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Datos principales


Desarrollo


CAPITULO VII En que se dá noticia de los animales y aves domesticos, silvestres y feroces que se crian en las campañas y montes de Cartagena y de las varias especies de reptiles y sabandijas ponzoñosas propias de ellos 116 Si es fértil Cartagena en arboles y plantas como queda visto, no es escaso á proporcion su distrito en toda suerte de animales, unos domesticos para el sustento y regalo de sus habitadores, otros silvestres, en quienes la diversidad de propiedades y especies causa no pequeña admiracion en el entendimiento, considerando en tanta variedad de obras al Supremo Artífice que todas las dispuso, otros feroces que guardan y defienden lo inculto de las selvas y, entre unos y otros, quadrupedos, reptiles y volatiles, no son en numero menor los que se visten de pintadas y vistosas plumas que los que encubren la natural fiereza de jaspeadas y coloridas pieles ni menos los que esconden violentissimos venenos con las brillantes escamas porque de todas especies abunda aquel territorio. 117 Los animales domesticos comestibles solo son de dos especies, bacuno y de cerdo, unos y otros en cantidad. El bacuno, aunque no del todo malo, es poco gustoso porque el continuo calor de aquel clima le impide de hacerse de muchas carnes y que sean estas sustanciosas; pero el ganado de cerda, por el contrario, es de tal delicadeza y buen gusto que no solo se tiene por el mas sabroso de todas las Indias pero en ninguna parte de Europa se cree que lo haya de igual sabor, y, por esta razon, europeos y criollos le dan la preferencia á cualquier otro, y es el manjar ordinario de aquellos moradores.

Además de las buenas calidades con que lisongea al gusto, lo consideran allí muy saludable, tanto que lo han hecho el alimento comun y mas seguro de los enfermos con antelacion aún á el de aves. Las especies de estas son gallinas, palomas, perdices y patos, en abundancia todas y de sabroso gusto. 118 Por ser cosa particular, me ha parecido no omitir aquí una breve noticia del methodo de que usan allí para coger los patos, el qual descubrimos con la casualidad de haver notado el baxo precio á que se vendian, y, procurando informarnos del motivo, supimos que cerca de Cartagena, á la parte del oriente del cerro de la Popa, se halla una laguna bien capaz que llaman la ciénaga de Tescas, la qual es sumamente abundante de peces, aunque allí tenidos por nada sanos, y assimismo de patos. Esta laguna es de agua salada porque tiene comunicacion con el mar y, assi, se conserva siempre en un ser con la poca alteracion que causan las mareas; recogense en ella todas las noches nubes muy grandes de patos, que, haviendo estado esparcidos todo el discurso del día en las campañas, van allí á hacer la dormida. Los que tienen el exercicio de su caza, que mejor pudiera llamarse pesca, echan dentro de la laguna 15 ó 20 calabazos grandes que llaman totumos, y los patos, haciendo frequente la vista á ellos, no los extrañan ni los huyen; despues de 3 ó 4 dias que los han tenido nadando, en que yá los consideran familiares, se vá el cazador á amanecer á la laguna llevando otro calabazo con unos agujeros proporcionados para ver y respirar, dentro del qual mete la cabeza y se entra en el agua de modo que solo quede fuera esta; assi, vá acercándose á los patos sin hacer ningun ruido y, asiendolos de las piernas, los zabulle y coge con la otra hasta que no le caben mas; entonces, se retira á tierra y, dexando aquellos á otro compañero que tambien está en el agua á la orilla, vuelve á continuar su pesca ó caza hasta que tiene bastantes ó que, siendo tiempo, empiezan á volar para esparcirse en los campos.

