La basílica de San Pedro en Roma
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Datos principales
Desarrollo
El culto cristiano necesitaba que el templo diese cabida a todos los actos de su liturgia y asiento a sus fieles. Estos requisitos exigían un templo grande y cerrado, eligiendo como modelo un edificio civil: la Basílica Ulpía, con cinco naves y dos cabeceras absidiales al que se añadiría una nave transversal y un arco de triunfo que ponían el edificio bajo el signo de la cruz. En el año 326 Constantino ordenó la construcción de la basílica de San Pedro en Roma en el lugar donde el apóstol sufrió martirio y fue enterrado, edificándose en una parte de la superficie que ocupaba el circo de Nerón . La basílica se convirtió en uno de los modelos basilicales más imitados. Sabemos cómo era gracias a diversos dibujos y pinturas, ya que será transformada por Bramante a partir de 1506. La iglesia tenía cinco naves, alcanzando la central casi 20 metros de anchura y unos 100 de largo, abriéndose en ella ventanas que permitían una tenue iluminación. La separación entre esta nave y las laterales se hacía por columnas con arquitrabes mientras que las naves laterales se separaban por arquerías. El amplio transepto tenía la misma altura que la nave central, sobresaliendo por los lados de las naves laterales. En este transepto se encontraba la tumba de San Pedro, bajo un baldaquino, y frente a ella se abría un ábside en el que se situaban el obispo y los presbíteros en las ceremonias religiosas. La cubierta de la iglesia era una sencilla techumbre de madera. Ante la basílica se encontraba un amplio atrio porticado que servía de transición entre el exterior y el interior de la iglesia. Desde este pórtico se accedía al templo a través de cinco puertas abiertas a la nave central y las laterales. En el centro del atrio se hallaba una pila de agua cubierta con un baldaquino Una amplia escalinata permitía el acceso al atrio, con una galería y una elevada torre en la zona derecha y otra torre de base cuadrada en la izquierda. Las construcciones realizadas en época renacentista y barroca amplían, como podemos observar, la superficie de la primera basílica.