La catedral de Santiago de Compostela

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Datos principales


Desarrollo


La obra que culmina el románico en la península Ibérica es la catedral de Santiago de Compostela. El obispo Gelmírez será el principal promotor del proyecto en el último tercio del siglo XI. La catedral presenta una planta característica de las iglesias de peregrinación, con tres naves, amplio crucero también de tres naves con capillas semicirculares y una girola que presenta capillas radiales. Sobre las naves laterales y las del transepto corre una tribuna que contrarresta el empuje de las bóvedas de cañón de la nave central, permitiendo crear un espacio en el que los peregrinos podrían asistir al culto. Estas tribunas se cubren con bóvedas de cuarto de esfera. La elevada nave central se cubre con bóveda de cañón y tiene casi 22 metros de altura, apoyándose en pilares de basa cuadrada y circular que se alternan. Sobre el transepto se eleva un gran cimborrio. Las obras de la catedral se finalizan en 1168 con la contratación, por parte de Fernando II, del Maestro Mateo, el arquitecto que diseña la cripta sobre la que se asienta el último tramo de las naves y el pórtico entre las dos torres. La cripta servirá para salvar el desnivel del terreno, y sobre ella se alza la gran fachada occidental, tras la que se encuentra el famoso Pórtico de la Gloria. El edificio se proyectó con nueve torres que aportaban al conjunto un acentuado aspecto de fortaleza. Las torres de la fachada occidental se sustituyeron en el siglo XVIII por la famosa fachada del Obradoiro, labrada en estilo barroco por Casas y Novoa.

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