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Desarrollo


CANTO VEYNTE Y OCHO De las cosas que passaron y sucedieron, antes de subir al Peñol, y dificultades que pusieron No las muestras, hazañas, no prohezas, De coraçones grandes, y hechos brauos, Quilatan los soldados si ganosos, De verse y estimarse por valientes, Arriesgan sus personas y las ponen, En punto de perderse y deslustrarse, Mas el valor, alteza, y excelencia, De aquel que con esfuerço, y con prudencia, Emprende reportado vn hecho honrrado, Y assi quando el esfuerço va y se pone, Enmedio del peligro con recato, Y aquestos requisitos que hemos dicho, Y del sabe salir sin empacharse, No hay para que tratar si sus prohezas, Y altos heroicos, hechos hazañosos, Fueron muy bien, o mal acometidos, Mas quando està perplejo, y muy dudoso, Del fin de sus impressas, aqui cargan, Las dudas y verguença de vn discreto, Y honrrado Capitan, fuerte, valiente, Cuios cuidados graues afligieron, A todos los del campo fatigado, Considerando bien la gran braueza, Del poderoso fuerte, y enemigos, Tan proterbos y altibos que abraçaua, Y las grandes entradas y salidas, Que para ganar honrra descubrian, y el aguage que estaua de aquel puesto, Muy largas cinco millas bien tendidas, Y que agua de pie la fortaleza, Tenia alla en la cumbre bien sobrada, Y el poco bastimento, pues tassado, Para no mas que solas dos semanas, Me mandò que truxesse y no passase, Vn punto mas de aquello que ordenaua, Y con esto notaron que tenian, Mas de para seys años los cercados, Bastantes bastimentos recogidos, Tenian todas estas, y otras cosas, A todos los de acuerdo cuidadosos, Y viendo demas desto que acordaua, El Sargento mayor hazer de hecho, Subir a escala vista a lo mas alto, Del poderoso risco peñascoso, Temiendo se perdiese todo el resto, Algunos me pidieron que tratase, Con el dicho Sargento que aduirtiesse, Aquello que intentaua, y no arresgase, Cosa tan importante, y que pedia, Acuerdo muy maduro, y muy pesado, Porque en saliendo mal de aquel intento, Era fuerça perderse y assolarse, Y dandole razon de todo aquesto, Y de otras muchas cosas que passamos, Tomando mal aquello que propuse, Sin mas considerar me dixo ayrado, Yo trazare esta causa de manera, Que mas no me repliquen estas dueñas, Llamandonos assi à los de acuerdo, Porque el determinaua con cuidado, Assegurar primero nuestras vidas, Con cuio buen seguro sin rezelo, Tambien asseguraua que ninguno, Haria mas de aquello que el quisiere, Y aunque es verdad que dixo todo aquesto, Por algun mal seguro no ignoraua, Que venian con el illustres hombres, Valientes y discretos, y animosos, Y assi fue prosiguiendo, y dixo luego, Aqui no hay, que tratar, sino apliquemos, Los vltimos remedios, pues lo pide, La dolencia que es vltima, y de todos, Por tal desahuziada, y pues à ossados, Es fuerça que fortuna faborezca, Tentemos luego el vado pocos hombres, Para que a menos costa, y menos sangre, Escapen con las vidas, y se bueluan, Los señores de acuerdo a su presidio, Luego que aquesto dixo confiado, Qual suele el leñador que al alto pino, Con vno y otro golpe reforçado, De la segur aguda lo estremece, Hasta que a puros golpes ya vencido, Temblando por la cima y por los lados, En tierra da con el, y hecho rajas, Alli lo ve à sus pies, assi el Zaldiuar, Para traerlos todos à su gusto, Al punto señaló doze guerreros, Para que como tales se aprestasen, Y à escala vista todos emprendiessen, La mas dificil cumbre lebantada, En esto aquellos baruaros contentos, De ver los Castellanos tan vezinos, Vn grande vaile todos ordenaron, Y vna opulenta cena regalada, Donde Zutacapan salio el primero, De mantas regaladas adornado, No menos que el salieron muy vizarros, Cotumbo, y Tempal, llenos de alegria, Tambien aquel Amulco, y grande Pilco, Y otros muchos con estos que mostrauan, Vn no pensado gusto, rebocando, De placer y, contento jamas visto, De ver los Españoles alojados, Tan cerca de sus muros lebantados, Estando pues cenando todos juntos, Para empeçar el vaile señalado, Como quiera que siempre la fortuna, Aborrece los