cálidos; su largo no excede por lo regular al de quatro pulgadas, y la cascara es mas amarilla, tersa y pareja quando están maduros que la de las otras especies, y el corazon no se distingue en lo delicado al resto de su carne. Tienen por costumbre en el país beber agua despues de haverlos comido, pero los europeos que componen las tripulaciones de los navios, nada moderados en algunas precauciones del régimen bebiendo aguardiente con todo lo que comen, no lo escusan hacer tan excessivamente con esta fruta como lo executan con todas las otras, de que les resultan parte de las enfermedades que allí padecen y, á algunos, muertes violentas, que, aunque por el pronto, han causado escarmiento en los demás, no les ha durado mucho tiempo la continencia.

Segun lo que tenemos experimentado, no es la calidad del aguardiente quien les ocasiona el daño sino la cantidad porque algunos de nuestra compañía hicieron la experiencia de beber parcamente de este licor despues de haverlos comido y, haviendolo repetido varias veces, nunca sintieron la mas leve indisposicion; además de que uno de los modos de comerlos, y no el menos gustoso, es assandolos dentro de su cascara y poniendolos despues á que se reconcentren con un poco de aguardiente y azucar, de cuya forma se servían diariamente en nuestra mesa, y aun á los mismos criollos parecia bien. 168 Las papayas son como de 6 á 8 pulgadas de largo en figura de limón; por el extremo del pezón son menos gruessas que por el otro, siempre conservan verde la cascara, y la carne interior es blanca, muy jugosa, algo fibrosa y con un gusto que se inclina á agrio, aunque no ofende al paladar. Es fruta de arbol, lo que no sucede á la piña, como queda dicho, ni al plátano, pero sí á las guayabas y tambien á las siguientes. 169 Tiene grandissima semejanza en la figura la guanabana al melon aunque su cascara es mas lisa y verdosa. La carne interior es amarilla, como la de los melones de esta calidad, y el gusto se asemeja alguna cosa, pero lo diferencia un olorcillo empalagoso que le acompaña. La semilla que encierra en el corazon es redonda, obscura, lustrosa y como de dos lineas de diametro, la qual consta solamente de un pellejito muy sutil y transparente y una medula algo firme y jugosa; el olor de esta semilla es mas fuerte que el de la fruta y incomparablemente mucho mas fastidioso.

Dicen los del país que, comiendo la semilla, no hace daño la fruta, que, segun su sentir, es algo pesada é indigesta y aunque el gusto de la simiente no es malo, se hace repugnante por el olor. 170 Los sapotes son en figura redonda como de dos pulgadas de circunferencia, la cascara, muy delgada y se despega de la carne, de color musco algo colorado, y toda la carne es colorada encendida de poco jugo, pegajosa al comerla, fibrosa y sólida; es fruta de buen gusto aunque no delicado y en el corazon encierra dos ó tres ó mas pepitas oblongas. 171 El mismo color tienen las mameis, con la diferencia de ser mas claro y que la cascara no se separa de la carne sino es cortándola. Esta se assemeja mucho á la del melocotón aunque es un poco mas encendida, algo mas recia y con menos jugo; en medio encierra un huesso proporcionado al tamaño de la fruta, y, siendo el de esta desde tres hasta quatro pulgadas de diametro en figura casi circular con algunas irregularidades, es la del huesso de pulgada y media de largo y una de ancho en el medio, redonda por esta parte aunque hace una figura larga; lo exterior del huesso es terso y de un color musco, excepto de un lado, donde corre una faxa verticalmente en figura de tajada de melón, y, faltándole en ella la cascara dura que forma lo terso de lo restante, queda descubierta la del huesso algo escabrosa y blanquizca. 172 Los cocos es fruta tan comun y de poco uso que solo se hace caso de ellos para beber el agua, quando están en leche, antes de empezar á quaxar; entonces, están llenos de un licor blanquizco, tan liquido como el agua, gustoso y fresco, y toda la cascara que abriga el coco es verde en lo exterior y blanquizca por adentro, llena de fibras que corren longitudinalmente y fuertes, pero entonces se parten con cuchillo sin dificultad.

El coco es tambien blanquizco quando está en esta sazón y no muy duro, pero, á proporcion que va criando la carne, vá tomando mas cuerpo y fortaleza y mudando el color verde de la cascara en amarillo; esta secándose, luego que se llega á perfeccionar todo lo interior, se reduce á musca, estoposa y tan fuerte que es dificil abrirla y separarla del coco, con quien tienen union algunas de aquellas fibras. De la carne de estos cocos se saca leche como la de las almendras, y de esta usan con preferencia en Cartagena para componer el arroz. 173 Aunque son raros en aquella ciudad y temple los limones que regularmente se conocen en Europa y con tanta abundancia se cogen en muchos rey de España, son tantos los que cria aquel país de otra casta, que llaman sutiles ó seutiles, que sin cuidado ni cultivo están llenos los campos de arboles que los crian; estos son mucho menores, tanto árbol como fruta, que los de España pues el primero solo levantará del suelo como 8 ó 10 pies, esto es, tres varas con corta diferencia, y desde el pie ó poco menos arriba se divide en varias ramas que, estendiendose, forman una copa muy hermosa. La hoja, aunque de la misma hechura que la del limón, es menor y mas lisa; correspondientemente, la fruta no excede al tamaño de un huebo regular. Su cascara es muy delgada y fina, encierran mucho mas zumo á proporcion que el que tienen los limones de Europa; y esto es, sin comparacion, más ácido y agudo, por lo qual lo juzgan poco sano los medicos europeos, aunque en el país lo acostumbran sin reparo y lo ponen en todas las comidas, generalmente sin que se experimente daño.