119 Los animales de caza comestibles son venados, conejos y javalíes, que allí llaman sajones, pero solo usan de estas carnes los negros y indios de las campañas, á excepcion de los conejos, que tienen consumo en la ciudad. 120 En los silvestres y feroces se advierte mas abundancia de castas y, entre estas, algunas sumamente dañosas como los tigres, que no solo hacen estrago en el ganado sí tambien en la gente quando están cebados. Son de mucha corpulencia, algunos como pequeños jumentos, y los cubren pieles muy hermosas; son, assimismo, habitadas aquellas selvas de algunos leopardos, zorros, armadillos, ardillas y otros muchos, de cuerpo menor á semejanza de estos, y los arboles sirven de estancia á gran cantidad de monos de varias castas, que se distinguen unos por los tamaños y otros por el color. 121 La propiedad que se nota generalmente en los zorros de defenderse de los perros y otros animales que los persiguen, con el arbitrio de orinarse en su propia cola y rociarles con ella, logra mas activos efectos en aquel país porque el olor de sus orines es tan fétido que hace perder el sentido al que los sigue y los perturba de modo que dá lugar á que el zorro escape. Es en tan superior grado la vehemencia de aquel pernicioso olor y su penetracion que alcanza á un quarto de legua distante del parage en donde lo despidió, y aun allí se hace insoportable todo el rato que dura, que suele passar de media hora. Es animal pequeño, su cuerpo no excede al de un gato grande, tiene el pelo muy fino y tirando á color de canela, la cola, no muy larga, y el pelo de ella, esponjado y formando un penacho propio para defenderse de los que le siguen, y agraciada la figura de todo el conjunto de sus partes.

122 Assi como naturaleza, próvida en sus obras, le dió á este animal tan eficaz defensa, no dexó olvidado á el armadillo cuyo nombre descifra bastantemente lo que él es; tiene la magnitud de un conejo regular aunque distinta figura porque el hocico, los pies y rabo se assemejan á el de los puercos; todo su cuerpo está cubierto de una concha dura y fuerte, la qual, conformándose en todo con las irregularidades de su estructura, lo abriga de los insultos de los demás animales y no le estorva para andar libremente; además de la concha principal, tiene otra á manera de capilla articulada con la primera, y esta sirve para guarecer con ella la cabeza, con lo qual están seguras todas sus partes; por la exterior, tienen estas conchas varias labores formadas con el realce de ellas mismas y distinguidas de colores pardos y claros; con que, no solo le son de defensa pero tambien de adorno. Los negros y indios comen la carne de este animal y dicen que es sabrosa. 123 Aunque son varias las especies de monos que se ven en aquel país, los mas comunes son los que llaman micos, y estos, los mas pequeños. Lo regular de su porte es como un gato, su color, pardo blanquizco, y, porque estos son muy conocidos yá de todos, no me detendré en describirlos. Los grandes, cuyas noticias podrán ser menos vulgares, reservo para otra parte donde por su mucha abundancia parece serán mas propias. 124 La diversidad de aves que se reconocen en aquella cálida athmosphera es tanta que solo la admiracion puede expressarlo; la hermosura de sus plumages, tan particular que apenas havrá voces con que ponderarla y cantos tan grandes que, confundidos los suaves y apacibles con los ásperos y desagradables, no dexan libertad al oido para que guste de los unos ó pueda distinguir la dissonancia de los otros.

Pero es cosa notable y siempre digna de admirar en la naturaleza la igualdad con que reparte sus dones entre criaturas y obras, pues, para no darlo todo á unas dexando pobres á las otras, en aquellas donde el pincel retrató mas vivamente los colores dexó el defecto de un molesto graznido para que quedasse igual con la que, en su lugar, gozasse la perfeccion de una música melosa y mereciesse por esta la estimacion á que no podía aspirar por aquella. El guacamayo es una de las aves en quienes esto se comprueba; los vivos y exquisitos colores que viste le hermosean tanto que no hay artifice bastante á retratarlos; su graznido es recio y desapacible, circunstancia que se nota igualmente en todas las aves de pico corvo, recio y lengua gruessa, loros, cotorras y periquitos. Todos estos vuelan en vandadas, y su ruido en el ayre se dexa percibir á gran distancia. 125 Toda la particularidad que ostentan los antecedentes refunde en su pico el que comunmente llaman tulcán ó predicador; la corpulencia de esta ave es como una paloma grande pero la zanca, mucho mas larga, la cola de ella es corta, y su pluma, obscura, salpicada de algunas turquíes, purpureas, amarillas y otras que dicen bien con el color que predomina; la cabeza es desproporcionadamente grande respecto del cuerpo, y sin esta circunstancia no pudiera sostener la deformidad del pico, el qual se alarga desde el nacimiento cosa de 6 á 8 pulgadas haciendo alguna muestra de quererse encorvar; en la raiz tiene la caxa superior pulgada y media ó dos de base con muy corta diferencia formando una figura triangular, en cuya forma continúa hasta el fin; las dos superficies que corresponden lateralmente forman en la parte superior un lomo, y la tercera sirve de recibir la quixada inferior, la qual sigue todo lo largo de la alta hasta su extremidad, y una y otra juntas van insensiblemente disminuyendo el gruesso de su nacimiento, y, a su fin, se encorva de repente y sutiliza tanto que forma una punta fuerte y aguda; la lengua es de la misma hechura que una pluma y colorada como todo lo interior de la boca.

