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Capítulo 21 Del lenguaje y afectos que el padre, señor principal, usava para persuadir a su hijo al amor de la castidad, donde pone cuán amigos eran los dioses de los castos, con muchas comparaciones y exemplos muy al propósito con excelente lenguaje. Tratando esta materia ofrécese tocar otras muchas cosas gustosas de leer Hijo mío, muy amado, nota bien las palabras que te quiero dezir y ponlas en tu coraçón, porque las dexaron nuestros antepassados, los viejos y viejas, sabios y avisados, que vivieron en este mundo. Es lo que nos dixeron y lo que nos avisaron y encomendaron que lo guardássemos como en cofre y como oro en paño, porque son piedras preciosas muy resplandecientes y muy polidas, que son los consejos para bien vivir, en que ni hay raça ni mancha: son muy limpios. Dixéronlos los que perfectamente vivieron en este mundo. Son como piedras preciosas que se llaman chalchihuites y zafiros muy resplandecientes delante de nuestro señor, y son como plumas ricas, muy finas y muy anchas y muy enteras que están arcoadas. Y tales son las que las tienen en Costumbre; llámanse personas de buen coraçón. Mira, hijo, que los viejos nos dexaron dicho que los niños y las niñas, o mancebitos y donzellas, son muy amados de dios. Précialos mucho nuestro señor que está en toda parte; huélgase con ellos y tiénelos por amigos. Y por esto los viejos, que eran muy dados al culto divino y a la penitencia y a los ayunos y a ofrecer encienso a los dioses, tuvieron en gran precio a los niños y a las niñas que oravan, y despertávanlos de noche al mejor sueño, y desnudávanlos y roziávanlos con agua, y hazíanlos varrer y ofrecer encienso delante de los dioses y lavarles las bocas, a los cuales dezían que dios rescebía y oía de buena gana sus oraciones y servicios, y sus lágrimas y su tristeza y sus suspiros, porque tenían coraçón limpio y sin mezcla de pecado, perfecto y sin manzilla como una piedra preciosa chalchíuitl o zafiro.

Dezían que por éstos sustentava dios al mundo y que ellos eran nuestros intercessores para con dios. Otra manera de gente hay que son agradables a dios y a los hombres, que son los buenos sátrapas que viven castamente y tienen coraçón limpio y puro y bueno y lavado y blanco como la nieve; ninguna manzilla tiene su manera de vivir, ninguna suziedad, ningún polvo de pecado hay en sus costumbres. Y porque son tales, son aceptos a dios, y le ofrecen encienso y oraciones y le ruegan por el pueblo. El señor dezía: "Estos son los siervos de mis dioses", porque eran de buena vida y de buen exemplo. Y los viejos y ancianos y sabios y entendidos en los libros de nuestra doctrina dexaron dicho que los que son de limpio coraçón son muy dignos de ser amados, los cuales son apartados de toda delectación carnal y suzia. Y porque son preciosos los que de esta manera viven, los dioses los dessean y los procuran y los llaman para sí. Los que son puros de toda manzilla y mueren en la guerra, dixeron los viejos que el sol los llamó para sí y para que vivan con él allá en el cielo, para que le regocijen y canten en su presencia y le hagan plazer. Estos están en continuos plazeres con el sol; viben en continuos deleites; gustan y chupan el olor y zumo de todas las flores sabrosas y olorosas; jamás sienten tristeza ni dolor ni desgusto, porque viven en la casa del sol, donde hay riquezas y deleites. Y éstos de esta manera que viven en las guerras son muy honrados acá en el mundo, y esta manera de muerte es desseada de muchos, y muchos tienen embidia a los que assí mueren; y por esto todos dessean esta muerte, porque los que assí mueren son muy alabados.

