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Datos principales


Desarrollo


Capítulo 16 Trata en este capítulo como, llegados los mexicanos a Tenuchtitlam, se presentaron ate Ytzcoatl bestidos a usança mugeril, y como bino Cuecuex hasta las guardas mexicanas con señales de guerra Salidos de las casas del palaçio de Maxtlaton, salieron a bailar los mexicanos bestidos de aquella manera mugeril y a una buelta que dieron se salieron sin despedirse de nadie. Y llegados aquella manera ante Yztcoatl, diziéndoles: "Señor y rrey nro, beis aquí como benimos bestidos a esta usança, que a esta causa no quisimos bos fuérades allá". Rrespondió Ytzcoatl: "Dexaldos bosotros, que es señal que nos rruegan, y no de paz sino de guerra, motexándonos de cobardes. Esta es señal de se querer ellos rresgatar y los compramos a ellos. Luego que ayáis descansado todos bosotros, luego a la ora bayan a la rraya y término a guardar y a tener belas y buenas guardas". Y yendo las guardas a tener bela la parte de Tlachtonco, hallaron allí armado con deuisa y rrodela y macana, espadarte, a Cuecuex. Y bisto a los mexicanos, dio alarido con boca y mano (motenhuitec), y luego se fue. Y los mexicanos plantaron un madero alto allí para mirador (tlachialcuahuitl), y, subido a mirar lo alto un prençipal mexicano a todas partes, bido de tremedias del gran cañaberal espeso de la laguna gran humareda de humo, y luego ynbió Ytzcoatl a Tlacaeleltzin a ber quién era el que hazía la ahumada y lunbrera de en medio del cañaberal grande mexicano: "Beréis si son los de Culhuacan, si están conformados a benir a nosotros, o los de Chalco por mandado de su rrey Cacamatl".

Llegado que llegó Tlacaeletzin, dixo a bozes: "¿Quién soys bosotros? ¿De dónde soys? ¿Qué queréis? Rrespondieron, dixéronles: "Nosotros somos hermanos y sobrinos nros de los del pueblo de Culhuacan. Benimos a poner nuestras rredes. 17r ¿A dónde podemos yr si no buscamos el sustento umano?, que a esto benimos nosotros, buestros abuelos y abuelas y hermanos buestros". Dixo el mexicano: "Mirá que creo que no es así, culhuacanes", e preguntó el mexicano: "Pues ¿cómo os llamáis?" "Llámome Acaxel". Y al otro preguntó: "¿Y bos?" Dixo: "Llámome Atamal". Y a otro dixo: "Llámome Quillaoyo". Dixo el mexicano: "Sea norabuena, hermanos. Guardá uras rredes porque yo me llamo Atenpanecatl Tlacaelel. Somos todos compañeros. Otra bes bolueré a bosotros y si otros binieren, preguntaldes que de dónde son. Si dixeren de Cuyuacan, luego lo matad aquí". Rrespondieron fuese mucho de norabuena. Boluióse Tlacaelel a Ytzcoatl, contóle la manera dicha, de dónde eran y cómo se llamaban. Rrespondió Ytzcoatl: "Yd y descansá y no detardéis, que esos bistes ya quedan por buestros porque ansí traron en tierra y términos de tepanecas. No os descuidéis con ellos. Miraldos de quando en quando". Y en esta sazón llego al çircuito y punta del cañaberal Cuecuex y paróse allí, que era mira y escucha de Cuyuacan, y puso allí un mirador alto adonde miraua a todas partes. Bisto por Tlacaeleltzin a Cuecuex, dixo al rrey Ytzcoatl: "Señor, ya bienen los tepanecas con armas y gente".

Rrespondió Ytzcoatl: "Y ¿por dónde bienen?" "Por el camino suelen", dixo Tlacaelel. "Señor, quiero llegarme a donde están aquellos en el alaguna, son Acaxacal y Atamal y Laoyo, que quiero sauer de ellos su yntento y boluntad". Dixo Ytzcoatl: "Sea mucho norabuena, que no será líçito perder un lançe como es ése. Esforçaos lo posible y mirá no desanparéis a nuestro pueblo en este trançe y peligro, que será nombrado Mexico Tenuchtitlan". Y llegado al lugar llaman Queetelpilco, llamó una boz a Acaxacal y a Quilayo y Atamal e díxoles: "Hermanos míos, sabed que an començado a darnos guerra los tepanecas de Cuyuacan. Por eso, hermanos míos, aparejaos. Con buestra ayuda emos de ser bençedores. Catad aquí armas y diuisas, rrodelas y espadartes. Tomad y si acaso fuere muerto o bençido o preso de los enemigos, estas mis rropas os cobixaréis". Rrespondieron los de Culhuacan: "Señor, abéisnos echo con esto mucha merçed y fauor tan grande como a buestros padres, abuelos somos", e diziendo esto, se armaron. Començaron a caminar por la bía adelante con el exérçito mexicano, aunque muy pocos, y se binieron a topar los dos campos la parte llaman Momoztitlan Tlachtonco. Allí començó a bozear Tlacaeleltzin diziendo: "¡A ellos, a ellos!" Yban tan furiosos los mexicanos los lleuaron hasta en Tlenamacoyan, yban a más huir los de Cuyuacan, y yban con mucha grita y bozería, apellidando: "¡Ea, mexicanos, agora es!" Y como llegaron allí en Tlenamacoyan el mejicano Atenpanecatl Tlacaheleltzin y sus tres conpañeros, Atamal les dixo: "¿Qué os paresçe destos tetempilcas, que nosotros quatro, sin llegar a nosotros nros amigos los mexicanos, lleuamos tan de bençida a estos tepanecas que nos abían puesto rropas mugeriles, y agora para sustentarse en guerra con nosotros quatro y mis dos solos conpañeros, Machiocatl y Telpotzintli, mexicanos?" 17v E les fue diziendo a los dos de los tres de Culhuacan, Acaxel y Quilayuyu y a Atamal: "¿Parésçeos, hermanos, que si muchos prisioneros bamos dando caça, sería bueno que los fuéramos dexando, solamente les fuéramos cortando a cada esclauo nuestro de estos tepanecas una oreja derecha y echando como costal una de nras mantas, como hezimos quando por mandado de buestro rrey de Culhuacan, fuimos los pocos mexicanos a conquistar a los suchimilcas, les fuimos cortando las orejas derechas?" Dixeron los culhuaques: "Sea como se fuere, esforçaos todo lo posible, que nosotros os siguiremos como hasta abemos hecho".

Y començaron luego a dar bozes tan furiosas y espantosas en la parte llaman Maçatlan, siguiendo a los enemigos. Rreboluieron otra bez a Tlenamacuyan y de allí otra bez, golpeando sus rrodelas, siguen a los tepanecas y banles dando caça hasta llegaron los mexicanos a Cuyuacan, los quales tepanecas estauan haziendo y selebrando a su dios llamado Huehueteutl. llegando al areyto y mitote de la plaça y templo, bieron a los tepanecas que lugar de plumages traían usos de muger, malacates nonbrados, a los quales començó luego a traer presos los prençipales de los tepanecas nonbrados, que eran de Tlacaeleltzin y sus conpañeros Achiocatl y Telpoch y Tetepilcauh, prençipales, y todos los demás tepanecas eran chicahuaques. Y así, con esto començaron a destruir el pueblo de Cuyuacan.

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