Esta ave copia en el pico los vivos colores que matizan las plumas de las otras; regularmente, es el de su nacimiento de un fino amarillo, el qual cubre todo el lomo de la quixada superior y guarnece su raiz como de una faxa de media pulgada de ancho; y todo lo restante es de color de purpura obscuro, excepto dos transitos que á la distancia de una pulgada de su nacimiento son de un fino carmesí. Los labios interiores, que se tocan entre sí recíprocamente quando está cerrada, son guarnecidos de dientes que forman las mismas quixadas hechas á manera de sierra. El nombre de predicador que dan á este pajaro conviene con su exercicio porque, puesto en algun arbol, donde esté mas alto que sus compañeros quando duermen, hace un ruido en que parece que prorrumpe algunas palabras y lo esparce á todos lados para que las aves carniceras no se atrevan, confiadas del silencio, á hacer garra en las de su especie. Domesticase con mucha facilidad y se hace tan familiar con la gente que en las casas donde los tienen anda entre las personas y acude cuando lo llaman á recibir lo que le dan. Su comida regular son frutas pero los domesticados comen tambien cualquiera otra cosa que se les dé. 126 Muy dilatado assunto sería el describir las propiedades de otras muchas aves que, fuera de las comunes, habitan en aquel clima, pero entre ellas, por su especial propension, son dignas de mayor atencion los gallinazos, nombre que se les dió por la similitud que tienen en el cuerpo á la gallina; su porte es como el de una pequeña pava pero el cuello, mas gruesso, y la cabeza, algo mayor; desde la mitad del pescuezo hasta la raiz del pico no cria pluma, y este ámbito está cubierto de un pellejo áspero, arrugado y glanduloso que forma varias eminencias pequeñas, y son otras tantas desigualdades.

Assi, la pluma que cubre todo su cuerpo como este pellejo es negro y no muy obscuro por lo regular en los comunes; el pico es proporcionado, recio y algo corvo. Esta ave es familiar en la ciudad tanto que los texados de las casas están llenos de ellas, y son las que la limpian de todas las inmundicias, pues no muere animal alguno que no le sepulten en sus buches, y, quando les faltan estos, apelan á otras asquerosidades. La sutileza de su olfato es tal que se suelen ir guiadas de él tres, quatro ó mas leguas al parage donde hay carne mortecina, de la qual no se apartan hasta dexar limpia la armazon de los huessos. Si la naturaleza no huviera proveido con tanta prodigalidad estas aves en aquellos climas, serian intratables por la infestacion del ayre que causaría la pronta corrupcion con los continuos calores. Su vuelo es pesado en el principio pero despues se remonta tanto que llega á perderlo la vista. En tierra anda á saltos y como con alguna torpeza, las zancas, en buena proporcion y gruessas, y los pies, con tres dedos anteriores y uno lateral algo inclinado atrás pero los que forman la planta bolteados acia dentro de modo que, embarazandose los de un pie con los del otro, le impiden la agilidad del andar: cada dedo remata con una uña larga aunque sin desproporcion y fuerte. 127 Quando no tienen cosa muerta que comer, suelen salir al campo, hostigados de la hambre, á buscar las bestias que pastan y, luego que encuentran alguna que tenga matadura en el espinazo ó cruz, se ponen encima de ella y empiezan á comerla por allí sin que sirva de defensa ni el rebolcarse ni espantarlos con la boca porque no se separan de su empressa hasta que, á fuerza de picarle, le abren mayor la llaga, y á continuacion queda reducido á víctima y pasto de sus picos.

