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Datos principales


Desarrollo


De los Comentarios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca Después que Dios Nuestro Señor fue servido de sacar a Alvar Núñez Cabeza de Vaca del captiverio y trabajos que tuvo diez años en la Florida y vino a estos reinos en el año del Señor de 1537, donde estuvo hasta el año de 40, en el cual vinieron a esta corte de Su Majestad personas del Ryo de la Plata a dar cuenta a Su Majestad del suceso de la armada que allí había enviado don Pedro de Mendoza, y de los trabajos en que estaban los que de ellos escaparon, y a le suplicar fuese servido de los proveer y socorrer, antes que todos peresciesen (porque ya quedaban pocos de ellos). Y sabido por Su Majestad, mandó que se tomase cierto asiento y capitulación con Alvar Núñez Cabeza de Vaca para que fuese a socorrellos; el cual asiento y capitulación se efectuó mediante que el dicho Cabeza de Vaca se ofresció de los ir a socorrer, y que gastaría en la jornada y socorro que así había de hacer, en caballos, armas, ropas y bastimentos y otras cosas, ocho mil ducados, y por la capitulación y asiento que con Su Majestad tomó, le hizo merced de la gobernación y de la capitanía general de aquella tierra y provincia, con título de adelantado de ella; y asimesmo le hizo merced del dozavo de todo lo que en la tierra y provincia se hobiese y lo que en ella entrase y saliese, con tanto que el dicho Alvar Núñez gastase en la jornada los dichos ocho mil ducados; y así, él en cumplimiento del asiento que con Su Majestad hizo, se partió luego a Sevilla para poner en obra lo capitulado y proveerse para el dicho socorro y armada; y para ello mercó dos naos y una carabela para con otra que le esperaba en Canarias; la una nao de éstas era nueva del primer viaje, y era de trescientos y cincuenta toneles, y la otra era de ciento y cincuenta; los cuales navíos aderezó muy bien y proveyó de muchos bastimentos y pilotos y marineros, e hizo cuatrocientos soldados bien aderezados, cual convenía para el socorro; y todos los que se ofrecieron a ir en la jornada llevaron las armas dobladas.

Estuvo en mercar y proveer los navíos desde el mes de mayo hasta en fin de septiembre, y estuvieron prestos para poder navegar, y con tiempos contrarios estuvo detenido en la ciudad de Cádiz desde en fin de septiembre hasta 2 de noviembre, que se embarcó e hizo su viaje, y en nueve días llegó a la isla de la Palma, a do desembarcó con toda la gente, y estuvo veinticinco días esperando tiempo para seguir su camino, y al cabo de ellos se embarcó para Cabo Verde, y en el camino la nao capitana hizo un agua muy grande, y fue tal, que subió dentro en el navío doce palmos en alto, y se mojaron y perdieron más de 500 quintales de bizcochos, y se perdió mucho aceite y otros bastimentos; lo cual los puso en mucho trabajo; y así fueron con ella dando siempre a la bomba de día y de noche, hasta que llegaron a la isla de Santiago (que es una de las islas de Cabo Verde), y allí desembarcaron y sacaron los caballos en tierra, porque se refrescasen y descansasen del trabajo que hasta allí habían traído, y también porque se había de descargar la nao para remediar el agua que hacía; y descargada, el maestre de ella la estancó, porque era el mejor buzo que había en España. Vinieron desde la Palma hasta esta isla de Cabo Verde en diez días, que hay de la una a la otra trescientas leguas. En esta isla hay muy mal puerto, porque a do surgen y echan las anclas hay abajo muchas peñas, las cuales roen los cabos que llevan atadas las anclas, y cuando las van a quitar quédanse allá las anclas; y por esto dicen los marineros que aquel puerto tiene muchos ratones, porque los roen los cabos que llevan las anclas, y por esto es muy peligroso puerto para los navíos que allí están si les toma alguna tormenta. Esta isla es viciosa y muy enferma de verano; tanto, que la mayor parte de los que allí desembarcan se mueren en pocos días que allí estén; , y el armada estuvo allí veinticinco días, en los cuales no se murió ningún hombre de ella, y de esto se espantaron los de la tiera, y lo tuvieron por gran maravilla; los vecinos de aquella isla les hicieron muy buen acogimiento, y ella es muy rica y tiene muchos doblones más que reales, los cuales les dan los que van a mercar los negros para las Indias, y les daban cada doblón por veinte reales.

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