gustos y contentos, Que celebran lo que ella quiere darnos, Temiendo Zutancalpo reboluiesse, En enemiga buelta la inconstante, Y mal segura rueda prodigiosa, De parecer de Bempol y Gicombo, Entrò con sus amigos demudado, Y tendiendo la vista por aquellos, Que con tan gran descuido alli cenauan, Qual otro Scipion que al Campamigo, No quiso permitirle tal excesso, Quando à Numancia vino assi este joben, Pareciendole mal aquellas fiestas, A toda desta fuerte les propusio, Barones descuidados bien os consta, Que para bien hablar en cosas justas, Es à qualquiera edad muy permitido, Que diga lo que siente, y le lastima, Y assimismo sabeys que alcança y tiene, La fuerça de razon en si mas alma, Quanto por menos años se propone, Aquello que es justicia y es derecho, Y si a lo que yo agora propusiere, No diere autoridad la fresca sangre, Tornad señores todas mis palabras, Como de hijo que à su mismo padre, Repugna y contradize en lo que haze, Cuia desemboltura no se toma, Si no es herrando el padre, y arrastrando, La fuerça de razon por los cabellos, Ya se que es impossible reduziros, A la gustosa paz que pretendemos, Y siendo aquesto assi, dezidme agora, Por qual razon viuis tan descuidados, Teniendo al enemigo tan a pique, Quien vio jamas banquetes y libreas, Bailes y regozijos por aquellos, Que lastimosa guerra les aguarda, Mirad soldados nobles esforçados, Que estan ya los Castillas dentro en casa, Y aunque tengais muy cierta la victoria, Es justo no ignoreis de todo punto, Que della nace siempre nueua guerra, Apercebid las armas, reforzemos, Todas las partes flacas con presteza, Hazed luego reparos y empecemos, A apercebir ingenios y trincheas, Pongamos luego postas no durmamos, Demos luego principio cuidadosos, A dar en que entender al enemigo, Mirad que de centellas muy pequeñas, Se suelen lebantar muy grandes llamas, Aqui Zutacapan algo risueño, Colmado de contento dixo luego, Diras à tus amigos Zutancalpo, A Gicombo te digo, y al gran Bempol, Que riñan sus pendencias con palabras, De gran comedimiento y cortesia, Bajas las dos cabecas y los ojos, En tierra bien clauados y los braços, Sueltos por los costados sin que cosa, Ocupen con las manos que con esto, No esperen que jamas les venga cosa, Que pueda dar disgusto à sus personas, Oyendo pues aquesto el noble joben, Venciendo aquel disgusto con prudencia, Dejandolos à todos dio la buelta, Y ellos empezaron luego el baile, Y entraron tan briosos y gallardos, Qual suelen los cauallos que tascando, Los espumosos frenos van hiriendo, Con las herradas manos lebantadas, Los duros empedrados, y assi brauos, Hollandose ligeros, mil pedazos, Ganosos de arrancar se van haziendo, Assi los brauos baruaros soberuios, Haziendo mil lindezas y faltando, Hiriendo aquel peñasco à puros golpes, De las valientes plantas que assentauan, Y con fuerça de gritos y alaridos, Vn infernal clamor alli subian, Tan horrendo y grimoso que las almas, De todos los dañados parecian, Que alli su triste suerte lamentauan, Este baile turò hasta que el Alua, La misera tiniebla fue venciendo, Y dando buelta al Muro por lo alto, Dixo Zutacapan en altas bozes, Viendo que auia bien auierto el dia, Que a que aguardan tanto los Castillas, Que ya estauan cansados de aguardarlos, Y lebantando todos grandes gritos, Diziendonos palabras afrentosas, A la batalla todos incitauan, En esto vnos Cauallos se acercaron, A vnos charquillos de agua llouediza, Y estando alli bebiendo nos flecharon, Algunos dellos, y otros nos mataron, Mas no les salio el hecho tan barato, Que al descuido, Cordero con Zapata, Por orden del Sargento les salieron, Y al Capitan Totolco su caudillo, Del gran Gicombo, suegro regalado, Y de Luzcoija padre muy querido, Muerto le trujo a tierra el buen Zapata, Siendo el primero que mostró el esfuerço, Del Castellano vando belicoso, En esto los demas se retiraron, A muy gran priessa todos de aquel puesto, Viendo pues el Zaldiuar tal sucesso, A consejo mandó que se juntasen, Y estando juntos todos con cuidado, Assi les fue diziendo reportado, Quando todos partimos del presidio, Discretos