128 Otros gallinazos hay algo mayores y solo se encuentran en los campos; su cabeza y parte del pescuezo es en unos blanco y en otros roxo ó mezclado de ambos colores, á que tambien les acompaña un collar de plumas blancas poco mas arriba del nacimiento del pescuezo; no son menos carniceros que essotros; llamanlos en el pais reyes de gallinazos porque no los hay en cantidad y tienen observado que, quando acude á alguna bestia muerta uno de estos, no la tocan los otros hasta que él se haya comido los ojos, que es lo primero por donde empiezan á picarla, pero, despues de haverlo concluido y que se inclina á otra parte, ocurren todos á participar de él. 129 Los morcielagos, aunque comunes en todas partes, se hacen allí particulares por su abundancia, que es tanta que, al tiempo de salir á volar á la caida del sol, forman nubes y cubren las calles de la ciudad. Estos son allí diestros sangradores de personas y de irracionales porque, siendo tan excessivos los calores y dexandose por ellos abiertas las puertas y ventanas de las piezas donde se duerme para no sofocarse en ellas, con esta oportunidad entran en los dormitorios y, hallando descubierto el pie de alguna persona, le van picando sutilmente hasta encontrar una vena, entonces chupan la sangre y, luego que han saciado con ella su apetito, se van dexando peremne la sangría. He visto algunas personas que han padecido este sacrificio, y me han assegurado ellos propios que, con poco mas tiempo que huviessen tardado en dexar el sueño, no huvieran vuelto jamás de él porque la abundancia de sangre que les havia salido y tenia empapada toda la cama no les diera lugar á que por sí pudiessen contener la que corria de la cisura.

Atribuyese el no sentirse la picada, además del mucho tiento y sutileza con que la dan, á estar haciendo viento con las alas, con cuya frescura viene á ser insensible el mal. Esto mismo executan en el campo con los animales, cavallos, mulas y burros, pero no tienen el mismo éxito en los de piel gruessa y dura. 130 Passemos, pues, yá como es razon á la noticia de los insectos y reptiles, donde la naturaleza no hace menos ostentacion de su poder. Su muchedumbre causa no pequeña molestia á la comodidad del hombre, y muchos de ellos destruyen su salud con la ponzoña que encierran y su malignidad; estos son culebras, cientopies, alacranes ó escorpiones, arañas y otros, de todos los quales son varias las castas y diversa la vehemencia con que matan sus venenos. 131 De las culebras, las mas ponzoñosas y comunes son las corales, cascabeles y de bejuco. Las primeras tienen regularmente de quatro á cinco pies de largo y una pulgada de gruesso. Su piel, en todo lo estendido de su cuerpo, es quadreada en pintas grandes de un carmesí muy vivo y fino, amarillo y verde, cuya alternada disposicion las hace muy vistosas. La cabeza es chata y larga á la manera de la de las viboras de Europa, y las quixadas están guarnecidas de agudos colmillos, con los quales, haciendo la mordedura, introducen el veneno y causan un efecto tan pronto que, hinchado el paciente, inmediatamente empieza á prorrumpir en sangre por todos los sentidos, y, aun llegando á romperse las tunicas de las venas en las extremidades de los dedos, la hace brotar por ellos igualmente y dentro de poco rato termina con la vida.

132 La de cascabel regularmente no es tan grande porque suele ser su longitud dos pies ó dos y medio, aunque hay otras que exceden hasta tres y medio, que son raras; su color es pardo, ceniciento, con ondas obscuras; á la extremidad de la cola se prolonga la que comunmente llaman cascabel, y viene á ser á la manera de una baynilla de garvanzos después que está seca en la planta, formando las mismas divisiones de modo que dexa cinco ó seis; y dentro de ellas se encuentran unos huessecillos redondos con los quales, siempre que la culebra hace algun movimiento, forma el sonido de dos ó tres cascabeles juntos, y de aquí nace el nombre que le dan. Si á la coral dió la naturaleza aquellos vivos colores con que advierte desde distancia su situacion para poderse guardar de su malignidad, puso en esta aquella providencia para que, ya que su color, siendo casi como el de la tierra, no podia advertir el peligro equivocándose con ella, lo avisasse el ruido que siempre lleva consigo. 133 Dan el nombre de culebras de bejuco á otras muchas que hay cuya figura y calor se assemeja á éstas, y, como suelen las mas veces estar colgadas de las ramas de los arboles, parecen con evidencia bejucos y, al tiempo de igualar con ellas, dan la picada, que, aunque no es tan eficaz como la de las dos antecedentes, no dexa de ser mortal si no se procura acudir inmediatamente con la cura de algunos especificos propios para ello, los quales conocen los negros, mulatos y indios que andan en los montes y llaman curanderos, pero contra la malignidad de todas es la habilla, de que yá tengo hecha mencion, el mas seguro antidoto.