Y dízesse que un mancebo de Uexotzinco, el cual se llamava Mixcóatl, murió en la guerra de los mexicanos, y ellos le mataron en la guerra. Dízesse un cantar en su loor: "¡Oh, bienaventurado Mixcóatl, bien mereces ser loado con cantares, y bien mereces que tu fama viva en el mundo, y que los que bailan en los areitos te traigan en la boca, en rededor de los atabales y tamboriles de Uexotzinco, para que regocijes y aparezcas a tus amigos los nobles y generosos, tus parientes!" Síguese otro cantar del loor de este mancebo en que loan de la virginidad, de limpieça y pureza de su coraçón: "¡Oh, glorioso mancebo y digno de todo loor, que ofreciste tu coraçón al sol, limpio como un sartal de piedras preciosas que se llaman zafiros! Otra vez tornarás a brotar, otra vez tornarás a florescer en el mundo. Vendrás a los areitos y entre los atambores y tamboriles de Uexotzinco aparecerás a los nobles y varones valerosos, y verte han tus amigos!". Hay otro genero de personas que también son amados de dios y desseados, y éstos son aquellos que son ahogados en el agua, con alguna violencia de algún animal del agua, como el del auítzotl o del ateponaztli o otra alguna cosa. También aquellos que son muertos de rayo, porque de todos éstos dixeron los viejos que, porque los dioses los aman, los llevan para sí al paraíso terrenal, para que vivan con el dios llamado Tlalocatecutli, que se sirve con ulli y con yauhtli, y es dios de las verduras. Estos assí muertos están en la gloria con el dios Tlalocatecutli, donde siempre hay verduras, maizales verdes, y toda manera de yervas y flores y frutas.

Jamás se secan en aquel lugar las yervas y las flores, etc.; siempre es verano, siempre las yervas están verdes y las flores frescas y olorosas. También de los mozuelos y mozuelas que mueren ante de tener experiencia de pecados ningunos y mueren en su inocencia, en su simplicidad y virginidad, dizen los viejos que éstos resciben grandes mercedes de nuestro señor, porque son como piedras preciosas, porque van puros y limpios a la presencia de dios. Oye otra manera de gente que son bienaventurados y son amados y los llevan los dioses para sí, y son los niños que mueren en su tierna niñez; son como unas piedras preciosas. Estos no van a los lugares de espanto del infierno, sino van a la casa del dios que se llama Tonacatecutli, que vive en los vergeles que se llaman Tonacacuauhtitlan, donde hay todas maneras de árboles y flores y frutas, y anda allí como zinzones, que son avezitas pequeñas de diversas colores que andan chupando las flores de los árboles. Y estos niños y niñas, cuando mueren, no sin razón los entierran junto a las troxes donde se guarda el maíz y los otros mantenimientos, porque esto quiere dezir que están sus ánimas en lugar muy deleitoso y de muchos mantenimientos, porque murieron en estado de limpieza y simplicidad, como piedras preciosas y muy finos zafiros. También tendrás entendido que los niños muy bonicos y muy hermosos y amables, cuando están en su simplicidad y en su inocencia, son preciosos como piedras turquesas y zafiros.

También otro género de personas son amados y desseados de los dioses; son los hombres y mugeres de buena condición y de buena vida, y de quien todos se confíen y a quien todos honran, que no hay en ellos ninguna cosa reprensible, y viven pacíficamente de toda parte; son amables de todos y pacíficos con todos. Nota pues agora, amado hijo, que si dios te diere vida en este mundo, la manera que has de vivir en él. Mira que te apartes de los deleites carnales: ninguna manera los dessees; guárdate de todas las cosas suzias que ensuzian a los hombres, no solamente en las ánimas pero también en los cuerpos, causando enfermedades y muertes corporales. Dexáronnos dicho los antiguos que en la niñez y en la juventud haze dios mercedes, da dones. En este mesmo tiempo señala a los que han de ser señores, reyes y governadores o capitanes. También en el tiempo de la niñez y adolescencia da dios sus riquezas y sus delectaciones; en el tiempo de la adolescencia y simplicidad se merece la buena muerte. Nota, hijo mío, lo que te digo. Mira que el mundo ya tiene este estilo de engendrar y multiplicar, y para esta generación y multiplicación ordenó dios que una muger usase de un varón y un varón de una muger; pero esto conviene se haga con templança y con discreción. No te arrojes a la muger como el perro se arroja a lo que ha de comer; no te hayas a manera de perro en comer y tragar lo que le dan, dándote a las mugeres ante de tiempo. Aunque tengas apetito de muger, resístete; resiste a tu coraçón hasta que ya seas hombre perfecto y rezio.