Una de las particularidades que allí se notan en ellos es que, teniendo en aquella ciudad por costumbre no poner al fuego la carne que se ha de comer de qualesquier suerte, la quieran guisar sino tres quartos ó una hora antes de la comida; entonces, la echan dentro el zumo de tres ó quatro de aquellos limones, más o menos segun la cantidad de la carne, y con esta prevencion se ablande tanto y cueze que en aquel corto termino está pronta para servirse en las mesas. Acostumbrada aquella gente á esta facilidad de disponer los manjares, hacen irrision de la moda de los europeos, que necessitan toda una mañana para lo que ellos concluyen en tan poco tiempo. 174 Es assimismo abundante aquel país de tamarindos, cuyo arbol es grande y coposo, y la hoja, de un verde obscuro; este echa unas baynas no muy grandes y chatas, dentro de las quales se encierra una medula obscura, melosa y muy llena de fibras, á quien dan el mismo nombre que al arbol, y en el centro de ellas tiene una pepita ó huesso muy duro y chato por los lados de seis á ocho lineas de largo y dos á tres de ancho. El gusto es agridulce pero sobresale el agrio, y solo se usa de ella en bebida dissuelta en agua; tomase para refrigerar la sangre, pero con moderacion, sin continuarlo muchos dias seguidos porque el ácido que tiene y su mucha frialdad debilitan el estomago y lo estragan. 175 Otra fruta hay que llaman maní, y la producen pequeñas plantas; esta es de porte y figura de piñones enteros, y la comen tostada y confitada; es totalmente contraria á la antecedente porque es summamente cálida y, por esta razon, no muy saludable para aquel clima.

176 Los frutos que allí no prevalecen, además del trigo, cevada y otras simientes de este especie que tengo yá dicho, son ubas de viñas, almendras y aceytunas, y, por consiguiente, carecen de los generos que de ellos se sacan, vino, aceyte y passa, los quales se llevan de Europa; y, por esta razon, además de ser escasos, son caros, y hay ocasiones en que totalmente hay falta de ellos. Quando sucede esto con el vino, lo padece la salud porque, acostumbrados todos los que no beben el aguardiente á su uso en las comidas, que es casi todo el vecindario á excepcion de los negros, extrañan tanto su falta que, no teniendo actividad los estomagos por sí para dixerir, enferman, y se experimenta epidemia en toda la ciudad. Esto sucedió al tiempo que llegamos nosotros, siendo tanta la escasez que de él se padecía que no se decia missa mas que en una iglesia. 177 Del aceyte no es allí tan sensible la falta porque todas las comidas de carne ó de pescado las hacen con manteca de puerco, que la hay en abundancia, y de ella fabrican el jabón, que es muy bueno y nada caro á proporcion del país, y para alumbrarse, se valen del cebo; con que, lo unico en que emplean el aceyte es en las ensaladas. 178 De la abundancia que goza aquel país en todo genero de carnes, frutas y pescados, podrá inferirse lo abastecidas y regaladas que serán allí las mesas, las quales son servidas en las casas de distincion y comodidad con gran decencia y ostentacion y con esplendidez.

La mayor parte de los manjares aderezados á la moda del país y no sin alguna diferencia á lo que se acostumbra en España, pero disponen algunos platos con tan delicada sazón que son no menos agradables al paladar de los forasteros que pueden ser gustosos al de los que yá están connaturalizados en su uso. El agi aco es uno de los mas introducidos, y es rara la mesa donde falta, al qual bastaria la abundancia de especies que lo componen para hacerlo gustoso porque en él entre puerco frito, aves, plátanos, pasta de maiz y otras varias cosas sobresaliendo en él el picante de pimiento ó ají, como allí llaman, para que incite mas al apetito. 179 Regularmente, hacen allí dos comidas al dia y otra ligera; la primera, por la mañana, que se compone de algun plato frito, pasteles en hoja hechos con masa de maiz ú otras cosas equivalentes, á que sigue el chocolate; la de medio dia es mas cumplida; y la de la noche suele reducirse á dulce y chocolate aunque muchas familias hacen cena formal, como se acostumbra en Europa. Suelen decir vulgarmente que las cenas son allí dañosas, pero nosotros no experimentamos mas novedad que en Europa, y acaso el daño estará en el exceso de las otras comidas.

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