134 Al passo que es tanto el peligro en las picadas de estos animales, es lo regular en ellos no causar el daño sin ser antes ofendidos y no tienen grande agilidad en saltar, antes bien, casi siempre están como amortecidos y, asi, guando llegan á picar ó morder, es porque inadvertidamente los pisan ó hacen otra semejante vexacion sin la qual, aunque se passe por junto á ellos, no hacen movimiento alguno ofensivo; y si no fuere por el que practican quando se van á esconder entre las hojas, no se les distinguiria en él que eran vivientes. 135 En pocas partes de Europa dexarán de ser conocidos los cientopies ó cien-pieses pero en Cartagena no solo lo son por la abundancia sí tambien por el monstruoso tamaño y el mayor peligro de criarse con mas frequencia en las casas que en el campo. Suelen tener de largo una vara y cinco quartas otros y de ancho cinco pulgadas mas ó menos, proporcionado á su longitud. Casi tienen figura circular, y toda la superficie superior y lateral está cubierta de duras conchas de un color musco, que se inclina á colorado; estas hacen varias articulaciones, con las quales se mueven ligeramente á qualquier lado la fortaleza de esta armazon las defiende de qualesquier golpe, y, no siendo facil ofenderles sobre ellas, es preciso acertar á darles en la cabeza para que mueran. Son muy ligeros en el andar, y su picada, mortal pero, quando se acude con prontitud, no peligra la vida, aunque dexa que padecer interin que la virtud de los especificos destruye la malignidad del veneno.

136 Tan comunes como los antecedentes son los alacranes y de distintas especies, unos negros, otros colorados, muscos y otros algo amarillos. Los primeros se crian ordinariamente en los palos secos y podridos, y los otros se hallan en las casas por los rincones y armarios; no hay regularidad en su porte pero los mayores son de tres pulgadas de largo, sin incluirse la cola. Su picada es venenosa en unos mas que en otros; la de los negros, segun el sentir de los del país, excede á la de los otros en los efectos que causa su ponzoña, pero no es mortal quando se acude á tiempo con remedios; la de los demás tras por consequencia el apoderarse la fiebre del sugeto, amortecersele las palmas de las manos y plantas de los pies, frente, orejas, narices y labios, y todas estas hormiguean como si estuvieran amortecidas, se engruessa la lengua y siente el mismo hormigueo, y la vista se turba, de cuyo modo suele permanecer veinte y quatro ó quarenta y ocho horas y, despues, empieza á deshacerse aquella natural displicencia hasta que se restablece en la salud. 137 Es comun entre aquellas gentes la opinion de que, cayendo algun alacrán en el agua, la purifica, y assi la beben ellos sin reparo. Están tan acostumbrados con ellos que no les tienen horror; cogenlos con la mano sin repugnancia, agarrandolos, para que no les piquen, por la ultima vertebra de la cola, la qual suelen contarles y jugar con ellos despues. Hemos esperimentado que, tapandolo con un vaso de christal, dentro del qual haya algun poco de humo de tabaco, le es tan insoportable este olor que él mismo empieza á darse punzadas en la cabeza con la punta donde tiene el veneno y se mata; con que, no hay duda, á vista de esta experiencia, repetida en distintas ocasiones, que el mismo efecto causa el veneno en su cuerpo que el que produce en un extraño.

