Verano, por Joaquín Sorolla

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Datos principales


Personaje relacionado

Joaquín Sorolla

Desarrollo


Las playas valencianas serán las protagonistas de buena parte de la producción de Sorolla. Niños y niñas jugando en el agua o saliendo del baño, pescadores, barcas varadas, mujeres paseando o vistiéndose se convierten en auténticos iconos para el maestro valenciano, captando de manera espectacular la vida cotidiana de su tiempo. Una de las imágenes más atractivas de esta serie de obras de playa es la titulada Verano, pintada en 1904. En primer plano contemplamos a una niña con un amplio vestido, que lleva a otra de la mano. La niña de blanco sujeta, a su vez, a un niño de pelo rubio que está desnudo. Tras este primer grupo se sitúa una cría que dirige su mirada hacia el espectador; en el plano medio de la composición se encuentra otra niña, vestida de azul y con una cinta roja sujetando su coleta, dirigiéndose hacia la madre, figura que ocupa la zona derecha de la escena, vistiendo un amplio traje blanco. Con sus manos sostiene al chiquillo desnudo, que tapa su cara con las manos para evitar el destello del sol. Otra madre, ésta con una blusa rosa, acompaña a su hijo en el baño. El fondo de la composición está ocupado por varios niños bañándose en el mar, junto a una madre que sostiene en brazos a su retoño. Si bien las figuras tienen un importante papel en el conjunto, la verdadera protagonista del lienzo es la luz, una iluminación del atardecer en el Mediterráneo, que inunda toda la escena y crea sombras coloreadas, tal y como puede contemplarse en las telas blancas.

Esta luz identificativa del artista baña todos los elementos de la composición y dota al conjunto de un aspecto más atmosférico, creando una sensación ambiental difícilmente superable. Otro aspecto significativo del lienzo es la manera de pintar de Sorolla. Emplea un firme y seguro dibujo, con el que modela de manera casi escultórica a sus personajes, pero aplica el color de forma rápida y empastada, pudiendo apreciarse las pinceladas en sus telas, relacionándose en su forma de pintar tanto a los grandes maestros de la escuela española como a los impresionistas. El resultado es una obra que nos transporta a las playas levantinas, haciéndonos partícipe del baño de estos pequeños en una tarde de verano.

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