caualleros no ignoramos, Que supieron los baruaros, salimos, A sola la vengança y el castigo, De aquestos que este fuerte abraca y tiene, Cuias balientes fuerças todos juntos, Supimos y alcançamos no ser menos, Que agora se nos muestran y descubren, Si puestos en el puesto donde estamos, Alçasemos la mano y sin enmienda, Dexassemos la causa començada, Qual serà aquel seguro que assegure, Nuestras honrras y vidas si tal mancha, Viessemos en Españoles los vezinos, De todas estas tierras comarcanas, Y por salir mejor de aqueste hecho, Pusoles por delante vuestro ceptro, Con omenage eterno obedecido, Y la Española sangre no cansada, De ser siempre leal, y los disgustos, De tan prolijos tiempos padecidos, Trujoles assimismo à la memoria, Aquel inmenso premio y altas cruces, Con que señor honrrais los nobles pechos, De aquellos valerosos que en las lides, Entre temor dudosos y esperança, Triunfaron como buenos de los hechos, Que assi como valientes alcançaron, Por cuias justas causas les dezia, Que pues por flacos medios pocas vezes, Grandes cosas se alcançan y, consiguen, Que a escala vista doze permitiessen, Que aquestos muros juntos escalasen, Que señalados todos los tenia, Para cuio buen fin dixo assimismo, Señores compañeros aduirtamos, Que razonar vn grande cortesano, Con vn vil, bronco, baruaro, grossero, Y tratar con el cosas que no caben, Mas que en vn limpio, claro y cultiuado, Sagaz, discreto, y alto entendimiento, Es querer que los pezes se apacienten, Por los subtiles ayres delicados, Y que los cierbos sueltos por el agua, Con presuroso Curso la atropellen, Y assi por esta causa soy de acuerdo, Imitando si puedo en este hecho, Al madrigado simple ole tragedia, Cuio fingir taimado desembuelto, Es como si otra cosa no encubriesse, Que assi cubierto todo y rebocado, Sera bien que yo habla aquestos Indios, Diziendoles que quiero por la cumbre, Mas alta del Peñol subir arriba, Con todos los soldados de a cauallo, Con cuio trato doble deslumbrados, Viendo que juntos todos emprendimos, La dificil subida peligrosa, Sera posible todos desamparen, Sus puestos, y al socorro partan luego, Y assi los doze salgan señalados, Para escalar los muros lebantados, Sin que persona alguna los impida, Pues aprouando todos este acuerdo, Salio el sagaz Sargento, y junto al muro, Cuia vertiente casi cien estados, De grimosa caida descubria, Mandó que les dixessen y auisasen, Que pues que no le dauan cuenta alguna, De las muertes injustas que causaron, A nuestros compañeros, que el queria, Por solo que supiessen y alcançase, Las fuerças y valor de los Castillas, Subir por aquel puesto y darles muerte, Passandolos à todos à cuchillo, Y porque no dixessen ni alegasen, Que no les auisaua, auia querido, Señalarles el puesto y preuenirlos, Y assi boluio las riendas, y al descuido, A todos los dexò con gran cuidado, Y porque aqueste hecho mas se entienda, Ya tengo señor dicho y declarado, Que estauan dos peñoles lebantados, Mas de trecientos passos diuididos, Los terribles assientos no domados, Y estaua vn passaman del vno al otro, De rocas tan soberuias que ygualauan, Con las mas altas cumbres que tenian, Entendido pues esto con secreto, Dexó doze Españoles escondidos, Al socaire de vn risco muy pegado, Al primero peñol, y luego al punto, Mando quitar las tiendas de manera, Que todos claro viessen y notasen, Que sin que Castellano alli quedase, Al prometido hecho todos juntos, Determinados yuan à matarlos, Y assi partieron todos de arrancada, Rasgando los costados poderosos, De los brauos cauallos animosos, Y viendo alli los baruaros que juntos, Los Españoles yuan denodados, A subir por el puesto señalado, Como baruaros todos luego al punto, Teniendo por verdad aquel engaño, Dexando sus assientos arrancaron, A defender el passo mas seguro, Que toda aquella fuerça alli alcancaua, En esto aquellos doze que escondidos, Al socaire del risco auian quedado, Salieron con esfuerço acometiendo, La fuerça del Peñol jamas vendido, Segun vereis gran Rey si soys seruido.

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