138 Otro animalillo se cria allí, que llaman comunmente caracol soldado de medio cuerpo hasta la extremidad posterior, es de la misma figura que los caracoles vulgares, de una carne blanquizca, enroscada en figura espiral y mole. Pero desde la medianía adelante se assemeja á un cangrejo, tanto en la disposicion de sus pies y manos como en el volumen; el color de esta parte del cuerpo, que es verdaderamente la principal, entre blanquizco y pardo; y su regular tamaño, como de dos pulgadas de largo sin incluir la cola ó cuerpo posterior y una y media de ancho; no tiene ninguna concha, y todo su cuerpo es flexible; valese de una grande industria para librarse de ser ofendido y es que busca un caracol proporcionado á su tamaño y se mete en él, unas veces lo lleva arrastrando consigo y otras lo dexa en un lugar, y él se sale á buscar el alimento, pero, quando siente que le quieren coger, corre con velocidad al sitio donde dexó la concha y se entra en ella, empezando por la parte posterior para que la anterior quede cerrando la puerta y poderse defender con las dos manos, que es con las que muerde al modo que los cangrejos; á la mordedura de este siguen por 48 horas los mismos accidentes que á la del alacrán. En unas y otras se prohibe que, interin permanecen los efectos malignos del veneno, se beba agua porque se tiene experiencia que entonces entra pasmo al sugeto y muere sin remedio. 139 Refieren los naturales del pais que, quando crece tanto que no cabe en el caracol, se va á la playa y busca otro mayor; mata al animal su legitimo dueño y se apropria la habitacion, que es lo mismo que hace para adquirir la primera.

Esta particularidad y el deseo de ver su figura nos obligó á Don Jorge Juan y á mí á que solicitassemos haber algunos, en quienes se acreditó, á excepcion del efecto de la picada, que no se hizo la experiencia, todo lo demás que nos tenían informado. 140 A la abundancia de tantas y tan diferentes especies, corresponden las de los insectos, en quienes, por lo pequeño, no tiene menos que admirar la consideracion ó especular el entendimiento y no desmerecen la atencion por las particularidades que les acompañan, yá en la vistosa perspectiva que forman y yá en la diversidad de sus calidades que será difícil discernirlas, aunque la variedad de los perfiles, labores y colores hacen muy sensible la desemejanza sin que pueda determinar entre tantas el discurso qual sea la mas hermosa y lisongera á la vista. 141 Al passo que estas sirven de hermosura y diversion, hay otras de tanta molestia que pudiera perdonarse la recreacion de las unas por no estar sujetos á sufrir el continuo martyrio de los otros. Assi sucede con los mosquitos, de que se forman crecidas nubes, y con particularidad en las sabanas y manglares, que, estos por ser su proprio nutrimento y aquellas por producir yervas que los sustentan, no necessitan otro embarazo para que sean intratables los transitos por ellos. 142 Son muchas allí las especies de este insecto pero se pueden considerar como principales quatro, de las quales á la primera llaman zancudos, que es la mayor de todas; á esta se siguen los mosquitos, que son sin diferencia como los de España; despues los gegenes, que son muy pequeños y de otra hechura, pues tienen la de una palomita, no mayores que un grano de mostaza, algo cenicientos; y la ultima, que llaman mantas blancas, tan pequeños que se siente el escozor ardiente que dexan con la picada, pero casi no se vé quien la ha causado.

La muchedumbre de ellos que vuela en el ayre hace distinguirlos por ser blancos, y de aqui les viene el nombre. Los de las dos castas primeras nunca faltan en las casas; su picada levanta una gruessa roncha cuyo escozor no se mitiga aun en el termino de dos horas. Los de estas dos ultimas, que es lo mas comun verlos en los campos ó jardines, no levantan roncha pero es tal el escozor que se hace insoportable. Assi, si son penosos los dias por la mayor calor del sol, no son gustosas las noches con la incomodidad que dan estos imperceptibles animalejos, y, aunque para las tres primeras especies haya el alivio de los mosquiteros, no embarazan estos la entrada á los mas pequeños por entre sus hilos á menos que sean de una tela tan tupidaque no la puedan ellos penetrar, y, siendo assi, se aumenta mucho mas la sofocacion porque falta la correspondencia del ambiente. 143 Entre los muchos insectos que se notan en aquel país, y generalmente en los mas de las Indias, se particulariza el que llaman en Cartagena nigua y en el Perú conocen con el nombre de pique. Este es de la misma hechura que las pulgas pero tan pequeño que casi es imperceptible á la vista, y sus piernas no gozan el privilegio de los resortes que tienen las de aquellas, lo que no es pequeña providencia porque si tuviera la libertad de poder saltar, no huviera cuerpo de viviente que no estuviera lleno de ellas, y la mucha abundancia darla termino á las vidas con los accidentes que podrian sobrevenirlas.

