El Palacio Real de Olite
Desarrollo
El palacio-castillo Real de Olite es uno de los monumentos más emblemáticos y hermosos de Navarra. Comenzado a construir por el rey Carlos III el Noble a principios del siglo XIV, es también uno de los mejores conjuntos del gótico europeo. El Palacio fue edificado en diversas fases, como a impulsos. Se utilizó como base un edificio anterior, que se fue ampliando y al que se le añadieron nuevas construcciones. Las obras marchaban de manera lenta cuando la esposa del rey, Leonor de Trastámara , abandonó la Corte navarra para instalarse en Castilla junto a su hermano Juan I . Aducía Leonor que la navarra era una Corte pobre e insegura. Carlos III prometió a su esposa que, si regresaba, la instalaría en un palacio rodeada de los mayores lujos. Leonor volvió en 1395, y Carlos mandó acelerar las obras y construirlo con la mayor suntuosidad y exuberancia. Para su edificación, el rey llamó a su corte a numerosos maestros y artesanos peninsulares y europeos. Estos aportaron un tipo de arquitectura muy del gusto francés, que se puede ver en los miradores, la proliferación de torres y las chimeneas con tejados de plomo. El conjunto presenta un airoso perfil, aunque irregular, a consecuencia de las diferentes etapas constructivas. Podemos observar esbeltas torres, estrechos corredores, balcones y ventanales, torreoncillos angulares sobre cornisas voladas y una laberíntica estructura, que lleva al caminante a través de numerosas salas, patios y galerías. Los muros eran de gran espesor y los techos elevados. Artistas mudéjares colaboraron en la ornamentación, desgraciadamente desaparecida, hecha a base de yeserías, alicatados y ladrillos. Famosos fueron sus excelentes jardines, en los que el Príncipe de Viana , gran aficionado a la zoología, reunió leones, osos, camellos y otros animales. También hubo fuentes, cenadores y naranjos, entre otros caprichos reales. Junto al castillo, la iglesia de Santa María La Real es un excelente templo gótico, en el que destaca su exuberante portada, de gran riqueza iconográfica.