Mira que el maguey si lo abren de pequeño para quitarle la miel, ni tiene substancia ni da miel, sino piérdesse; ante que abran al maguey para sacarle la miel le dexan crescer y venir a su perfección, y entonce se saca la miel. De esta manera deves de hazer tú, que ante que llegues a muger crezcas y embarnezcas y seas perfecto hombre, y entonce estarás hábil para el casamiento y engendrarás hijos de buena estatura y rezios y ligeros y hermosos y de buenos rostros, y tú serás rezio y hábil para el trabajo corporal, y serás ligero y rezio y diligente. Y si por ventura destempladamente y ante de tiempo te dieres al deleite carnal, en este caso dixéronnos nuestros antepassados que el que assí se arroja al deleite carnal queda desmedrado; nunca es perfecto hombre y anda descolorido y desainado. Andarás como cuartanario, descolorido, enflaquecido; serás como un muchacho mocoso y desbanecido y enfermo, y de presto te harás viejo arrugado. Y cuando te casares, serás assí como el que coge miel del maguey, que no mana porque le acogeraron ante de tiempo, y el que chupa para sacar la miel de él no saca nada, y aborrescerle ha y desecharle ha. Assí te hará tu muger, que como estás ya seco y acabado, y no tienes qué darle, dizes: "no puedo más"; aborrescerte ha y desecharte ha porque no satisfaces a su desseo, y buscará otro, porque tú ya estás agotado. Y aunque no tenía tal pensamiento, por la falta que en ti halló, hazerte ha adulterio; y esto porque tu te destruiste, dándote a mugeres ante de tiempo te acabaste.

Nota otra cosa, hijo mío, que ya te cases en buen tiempo y en buena sazón toma muger. Mira que no te des demasiadamente a ella, porque te echarás a perder; aunque es assí, que es tu muger y es tu cuerpo, conviénete tener templança en usar de ella, bien así como del manjar, que es menester tomarlo con templança. Quiero dezir que no seas destemplado para con tu muger, sino que tengas templança en el actu carnal. Mira que no sigas al deleite carnal, porque pensarás que te deleitas en lo que hazes y que no hay otro mal en ello; sábete que te matas y te hazes gran daño en frecuentar aquella obra carnal. Dixeron los viejos que serás en este caso como el maguey chupado, que luego se seca, y serás como la manta, que cuando la lavan hínchase de agua, pero si la tuercen reziamente, luego se seca. Assí serás tú, que si frecuentares la delectación carnal, aunque sea con tu muger solamente, te secarás y assí te harás mal acondicionado y mal aventurado y de mal gesto, ni a nadie querrás hablar, ni nadie querrá hablar contigo; andarás afrontado. Nota un exemplo de este negocio: un viejo, muy viejo y muy cano, fue presso por adulterio, y fuele preguntado que siendo tan viejo cómo no cesava del acto carnal. Respondió que entonce tenía mayor desseo y habilidad para el acto carnal, porque en el tiempo de su juventud no llegó a muger, ni tampoco en aquel tiempo tuvo experiencia del acto carnal, y que por haverlo començado después de viejo estava más potente para esta obra.

Quiérote dar otro exemplo y nótale muy bien, para que te sea todo como una muchila para que vivas castamente en este mundo: siendo vivo el señor de Tezcoco, llamado Neçaoalcoyotzin, fueron pressas dos viejas que tenían los cabellos blancos como la nieve, de viejas, y fueron pressas porque adulteraron; hizieron traición a sus maridos, que eran tan viejos como ellas, y unos mancebillos sacristanejos tuvieron acesso a ellas. El señor Naçaoalcoyotzin, cuando las llevaron a su presencia para que las sentenciasse, preguntóles, diziendo: "Abuelas nuestras, dezidme, ¿es verdad que todavía tenéis desseo del deleite carnal? ¿Aún no estáis hartas, siendo tan viejas como soys? ¿Qué sentíades cuando érades moças? Dezídmelo, pues que estáis en mi presencia por este caso". Ellas respondieron: "Señor nuestro y rey, oya vuestra alteza, vosotros los hombres cessáis de viejos de querer la delectación carnal por haver frecuentádola en la juventud, porque se acaba la potencia y la simiente humana, pero nosotras las mugeres nunca nos hartamos ni nos enhadamos de esta obra, porque es nuestro cuerpo como una sima y como una barranca honda que nunca se hinche; rescibe todo cuanto le echan, y dessea más y demanda más, y si esto no hazemos, no tenemos vida". Esto te digo, hijo mío, para que vivas recatado y con discreción, y que vayas poco a poco y no te des prissa en este negocio tan feo y tan perjudicial.

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