Este insecto está siempre envuelto entre el polvo y, por esto, es mas comun y abundante en los lugares sucios; introducense en los pies ó bien sea en las plantas ó en los dedos y entra rompiendo el cutis con tanta sutileza que las personas á quienes la costumbre de tenerlas no les ha hecho advertir la delicadeza de la picada se llenan de ellas sin poder concebir cómo les entraron. Quando empiezan á introducirse, siendo conocidas, se sacan sin mucho dolor aunque con solo la cabeza que tenga dentro es menester descarnar al rededor para poderla sacar porque se agarra tan fuertemente que primero se rompe lo que está fuera que ella ceda á desalojarse del sitio que ganó; pero quando no se advierte en los principios, traspassa libremente el cutis y va á aposentarse entre este y las primeras membranas de la carne, en donde, chupando sangre, vá á proporcion formando una overa cubierta de una tunica blanca y delgada semejante á la figura de una perla chata, quedando ella como engastada en una de sus dos faces, de modo que la cabeza y patillas corresponden á la parte exterior para quedar libre á poder alimentarse y lo posterior de su cuerpo dentro de la misma tunica para ir depositando los huevos; y á proporcion que acrecienta los que pone, vá aumentando el volumen aquella hasta que toda la perlilla llega á tener linea y media ó dos de diametro, á cuyo punto llega en el termino de quatro ó cinco dias, y en él es menester sacarla porque, de omitirla, rebienta ella por sí y se esparce una infinidad de semilla que son en figura, color y tamaño de liendres, de las quales, formandose otras tantas niguas, cunden en todo el pie, y es de mucha molestia el sacarlas por el dolor que causan, como el que permanece por bastante dias despues hasta que vuelven las cavidades que ellas dexan, y á veces descubren hasta el hueso, á llenarse con la carne y, ultimamente, á cerrarse con el pellejo.

144 El methodo de sacar las niguas es algo prolixo y molesto; reducese á separar con la punta de una aguja toda la carne que toca á la membrana donde está la simiente, la qual está tan unida con ella que no solo cuesta dificultad el conseguirlo sin rebentarla sí tambien no poco dolor al paciente. Separa bien por todas partes y desunidas algunas pequeñas é imperceptibles raices que eran las que tenían tan constantemente pegada contra las membranas y musculos de aquella parte, sale yá la dicha perlilla mas ó menos grande segun el tiempo que ha tenido, pero, si se rebienta por casualidad, es preciso cuidar bien de no dexar dentro ninguna raiz, y especialmente la nigua principal, porque, antes de que esté curada aquella llaga, vuelve ella á hacer nueva procreacion internandose mas en la carne, y, por consiguiente, es mas dificil y de mayor dolor el sacarlas. 145 En la cavidad que dexa la perla de la nigua, se pone inmediatamente ceniza de tabaco caliente ó él mismo mascado ó en polvo; y en los paises cálidos como el de Cartagena, es preciso preservarse los dos primeros dias de no mojarse el pie porque, sin este cuidado, es consiguiente el pasmo, enfermedad tan peligrosa de que ella es muy raro el que no muere. Puede ser que se haya experimentado en algunos, y la exageracion querido hacerlo universal. 146 Aunque el tiempo de introducirse la nigua no se sienta, al siguiente dia empieza á molestar con ardiente comezón y dolor; hay unas partes donde se hace mas sensible que en otras y, por consiguiente, lo es tambien el sacarlas, como sucede baxo de las uñas, entre los gavilanes y su union con la carne, y en los extremos inferiores de las yemas.

En la planta del pie y parages que el pellejo es gruesso no son de tanta molestia. 147 Hay algunos animales á quienes persigue este insecto con temeridad, y, entre ellos, es el cerdo á quien mas acomete, de tal modo que, puestas á chamuscar las manos y pies despues de haverlos muerto, no se vé en ellos mas que los huecos que dexan las muchas que tenian. 148 Aun en un insecto tan pequeño como este, se distinguen dos especies, una venenosa y otra que no lo es; la que tiene perfectamente el color de la pulga comun hace la membrana donde deposita la simiente blanca, y del mismo color son las liendres; esta no causa otro efecto mas que el de aquel dolor é incomodidad que es natural. Hay otra que amarillea, cuya membrana es algo obscura, de color de ceniza; en esta es mas particular el efecto, pues, estando ella en la extremidad de los dedos de los pies, hace inflamar las glándulas de las ingles y produce en ellas un sensible dolor que no tiene mitigacion hasta que se saca la nigua, pero que tampoco necessita de otro remedio mas que este porque inmediatamente vuelve á deshincharse y cessa el dolor que molestaba, siendo las correspondientes al pie de donde procede la causa las que experimentan esta alteracion. La verdadera causa de que produzcan este efecto no puedo yo determinar, sí solo inferir que, picando algunos musculillos menudos que se estiendan desde estas glándulas y vayan á terminarse allí, ofendidos estos, comuniquen con ellas el veneno que contraen, y este las inflame y cause el dolor, lo que puedo assegurar, que muchas veces lo tengo experimentado y en las primeras me tuvo cuidadoso hasta que la repeticion de ver que cessaban aquellos aparatos, luego que salia la nigua, me hizo confirmar que provenia de ella; lo mismo aconteció á todos los demás Individuos de la Academia de las Ciencias que nos acompañaron en este viage, y, entre estos, á Mr.

de Jusieu, botanico del rey de Francia, quien ha sido el primero que hizo la distincion de las dos especies despues de haver passado por él repetidas veces el mismo inesperado accidente. 149 Assi, como las varias especies de insectos y animales de que se ha dado razon perjudican á la naturaleza humana con la peligrosa pension de sus venenos ó lo molesto de sus picadas, hay otra que damnifica los muebles de las casas y, generalmente, todas las mercaderias de texidos y telas preciosas de lino, seda, oro y plata, sin exceptuarse de su estrago mas que aquellas cosas que por ser de metal tienen mayor resistencia para no ceder tan fácilmente á su fuerza. Este insecto es el que allí conocen con el nombre de comegén, que es una polilla ó carcoma tan eficaz en su exercicio que convierte brevemente en polvo todo el volumen de uno ó varios fardos de mercaderias adonde llega á tocar; y dexandolos en su misma figura, traspassa todo lo que encierran con tanta sutileza que, al querer manejar las telas, quedan en las manos deshechas y reducidas á retazos cortos y al polvo en que las vuelve. Por esto, es necessario allí gran cuidado en todos tiempos, y sobretodo en el de armada, para preservar de enemigo tan destruidor las ropas que se desembarcan y las que se tienen almacenadas ó en las tiendas para el regular consumo. Esto se consigue con la precaucion de poner la fardería sobre bancos de madera que la levantan del suelo cosa de media vara, y á los pies se les dá con alquitrán, que es el unico preservativo que se ha encontrado contra el comegén, pues, aunque este traspassa las maderas con la misma facilidad que las mercancias, no toca donde hay alquitrán.

Esta precaucion no bastaria para librar del peligro los generos si no se tuviera tambien la de apartarlos de las paredes, con lo qual están seguras. Es este insecto tan pequeño que casi no se dexa percibir de la vista, pero de tan pronta actividad que le basta solo el tiempo de una noche para dexar destruido un almacén entero si llega á apoderarse de él; por esta razon, es regular que, cuando se corren riesgos en el comercio, se especifiquen, yendo á Cartagena, las circunstancias en que se deben entender las pérdidas en aquella ciudad por causa del comegén, siendo cosa particular que sea este insecto tan propio de aquella ciudad y no comun á los demás paises de aquellas costas que, con ser el de Portobelo y los demás sus inmediatos tan semejantes á él en otras muchas cosas, no participan de la penalidad del comegén ni se conoce en ellos tal animal, el qual lleva tantas ventajas á la polilla ó carcoma qúanto es mayor la prontitud con que hace su efecto. De lo hasta aqui dicho se podrá formar idea de lo que en el presente assunto tiene de especial aquel país, siendo preciso omitir aquellas otras cosas que, ó por mas vulgarizadas y sabidas, no ha parecido conveniente incluir en esta narracion ó, por comunes, se ha juzgado no deberse dilatar en su noticia lo ceñido de un viage. Assi passará ahora la atencion á continuar en distintos objetos las particularidades no menos portentosas de la naturaleza en aquel país.

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